El anuncio de 300 despidos en las plantas de SanCor en Córdoba y Santa Fe muestra la continuidad de un plan de ataque de las patronales y la complicidad de gremios y la Secretaría de Trabajo provincial.
Miércoles 29 de enero 14:42
Los más de 300 despidos anunciados por la empresa SanCor en sus plantas de Córdoba y Santa Fe se suman a una ofensiva más general de sectores empresarios con despidos masivos en distintas empresas de todo el país. Aprovechando el aval que les dan las políticas del gobierno nacional, se vienen sucediendo despidos masivos pero también respuesta de las y los trabajadores como sucedió en Granja Tres Arroyos.
El ataque de la patronal SanCor no es nueva ni aislada dentro de la industria láctea. Como tampoco lo es la complicidad de la conducción de Atilra nacional encabezada por Héctor Luis Ponce como de las distintas seccionales y de la secretaría de trabajo a cargo de Omar Sereno. Las fábricas ubicadas en Devoto y La Carlota dependen de la seccional Devoto y Villa María respectivamente, que parecieran estar todos de vacaciones ya que los despidos no valieron ni siquiera un posteo en Instagram.
Pero la ofensiva de las empresas y la complicidad gremial no es patrimonio exclusivo del grupo SanCor y esas seccionales de Atilra. En la ciudad de Córdoba la empresa Arsa (ex SanCor) que pertenece al grupo Vicentín, mantiene dispensados sin goce de sueldo a 100 trabajadores desde mayo del 2024 y a los 150 trabajadores que están en funciones les vienen recortando el 40% de su salario.
La situación empeora en la empresa La Lácteo. De 150 trabajadores entre las plantas de Córdoba y Villa del Rosario, hoy se encuentran trabajando sólo 90 con la misma situación que los trabajadores de ARSA. De los 60 dispensados sin goce de sueldo, despidieron a más de 20. Además, no dejan entrar a la planta a los delegados, avasallando los más básicos derechos sindicales. Sin que medie orden judicial, juicio de desafuero ni ninguna otra medida legal a la que apelan las patronales para atacar derechos sindicales, los delegados se encuentran afuera de la planta hace un año. La seccional de Atilra a manos de Oscar Rodriguez deja pasar estos ataques.
De nada sirvieron las presentaciones en la secretaría de trabajo provincial en manos de Omar Sereno, que deja que las empresas hagan lo que quieran.
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La situación que atraviesa la industria láctea no tiene una relación directa con la "crisis económica" que sirve para justificar los distintos ataques patronales contra los trabajadores. No sólo porque son empresas que han tenido grandes ganancias en las últimas décadas, sino que aprovechan el apoyo de gobiernos nacionales y provinciales para incurrir en fraudes permanentes, con tomas de deuda y vaciamiento para declararse en quiebra y luego reabrir con otro nombre o tomar nuevos trabajadores con contratos precarios. Esto es lo que hizo la familia Filipi con el grupo SanCor en la década del 90 y ahora lo repiten en La Lácteo.
Sin ir más lejos, La Lácteo está aumentando su producción respecto al año pasado luego de asociarse con el grupo La Ramada S.A. produciendo cerca de 100 mil litros diarios, pero manteniendo sólo 90 operarios cobrando el 60% del sueldo y sin reincorporar a los trabajadores dispensados.
Si las empresas están haciendo lo que quieren con los trabajadores no es sólo por el apoyo del gobierno nacional y la secretaría de trabajo de la provincia. Lo pueden hacer por la complicidad absoluta de la conducción de Atilra.
En esta situación de ataque a todos los derechos laborales, es importante la organización democrática de los trabajadores, recuperar las organizaciones sindicales para ponerlas al servicio de la lucha y de la coordinación con otros sectores que vienen resistiendo los embates de este gobierno. Como lo hicieron los trabajadores químicos de Río Tercero, los estudiantes, jubilados y como lo están haciendo el movimiento de mujeres y del colectivo LGTBQI+.