No es ninguna novedad que nada se hace por sí solo, pero si lo es hablar de quienes son invisibilizadas ¿Alguna vez te preguntaste como llego esa etiqueta al limón que compraste? ¿O quien cubrió con papel esa manzana que está en vidriera? Mujeres, adolescentes, madres, abuelas ellas son a las que contratan por temporadas y con sueldos basura, sin ningún derecho, para que empaquen la fruta.
Valentina Schatz @valen.schatz Estudiante de Comunicación Social - UNJu
Domingo 23 de mayo de 2021 21:45
Domingo 23 de mayo, acompañados del típico sol de otoño, emprendimos viaje hacia Libertador, capital del departamento Ledesma en Jujuy, las tierras del calor, de los mosquitos y también de la fábrica más grande en la provincia. Teníamos dos horas de viaje y no mucho para charlar, asique el paisaje se convirtió en acompañante.
El borde de la ruta estaba vestido de amarillo, con tanto tiempo de solo mirar se vuelve sencillo encontrar bellezas hasta en los yuyos que son puramente maleza, Ledesma como varios lugares de la provincia tienen gustito a sepia, son capsulas en el tiempo, que mantienen intacto el aire de los 90.
Ya adentrados en la ciudad, muy cerquita de llegar, pasamos por Ledesma SAAI, que para contextualizar, esta empresa es de Carlos Pedro Blaquier, quien fue autor de inmensas atrocidades en la provincia, como por ejemplo la noche del 27 de julio del 76, conocida como “la noche del apagón”, esa noche Blaquier apago las luces, las casas fueron invadidas por cientos de efectivos de las fuerzas armadas, desaparecieron 400 personas, que fueron trasladadas en vehículos de la empresa hacia los galpones de la misma, donde fueron brutalmente torturados.
Con 10 para las 12, después de estacionar, ya sobre la calle, prendimos un pucho como para ambientar, después de un rato entramos al lugar donde había un par de personas, entre ellos estaba Pepita, abundaban las historias pero con ella me puse a charlar.
Ella estaba contenta, es de estas personas que desborda alegría y de las que con la risa te suelen contagiar, claramente le gusta charlar. Tiene cuarenta años, es madre soltera, así como su hija que vive con ella. También es trabajadora del sector del empaque en la empresa Ledesma, desde hace 23 años.
Siempre me dio curiosidad lo que pasa dentro de la fábrica, los comerciales que pasan te hacen pensar que lo mejor que te puede pasar es entrar a trabajar en la empresa, pero ella más que nadie sabe lo que es trabajar para Blaquier. Claramente no me destaco en matemáticas pero estoy segura que si trabajaste de corrido desde el 98 hasta acá, de ninguna forma podes tener 6 años de antigüedad.
Estamos saliendo de la temporada de los limones así que eso es lo que tienen que empacar, 150 cajas de 18 kilos tienen que completar en la jornada laboral, por cada caja les pagan 11 pesos, ¡sí! 11 míseros pesos a mujeres que dejan sus espaldas, tendones, hombros y su vida en el trabajo.
Yo me empecé a rebelar me dice, mientras me cuenta que se niega a trabajar los domingos y los feriados nacionales porque está harta de dejar su vida por 11 pesos la caja “todo el tiempo nos dicen que somos un número, jamás me llamaron por mi nombre, yo soy 56723/86...” me dice y continua ejemplificando todas y cada una de las amenazas que recibió “acordate que tenes un nietito, yo que vos lo pensaría dos veces, porque atrás tuyo hay cientos que podrían estar en tu lugar”.
“Una vuelta nos quisieron cambiar por máquinas de última tecnología, traídas de Europa, pero esa cosa duro una semana funcionando, yo tengo muy claro lo que vale el trabajo de estas manos” esa oración sintetiza todo, déjame decirte Pepita que sí, tus manos y las manos de toda la clase obrera son las que mueven el mundo.
Me dijiste que mi nombre significa valentía, pero para mí el significado de valentía está en lo que vos haces, cada vez que te plantas contra esos miserables, cada vez que cuestionas a los que te esclavizan y sobre todo cada vez que peleas por una vida mejor.
Volvimos a emprender viaje, ahora de regreso, pero esta vez el camino no era el mismo y yo tampoco.