Arrancan semanas decisivas en la negociación de los presupuestos catalanes. La CUP tiene prisas para negociar. ERC y el gobierno las tienen para aprobarlos.
Jueves 4 de noviembre de 2021
Las negociaciones de presupuestos siempre son complicadas. En primer lugar porque significan un apoyo a la política del gobierno. Esto es normal cuando se trata de gobiernos de coalición, pero es más difícil cuando se trata de negociarlos con los partidos que pueden apoyarlos desde sus escaños. Además, los presupuestos catalanes se están tratando al mismo tiempo que los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Es una negociación a muchas bandas y compleja.
Compleja porque, como decimos, a cada banda hay gobiernos de coalición y cada grupo quiere destacar su aportación para mantener su “perfil político”. Esto es el que está pasando entre el PSOE y Unidas Podemos alrededor de la reforma laboral. Y también es el que ocurre entre la CUP, socio prioritario y el gobierno de Pere Aragonès.
Este martes ha empezado la tramitación de los presupuestos en el pleno del Parlamento. El gobierno de la Generalitat quiere aprobarlos lo más rápidamente posible. Para hacerlo, además, cuenta con la “buena voluntad” del PSC. Más todavía, teniendo en cuenta que ERC ha permitido la tramitación de los PGE. Pere Aragonès tiene la posibilidad de jugar a dos bandas, pero un acuerdo con el PSC haría perder el apoyo de la CUP. Y depender del apoyo del PSC para gobernar sería un problema para ERC.
Por otro lado, la CUP quiere tiempo para estudiar los presupuestos y poder incidir con sus propuestas. Por un lado dice querer aumentar el presupuesto de la sanidad pública, que el 25% de este sea para la atención primaria y que el gobierno destine mil millones de euros a políticas de vivienda creando un parque público con precios asequibles.
Ahora bien, estos contenidos no pueden borrar que la administración catalana subcontrata trabajadores en condiciones precarias, como tampoco puede borrar que la Generalitat tiene una gran parte de los interinos en fraude de ley. No podemos olvidar que todavía arrastramos muchos años de recortes de Artur Mas. Al fin y al cabo, tanto ERC como JxCat gobiernan a favor de la burguesía catalana.
Durante la crisis de la Covid-19 se han traspasado millones de euros de los presupuestos públicos a la sanidad privada. A la vez se hacían contratos temporales al personal sanitario (como antes de la crisis) y se los ponía en la calle cuando la crisis menguaba. Esto lo hizo gobierno de JxCat y ERC cuando en Pere Aragonès era vicepresidente y consejero de Economía. Sin olvidar también la presentación de su proyecto para subcontratar a trabajadores públicos, la Ley Aragonés.
Lo más probable es que la dirección de la CUP de su visto y aprobado a estos presupuestos. De hecho, la misma formación independentista fue responsable de la creación de este gobierno. Primero con el pacto de gobierno con ERC, dándole dos años de confianza, y después intentando facilitar la formación de gobierno entre los republicanos y JxCat. La CUP ya lleva muchos meses apoyando a los partidos processistas y nada hace pensar que cambie su estrategia la próxima semana.