Con el 90,23 % de los votos escrutados, Daniel Noboa obtuvo el 52,29 % de los votos frente al 47,71 % de la correísta Luisa González, una ventaja de 4,58 puntos porcentuales. Siendo el próximo para gobernar entre diciembre de 2023 y mayo de 2025, completando el período de Guillermo Lasso, quien invocó en mayo pasado a la llamada "muerte cruzada", una figura de la Constitución que le permitió disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones extraordinarias, y evitar ser destituido.
Domingo 15 de octubre de 2023 23:00
Daniel Noboa, de la alianza ADN, el 15 de octubre de 2023. - Foto: AFP
Escribimos este artículo al filo del resultado electoral. Noboa, perteneciente a la élite ecuatoriana, cumplió el tan anhelado logro de conseguir la presidencia en la que su padre, el magnate del sector bananero Álvaro Noboa, intentó en cinco ocasiones. Unas elecciones marcadas por una profunda crisis política, económica y social sin precedentes inmediatos, acrecentada por la ola de violencia y asesinatos políticos. A tal punto que fueron realizadas bajo el régimen de Estado de excepción, que implica la suspensión de algunos derechos fundamentales como la inviolabilidad de domicilio.
Con este resultado se frustran las esperanzas del correísmo que venía levantando cabeza, que le devolvía el aliento con un posible retorno al Palacio de Carondelet. Daniel Noboa dio la sorpresa en la primera vuelta, pues de acuerdo a las encuestas lo situaban lejos de los candidatos favoritos, cuando obtuvo el 23,73% frente a la ahora derrotada, Luisa González que se ubicó en primer lugar con el 33,25% de los votos.
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Así, la candidata de Revolución Ciudadana, el movimiento político que lidera el expresidente Rafael Correa, corrió la misma suerte que Andrés Arauz - su actual compañero de fórmula -, cuando en el 2021, luego de haber conseguido el 33% de los votos en primera vuelta fue derrotado en el balotaje por el banquero Guillermo Lasso que aglutinó todos los votos de los distintos candidatos de centro y derecha.
Sus orígenes y el programa de Noboa
El padre del presidente electo, Álvaro Noboa, es considerado el hombre más rico de Ecuador, dueño de un conglomerado que comenzó en el cultivo, comercialización y exportación de banano -el principal cultivo de Ecuador- y ahora incluye más de 128 empresas en decenas de países. Es de conocimiento público que la exportadora bananera Noboa tiene problemas con el fisco por pagos pendientes de impuestos por casi 90 millones de dólares, y sobre el flamante presidente electo se reveló en las últimas horas de campaña que se benefició de negocios en paraísos fiscales.
Ha sido este crucial empuje empresarial la clave para su meteórica carrera política que inició en 2021, cuando consiguió un escaño en la Asamblea Nacional, y durante toda su campaña intentó ubicarse por fuera de lo que llamaba la "partidocracia". A partir de diciembre ocupará la silla presidencial del Palacio de Carondelet de la mano del partido Acción Democrática Nacional y en alianza con otras fuerzas políticas.
En su campaña sacó a relucir sus posturas continuistas del programa neoliberal de Guillermo Lasso, afirmando además que el gobierno debe ser limitado, el Estado reducido que implica también reducciones presupuestales para la educación y la salud pública. En un momento de la campaña propuso convertir los barcos en cárceles flotantes para los que llamó criminales más violentos, militarizar las cárceles, los puertos y las aduanas. Públicamente hacía prevalecer sus opiniones de apoyo a figuras políticas de extrema derecha, como Donald Trump, Jair Bolsonaro y el partido español Vox.
Más aún, su candidata para vicepresidencia, Verónica Abad, es una representante de la extrema-derecha y con abiertas posturas anti-derechos, que se describe como una mujer clásica y provida. Llega al extremo de opinar que las mujeres con hijos no deben ganar el mismo salario que un hombre que ejecute su mismo cargo o trabajo, pues las madres trabajan menos porque el rol materno exige más tiempo.
Los anuncios que gobernarán por decreto no tardaron en llegar, alegando tiempo, pero sobre todo porque no tienen base parlamentaria, colocándose por encima u obviando la Legislatura. Así como una "consulta popular" para reformar el código penal, endurecer penas, segmentar cárceles, introducir jueces sin rostro, establecer jurados "independientes" sin especificar lo que eso significa.
Con este perfil es que el binomio Noboa-Abad, gobernará hasta completar el ciclo de Lasso, siendo continuadores, si tomamos sus anuncios de campaña, de las medidas neoliberales, los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sosteniendo que profundizarán la dolarización del país. Justo el mismo coctel que que llevaron a las continuas protestas y movilizaciones que jaquearon a Guillermo Lasso.
El corto período del gobierno de Noboa cruzado por la inestabilidad política
Noboa asumirá la presidencia, producto de la convocatoria a las elecciones extraordinarias luego que el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso activara en mayo lo que se da en llamar “la muerte cruzada”. Un mecanismo autoritario y antidemocrático que permite la Constitución Nacional, decretando la disolución de la Asamblea Nacional, alegando “grave crisis política y conmoción interna”, y convocando nuevas elecciones generales.
Por tal razón Daniel Noboa solo completará el periodo 2021-2025, por lo que el flamante presidente dispondrá de un mandato de 17 meses antes de que el país vuelva a las urnas para unas nuevas elecciones generales. Pero en este corto tiempo tendrá que buscar mecanismos de gobernabilidad con alianzas políticas por su débil representación parlamentaria, y se topará con un correísmo como primera fuerza política en la próxima legislatura.
La situación de inestabilidad política y de profunda crisis económica y social, le pueden complicar el panorama político al empresario bananero Noboa. Más aún si viene, tal como lo ha afirmado, con el mismo programa del banquero Guillermo Lasso, por lo que voto que ahora lo lleva al gobierno pronto podría erosionarse. Por paradójico que parezca llega en condiciones de debilidad política, por la poca base parlamentaria, lo que lo obligará a ampliar su gobierno con más factores de poder.
Pero solo serán menos de dos años, por tanto el correismo seguirá afilando las uñas para el 2025, en su esperanza de volver al palacio presidencial, en estas elecciones mantiene su hegemonía en toda la región costera y el norte de la Amazonía, con buen resultado en las pasadas elecciones regionales, y se mantiene como primera bancada en el Parlamento. Estará a la espera que Noboa realice todo el trabajo de los ajustes que exige el FMI en función de los préstamos por 6.500 millones desembolsados entre 2020 y 2022, y buscar llegar con cara "renovadora" al gobierno.
La crisis que dieron origen a las elecciones extraordinarias decretadas por Guillermo Lasso
Como escribimos en un reciente artículo, la profunda crisis económica y social que han tenido de telón de fondo de estas elecciones, deviene de las severas medidas de ajuste dictadas por el FMI y el mantenimiento de la dolarización, que se profundizaron de la mano del gobierno de Guillermo Lasso, pero que había anticipado el gobierno de Lenin Moreno que dejara el correismo. Lasso representó el regreso de la derecha al poder estatal y con él radicalizando las políticas de ajuste; todo un coctel explosivo de ataques generalizado a las grandes mayorías trabajadoras y populares. Por eso el descontento y las continuas protestas en el país, directamente relacionados con la adopción de estas políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los grupos económicos más poderosos, no se hicieron esperar.
Si Lasso consiguió mantenerse por más tiempo en el gobierno, fue por el respiro que le dieron las direcciones políticas, sobre todo de aquellas que se arrogaban dirigir las protestas, todo bajo el discurso del diálogo. Pero la crisis se fue profundizando, no solo por el descontento generalizado sino por la descomposición del propio gobierno de Lasso marcado por la corrupción, y el evidente desarrollo de la violencia tras el fortalecimiento de organizaciones del narcotráfico, en las que el propio gobierno se veía salpicado. De allí el decreto de “muerte cruzada” de Guillermo Lasso casi a mitad de mandato, una maniobra autoritaria y antidemocrática que permite la Constitución Nacional, decretando la disolución de la Asamblea Nacional, alegando “grave crisis política y conmoción interna”, y convocando a elecciones generales extraordinarias. Todo para evitar una caída abrupta que incluso podría implicarle, ya fuera del gobierno, cuestiones penales.
La situación se profundizó, y con ello se fue agudizando la crisis social y la pobreza, con las consecuencias que afectaron y afectan directamente a la clase trabajadora y a los sectores populares. Esta situación es la que ha sido el caldo de cultivo para que proliferen el desarrollo de bandas delictivas, directamente relacionado con el deterioro de las condiciones económicas, que aprovechan la falta de oportunidades de estudio y empleo, especialmente entre la juventud precarizada. Bandas que tampoco podrían crecer sin vínculos con sectores del Estado, como los militares, policías, jueces y personal político de la corrupción.
El continuismo de Noboa y las perspectivas de las grandes mayorías trabajadoras y populares
Daniel Noboa representa al sector empresarial y de la derecha, continuador de las políticas de Lasso y de la mano del FMI, que viene con un programa de ataque al pueblo -ya sus asesores hablan del aumento del IVA y la eliminación del subsidio a la gasolina-, y con una vicepresidenta de los más rancio de la derecha.
Frente a tal situación, las grandes mayorías trabajadoras, populares y explotadas tienen que prepararse y retomar la agenda planteada y que pusieron sobre el tapete en los continuos levantamientos como el de octubre del 2019 y junio del 2022, entre otros. Por eso, deben exigir a las direcciones de los sindicatos, a las direcciones de los movimientos como de la CONAIE y otras direcciones de los sectores de masas, que dejen cualquier conciliacionismo con Noboa, como hicieron con Lasso.
Los trabajadores, los pueblos originarios y los sectores deben dar un basta a que la crisis caiga sobre sus hombros, y plantarse para que de una vez por todas la paguen los capitalistas. La clave está en organizarse de manera independiente confiando únicamente en sus propias fuerzas y levantar un programa de lucha desde abajo.