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El legado leninista y la política histórica oficial rusa

POR LAS REVISTAS: ILYA BUDRAITSKIS

LENIN
Ilustración: Juan Atacho

El legado leninista y la política histórica oficial rusa

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Presentamos aquí la entrevista “Por qué la política histórica oficial rusa no necesita al verdadero Lenin y cómo su método es relevante en un momento de crisis”, realizada al historiador Ilya Budraiyskis, docente te teoría social en Escuela de Ciencias Sociales y Económicas de Moscú, publicada en inglés en LeftEast, sobre el legado leninista y cómo es tratado, en la actualidad, en la Rusia de Putin.

El 22 de abril se celebró el 150 aniversario del nacimiento de Vladimir Lenin. En los años 90, fue demonizado como parte de una ola de negatividad contra todo el pasado comunista. En la Rusia actual, el Estado está tratando de eliminarlo de lo público y los medios. ¿Lenin, en contraposición de Iósif Stalin por ejemplo, se convirtió en una figura histórica menos significativa para el gobierno y el público?

No estoy totalmente de acuerdo. En los últimos años, la imagen de Lenin se ha encontrado a menudo en los productos de la cultura de masas, y en los discursos de los altos funcionarios del Estado. Y todas estas referencias en los discursos suelen ser extremadamente negativas. Se lo retrata como un criminal, un agente extranjero y un fanático que estaba dispuesto a pisotear los intereses del país para hacer realidad sus ideas utópicas. Así que la criminalización política de Lenin en Rusia como una figura histórica negativa es bastante obvia. Y, por supuesto, está ligada directamente con la línea general de criminalización de la Revolución rusa y la revolución en principio como un fenómeno.

Lenin, sin embargo, sigue siendo una figura controvertida para el Estado ruso actual. Por un lado, es una figura histórica tóxica: es un revolucionario y un destructor del Estado. Por otro lado, es el fundador del nuevo Estado soviético, y, como resultado, Lenin encaja en la idea oficial de la continuidad del Estado a lo largo de la historia de Rusia. Según esa narración, el Imperio Ruso, la Unión Soviética y la actual Federación Rusa fluyen sin problemas entre sí. No hay una ruptura histórica entre ellos. Solo representan diferentes nombres y rostros del mismo Estado. Desde este punto de vista, Lenin merece tanto respeto como Iván Kalita, la emperatriz Elizabeth o Boris Yeltsin. Limpio de sus ideas políticas y de su biografía real, este Lenin es el Lenin funcional y el Lenin conmemorativo. Tan pronto como representa al verdadero Lenin histórico, el rebelde y destructor del viejo orden, se transforma instantáneamente de un digno gobernante en un monstruo.

Hay una extraña esquizofrenia en la política histórica oficial actual que prefigura directamente la ausencia de celebraciones serias y discusiones públicas en torno a este aniversario. Al mismo tiempo, hay una larga tradición de demonizar a Lenin entre la intelectualidad post-soviética. Me parece que esta criminalización liberal de Lenin como fanático y apologista de la violencia, paradójicamente, se hace eco de la condena conservadora de él como destructor del imperio y espía alemán.

Al mismo tiempo, si tomamos la comunidad conservadora-patriótica rusa, dejando de lado sus aspectos religiosos-monárquicos, por regla general, esta idea de la continuidad histórica del Estado ruso reconoce el papel de Lenin y los bolcheviques en la creación de la URSS en lo que ellos piensan que es un gran país a pesar de su repudio a la revolución. ¿Cómo evalúa la actitud actual hacia Lenin por parte de las diferentes fuerzas sociales y políticas rusas?

Tenés razón. Nuestro público patriótico tiende a ver a Lenin positivamente, pero solo en la medida en que lo conecta con el período soviético, que se percibe principalmente como un Estado poderoso, un imperio. Pero una visión tan favorable de él como fundador de este Estado requiere un completo malentendido o negación de las ideas que Lenin realmente sostuvo y guió sus acciones.

Las ideas de Vladimir Illich no son patrióticas del Estado de ningún modo. Al contrario, se basan en la necesidad de que el Estado se extinga. Él constantemente argumenta esta idea en su El Estado y la revolución. El modelo leninista de la Unión Soviética no es un Estado nacional, sino un prototipo de una comunidad socialista internacional no estatal a la que cualquier país puede unirse. El respeto de los patriotas-estatistas por Lenin (que normalmente incluye a Stalin) se basa en el desprecio y el abandono de él como teórico político y ejecutor. Y la teoría y la práctica siempre han estado inextricablemente unidas para Vladimir Illich.

En la época de Lenin, los partidos o movimientos políticos se construían sobre la ideología, los principios y las visiones del futuro. En nuestra era postmoderna, la política se ha convertido en un área de tecnología política y relaciones públicas, no de ideas. Si hablamos de la práctica política, ¿cuán relevante crees que es la praxis política de Lenin actualmente?

Sí, la política actual se percibe en términos de eficacia independientemente de cualquier idea. Por eso la vida de Lenin es en sí misma un desafío a una actitud tan cínica hacia la política. Era, por supuesto, un hombre ideológico, que por el bien de sus principios estaba dispuesto a ir a contracorriente de las circunstancias y arriesgarse a permanecer en un aislamiento político casi completo. Por otro lado, fue esta idea y principio lo que le permitió dirigir la revolución en 1917. La famosa frase de Lenin de que la política basada en principios es la más práctica está plenamente confirmada por su propia vida. Y, por supuesto, la vida de Lenin está en desacuerdo con la noción instrumental y cínica de la política que vemos hoy en día. Su vida es un recordatorio constante no solo de que las ideas deben seguirse hasta el final, sino que también son capaces de cambiar la realidad.

¿Cómo se corresponde la conocida percepción de Lenin como un genio táctico, conspirador político y con la capacidad de navegar por las situaciones y tomar decisiones cuando otros están perdidos, con él haciendo compromisos y alianzas tácticas necesarias a pesar de sus principios? Si se mira su biografía, parece un hombre extremadamente pragmático, lo que en gran medida condujo al éxito de los bolcheviques.

No llamaría a Lenin un pragmático, sino un hombre que es capaz de revisar sus propios puntos de vista de acuerdo a las realidades cambiantes. Estas son cosas diferentes. Lenin no solo siguió de cerca los acontecimientos, sino que realmente aprendió de ellos. Por ejemplo, propuso el eslogan "Todo el poder a los soviets" cuando los soviets obreros nacieron desde abajo durante la revolución de 1905. Como sabemos, Vladimir Illich no tuvo nada que ver con la aparición del soviet de Petrogrado a principios de 1917, pero vio el poder en manos de los propios trabajadores y soldados como una alternativa a la de la élite que estableció el Gobierno Provisional. También es importante recordar que Lenin no tenía ningún "plan" inmutable para el partido. Mientras que en ¿Qué hacer? (1902) defendió la idea del partido como una organización estrecha de revolucionarios profesionales, luego, justo después de que comenzara la revolución en 1917, los bolcheviques, bajo su dirección, se convirtieron en un partido de masas, donde a lo largo del año decenas de miles de personas se unieron sin experiencia política previa. También cabe mencionar las relaciones de Lenin con otros revolucionarios. Tuvo un amargo debate con León Trotsky o Alexander Bogdanov durante muchos años, pero durante y después de la revolución de 1917, cooperó con ellos como camaradas y personas afines. Pero todos estos cambios tuvieron lugar dentro de una visión del mundo que Lenin mantuvo hasta el final. Nunca reconsideró su lugar en la lucha de clases o sus puntos de vista sobre el inevitable fin del orden capitalista.

¿Las figuras históricas que son tan ideológicas y solo se rigen por principios son bastante incómodas para el discurso contemporáneo porque son tan diferentes de los políticos contemporáneos, que se guían principalmente por resultados prácticos, y probablemente incluso parecen amenazantes para la propia máquina estatal? Incluso la memoria histórica de tales figuras socava los sistemas políticos actuales como totalmente ficticios.

Por supuesto. Las personas con principios firmes no son un peligro para el sistema actual, ya que son incomprensibles para él. Cuando se trata de cuáles principios, ese es otro tema. Si miramos a Rusia a principios del siglo XX, una diferencia con respecto a hoy es la existencia de un cierto número de personas (en su mayoría militares y funcionarios del Estado) que se entregaron sinceramente a la monarquía y para quienes su colapso fue una tragedia personal. Es difícil imaginar que el Estado ruso actual tenga los mismos partidarios de principios que los que se enfrentaron y perdieron ante los rojos en la Guerra Civil.

Por lo tanto, la cuestión no está solo en la firmeza de los principios, sino también en la medida en que se puede ver el inevitable colapso del orden actual. Fue el enfoque marxista de Lenin el que le permitió prever el futuro más que los que querían salvar el Imperio Ruso.

Desde el colapso de la Unión Soviética, la opinión predominante en todo el mundo es que el comunismo ha demostrado ser inviable como idea utópica. No nos referimos a elementos del estado social, pero también se están reduciendo. En la década de 1990, esto se debió a la completa victoria del liberalismo. Pero ahora es porque el mundo ha cambiado. Ya no hay una sociedad proletaria y de clases. Incluso los expertos de izquierda admiten lo difícil que es analizar el trabajo, la realidad digital y demás con el análisis marxista. Dado esto, ¿qué tan relevante es el legado teórico de Lenin del marxismo-leninismo?

Hay que decir que Lenin analizaba, por ejemplo, el imperialismo o el desarrollo del capitalismo en Rusia en un contexto en el que, después de El Capital de Marx, el mundo también había cambiado radicalmente. El comienzo del siglo XX fue diferente al mundo de mediados del siglo XIX. La idea de Lenin fue una renovación bastante audaz de la teoría marxista. Lenin estaba convencido de la necesidad de una revolución socialista en Rusia, aunque las relaciones capitalistas no se habían desarrollado plenamente y la clase obrera era una minoría absoluta de la población.

Por lo tanto, Lenin nos enseña, en primer lugar, que no debemos ver el análisis marxista como un dogma y rechazarlo completamente si se aplica mal a las condiciones existentes. El problema es que para la mayoría de la generación mayor de Rusia, el marxismo está asociado con percepciones que fueron inculcadas en la educación política soviética que solo consistía en un conjunto de dogmas desconectados de la realidad y que simplemente tenían que ser memorizados.

Por supuesto, pocos pueden discutir el hecho de que el mundo de hoy es muy diferente al de la época de Lenin. La clase obrera industrial ha perdido algo de su importancia y ha cambiado mucho. Por otro lado, han surgido nuevas formas de trabajo asalariado. Sin embargo, la principal contradicción del capitalismo, entre el trabajo y el capital, no solo no ha desaparecido sino que se siente cada vez más aguda.

A primera vista, el capitalismo moderno y las formas modernas de empleo son muy flexibles, interconectadas y extremadamente individualizadas. Es decir, los "proletarios" de hoy en día no tienen mucho en común con sus compañeros de trabajo. Los sindicatos no protegen sus intereses, y nadie los obliga a trabajar largas horas. ¿Se puede hablar en general de la solidaridad obrera que ocupaba un lugar tan importante en la ideología bolchevique?

El capitalismo industrial de la primera mitad del siglo XX tampoco generó automáticamente solidaridad entre los trabajadores. Recuerden que la producción fordista no requería ninguna comunicación entre los trabajadores en la línea de montaje. Si la solidaridad y la necesidad de acción colectiva nacieron entre los trabajadores, no fue solo porque estuvieran en la misma fábrica. Fue porque los trabajadores tomaron conciencia de su interés común gracias a la lucha política, a las actividades de los socialistas y a la difusión de las ideas socialistas, a pesar de la amplia división y alienación entre las personas en la producción capitalista. Sin mencionar el hecho de que en el momento de la revolución de 1917, la gran mayoría de la población rusa no pertenecía a la clase obrera. Sin embargo, esta mayoría no proletaria se convirtió en el motor de la revolución, por ejemplo, si hablamos de los soldados y marineros que provenían del campesinado.

Por lo tanto, si queremos hablar de las fuerzas que pueden desafiar el orden establecido hoy en día, debemos entender que solo pueden convertirse en un movimiento a través de su participación en la política, y no solo en función de su lugar en la estructura social moderna.

Pero estamos siendo testigos de un muy serio debilitamiento de los partidos como instituciones de cambio en todo el mundo. La confianza de la gente en la mayoría de las fuerzas políticas está cayendo, como vemos en las elecciones en varios países. Una de las ideas clave de Lenin fue el papel de liderazgo del partido como fuerza de cambio de la realidad. ¿Son los partidos de izquierda capaces de desempeñar ese papel y cuán viables son en el mundo de hoy?

El concepto de partido de Lenin fue un desafío a la forma del partido tal como existía en su tiempo. No solo a los partidos parlamentarios de élite, sino también a los partidos obreros de masas como el Partido Socialdemócrata Alemán. Los socialdemócratas europeos asumieron que los trabajadores, en virtud de su relación con los medios de producción, debían considerar el partido como una expresión de su interés de clase. Lenin rechazó este enfoque e insistió en que el partido es una organización de revolucionarios, no una organización de masas de la clase obrera. Para los marxistas de la época, el punto de vista de Lenin sobre el partido parecía herético, pero en realidad estaba muy arraigado en las condiciones de la Rusia autocrática y la peculiaridad de la tradición revolucionaria rusa del siglo XIX, en la que Lenin también se basó en cierta medida.

Así pues, si hablamos de la crisis actual del sistema de partidos, estamos hablando, en primer lugar, de la crisis de los partidos parlamentarios dentro de las instituciones democráticas liberales existentes. La lección de la forma de partido leninista de hoy es que necesitamos buscar nuevas formas de organización política que puedan responder adecuadamente a la crisis política y social.

Si hablamos de los partidos de izquierda occidentales contemporáneos, parece que en algún momento han cambiado su enfoque de la protección de los intereses de la mayoría de los trabajadores a los de varias minorías, el feminismo y el ambientalismo. Al mismo tiempo, la nueva derecha, en contraste, ha comenzado a posicionarse como representantes de la clase trabajadora. ¿No es ésta la razón por la que la popularidad de la izquierda parlamentaria ha disminuido? ¿Por qué hubo incluso un cambio en la agenda?

No creo que esta visión sea del todo correcta. Por ejemplo, la exitosa campaña de Bernie Sanders en los Estados Unidos, aunque ahora se ha retirado de la carrera presidencial. Habló directamente sobre el hecho de que apela a todos los trabajadores, sin importar su identidad y actitudes culturales. Al mismo tiempo, a lo largo de su historia, el movimiento socialista nunca ha diferenciado la lucha por los intereses de la mayoría de los trabajadores de la lucha por los derechos de las mujeres y las minorías, incluidas las nacionales.

Si tal oposición se produjo en alguna parte, fue porque algunos de los partidos de izquierda, al pasar a formar parte del establishment, comenzaron a aplicar políticas sociales que en realidad iban en contra de los intereses de aquellos a los que habían representado anteriormente. A veces, este pivote fue ocultado por la nueva retórica relacionada con la protección de los derechos de las minorías. Aunque vemos que el estatus de las minorías supuestamente protegidas por estos partidos de izquierda liberal sigue siendo muy vulnerable.

El fenómeno Sanders es interesante porque surgió en un país como los Estados Unidos donde, a diferencia de Europa, no existe una gran tradición socialdemócrata. Y de repente las ideas socialistas entraron en el discurso político americano y, parece que incluso asustaron al establishment del Partido Demócrata. ¿Cómo explica la popularidad de Sanders? ¿La gente se ha sentido más atraída por las ideas de izquierda?

Sí, por supuesto. En las últimas cuatro décadas hemos asistido a un aumento constante de la desigualdad y a la desilusión de gran parte de la población de los países occidentales con las instituciones de la democracia liberal. Y, lo que es más importante, la noción de que el capitalismo garantiza un aumento del bienestar de la sociedad en su conjunto, ha quedado hoy completamente desacreditada. Está completamente fuera de sintonía con la forma en que las cosas son realmente.

En Rusia, estamos experimentando una crisis económica muy grave provocada por la pandemia del coronavirus. ¿Hasta qué punto pueden las ideas de izquierda hacerse populares en Rusia y quién puede aprovecharlas?

Hoy en día, todas las desigualdades e injusticias existentes en nuestra sociedad se han agudizado mucho gracias a la crisis social y económica asociada a la pandemia. Y, por supuesto, las demandas de justicia y redistribución de los ingresos pueden ganar atractivo de masas. Otra cuestión es hasta qué punto son específicamente de izquierdas. Aunque las consignas socioeconómicas pasarán inevitablemente a formar parte de la retórica de la oposición liberal, ello no significa necesariamente un desplazamiento hacia la izquierda, ya que la idea socialista se asocia con la alternativa al mercado como principio fundamental.

¿La izquierda considera que esta alternativa es viable? Si Lenin y los bolcheviques querían transformar el mundo entero, hoy en día los partidos de izquierda son más modestos en sus propuestas, como tratando de exprimir algo, en términos generales, del sistema capitalista: impuestos a los ricos, apoyo a los socialmente vulnerables. Pero, ¿la izquierda exige un abandono total de la economía de mercado? Esta es su principal pretensión, después de todo, sueñan con algo que no se realiza o se ha realizado como en la URSS, solo que en un espacio limitado.

Por un lado, podemos decir que la demanda de Sanders en los Estados Unidos de Medicare para todos es moderada, y no afecta los fundamentos de la sociedad capitalista ni ofrece ninguna alternativa al sistema existente. Por otro lado, todas las alternativas nacen y se ponen en práctica no solo porque existen en la mente de los intelectuales. La política de izquierda no solo está conectada con la teoría correcta, sino ante todo con los cambios en la conciencia de las masas. Y en este sentido, la demanda de asistencia sanitaria universal es el momento de que tal cambio de conciencia comience por lo menos.

Vale la pena recordar el comentario de Lenin de que no conocemos el camino exacto hacia el socialismo, pero lo sabremos cuando millones de personas se unan a la causa. Es decir, cuando esto ocurra, todas las propuestas que existan como ideas entre unos pocos intelectuales adquirirán especificidad y tendrán una oportunidad histórica de ser traducidas a la realidad. En este sentido, comparto plenamente la conocida afirmación de Marx de que un paso de un movimiento real es más importante que mil programas. Y para la izquierda de hoy, es necesario primero entender qué momento preciso girará la conciencia.

Creo que por eso la democracia es central para la izquierda de hoy, que, por cierto, es completamente consistente con los puntos de vista leninistas. Pero la democracia no solo como procedimiento o como principio de sucesión del poder, sino también en términos de la capacidad de las personas para tomar decisiones sobre su propio destino, tanto a nivel político como económico. ¿Por qué fueron estos problemas en la experiencia soviética? Las pruebas de su fracaso se reducen al hecho de que el sistema se construyó de manera que la gente común estaba completamente alienada de la toma de decisiones. Por eso la economía planificada no funcionó, y los soviets, que estaban en el centro del proyecto democrático leninista, degeneraron en la fachada del poder de la burocracia estatal.

Una de las cuestiones más difíciles tanto de Lenin como de la revolución es la violencia y el costo de las revoluciones. La izquierda en ese momento llegó al poder con la ayuda de la violencia y sus oponentes fueron a menudo simplemente liquidados. Una de las principales afirmaciones de la izquierda, incluida la Unión Soviética, es que todos quieren ser felices, pero al mismo tiempo deben estar dispuestos a eliminar toda oposición. ¿Tiene la izquierda alguna idea de reestructurar la sociedad sin esos métodos? Después de todo, la revolución no es solo un acontecimiento histórico, sino también una tragedia que incluye sacrificios, conflictos y guerra civil.

La violencia no es un fenómeno inventado por los revolucionarios, sino que es parte integral del orden capitalista. Las guerras mundiales, los genocidios y el colonialismo lo han confirmado repetidamente. Las fuerzas que buscan cambiar el statu quo operan en este mundo con sus contradicciones y métodos, incluyendo la voluntad de las elites gobernantes de utilizar cualquier medio necesario para defender su posición. Por lo tanto, en su mayor parte, la violencia revolucionaria comenzó como una respuesta, una reacción en una situación en la que no se practicaban otros métodos. Pero como la tarea de los socialistas es construir una sociedad en beneficio de la mayoría, la violencia no puede ser uno de los principales métodos de esta sociedad: una minoría en el poder, por definición, necesita la violencia siempre más que la mayoría que se ve privada de ella. Por lo tanto, la naturaleza violenta de las revoluciones sociales no está relacionada principalmente con los revolucionarios que resuelven los problemas políticos con la fuerza, sino con las condiciones en las que fueron obligados a actuar.

Existe la creencia de que nadie quiere que se repitan esos trágicos acontecimientos y por lo tanto la revolución no es necesaria en Rusia. Sin embargo, lo que a menudo se concluye de esto es que como nadie está dispuesto a sacrificarse por el cambio, entonces es necesario aceptar que no habrá ningún cambio. ¿Existe la esperanza de que este problema desaparezca y que las sociedades encuentren la manera de cambiar sin la trágica destrucción asociada a la revuelta y a las víctimas?

Me gustaría responder afirmativamente a esta pregunta, pero no tengo forma de predecir con confianza el futuro. Sin embargo, creo que el argumento mismo de que la transición a lo nuevo irá acompañada de tal sacrificio debe abandonarse porque distorsiona la propia afirmación del problema. El hecho es que la sociedad existente produce constantemente víctimas. Actualmente vivimos en una situación en la que se hacen continuamente víctimas a través de las crisis económicas, el empobrecimiento y los continuos conflictos militares, y en la que la mayoría de las personas son víctimas de una u otra manera. Pero se les anima a seguir siendo víctimas para evitar algún otro terrible sacrificio, que es por definición peor que los existentes. Creo que vale la pena tratar de ver esto desde una perspectiva diferente: por qué la situación actual sigue siendo tolerable para las personas que sufren y se sacrifican constantemente.

El legado de Lenin es enorme. Escribió muchos libros y artículos. La gente a menudo no tiene mucho tiempo, a menos que sea un historiador, para leer todos los trabajos de un pensador del pasado. ¿Qué recomendarías si alguien quiere entender la filosofía general y los puntos de vista de Vladimir Illich? Particularmente, ¿cuál es la más relevante hoy en día?

En primer lugar, el mencionado libro El Estado y la revolución porque no solo da una respuesta a la forma en que los marxistas tratan el Estado, sino que también nos permite ver la diferencia entre el enfoque leninista y las distorsiones de las que desgraciadamente fuimos testigos durante la mayor parte de la historia soviética.

Por supuesto, también recomendaría El imperialismo, etapa superior del capitalismo porque describe con precisión los mecanismos para la reproducción permanente de las guerras dentro del sistema capitalista. Hay que decir que la nueva y actual ola de interés en la teoría marxista del imperialismo y esta obra leninista estaba específicamente conectada con los acontecimientos de principios de la década de 2000 –la guerra de Irak y todos los conflictos militares subsiguientes, que cada vez más tenían un carácter abiertamente imperialista e interimperialista–.

Por último, hoy vale la pena releer el artículo El derecho de las naciones a la autodeterminación, en el que Lenin se opone claramente a la política estatal imperial que restringe los derechos de las minorías nacionales y vincula la lucha por la plena realización de estos derechos con los objetivos de la transformación socialista de la sociedad.

Entonces, en tu opinión, ¿el legado de Vladimir Illich sigue siendo relevante para entender lo que está sucediendo en el mundo hoy en día?

Continúa siendo relevante no porque Lenin haya dado respuestas exhaustivas a todas las preguntas de nuestro tiempo, sino porque utiliza un método en el que encontrarás tales respuestas por ti mismo.

Traducción: Maximiliano Olivera


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