El partido ganador de las recientes elecciones -la derechista Unión Demócrata Cristina (CDU)-, con Friedrich Merz a la cabeza y el gobierno saliente del partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) pretenden utilizar la ahora vieja conformación del parlamento (Bundestag) para impulsar un exorbitante fondo especial para el rearme. Ni un céntimo para el ejército alemán, la OTAN y el ejército de la Unión Europea.
Martes 4 de marzo 14:30

Foto: Arnoldas Vitkus/shutterstock
Después de las elecciones federales, las señales apuntan a una guerra. La CDU/CSU (llamado "Partido de la Unión", por la alianza con la también conservadora Unión Social Cristiana de Baviera. N.deT.) y el SPD no quieren perder tiempo y quieren lanzar lo más rápidamente posible un programa de militarización masiva. En el marco de las negociaciones exploratorias para una futura coalición rojinegra (por los colores del SPD y la CDU, respectivamente. N.deT.), se está discutiendo un nuevo fondo especial para la Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas. N.deT.). Según los informes, esto ascenderá a entre 400.000 y 500.000 millones de euros (aproximadamente todo el presupuesto federal) y, por lo tanto, eclipsará el paquete de equipamiento decidido en 2022 por la entonces coalición de gobierno que integraban el SPD, el FDP y los Verdes (llamada coalición semáforo por los colores de esos partidos. N.deT.) y apoyada decididamente por el Partido de la Unión y partes de la AfD (de extrema derecha, Alternativa para Alemania, que salió segunda en estas elecciones. N.deT.)
La CDU/CSU y el SPD quieren presentar un resultado final sobre la financiación del rearme en la cumbre de la UE de este jueves próximo.
Cuando el antiguo fondo especial se había agotado casi por completo, los políticos de varios partidos se superaron unos a otros con llamamientos para obtener sumas aún mayores para los preparativos de guerra: el actual ministro de Defensa, Boris Pistorius (SPD), pidió que el presupuesto de defensa se incrementara al menos a 100.000 millones de euros anuales, y el saliente vicecanciller Robert Habeck (Verdes) ya había puesto en marcha un nuevo fondo especial el año pasado.
El fondo especial, es decir, el anclaje de los créditos de guerra en la Ley Fundamental (Constitución alemana), pretende garantizar que el freno de la deuda, también anclado en la Ley Fundamental, no obstaculice el rearme. El hecho de que Merz quiera convocar una sesión especial del Bundestag para este proyecto no deja de tener cierta ironía, después de todo, él mismo negó repetidamente la legitimidad del Bundestag después de la derrota de la coalición del semáforo y pidió que se convoquen nuevas elecciones lo antes posible. Pero para preparar a Alemania para la guerra, las convenciones democráticas se están tirando por la ventana. Incluso aunque los Verdes no participen en las negociaciones exploratorias, se puede afirmar que la CDU/CSU y el SPD apoyarán con entusiasmo el fondo especial.
Sin embargo, en el nuevo Bundestag los tres partidos ya no tienen una mayoría de dos tercios, lo que podría hacer que el plan fracasara. Por eso, los créditos de guerra podrían ser aprobados por el antiguo Bundestag ya la próxima semana.
Tras las elecciones federales, Merz declaró que su “prioridad absoluta será fortalecer Europa lo más rápidamente posible para que podamos lograr realmente la independencia de los EE.UU. paso a paso”. Con ello insinúa la formación de un eje de guerra europeo con los jefes de Estado Macron, Starmer (Primer Ministro del Reino Unido) y Tusk (jefe de Gobierno polaco), así como con la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, que se propone un “ Plan para el rearme de Europa ” de 800.000 millones de euros. Para lograrlo, no sólo quiere asumir una deuda masiva, sino también redireccionar fondos originalmente destinados a la renovación de infraestructuras. A pesar de las diferencias internas, persiguen el objetivo de armar a Europa para convertirla en una superpotencia militar independiente con el fin de imponer los intereses del capital europeo por la fuerza de las armas en Ucrania y, en el futuro, mucho más allá.
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Además de la rivalidad de larga data con China y Rusia, las tensiones con el imperialismo estadounidense, que ya se habían intensificado bajo Biden, se han convertido en una hostilidad abierta con el regreso de Trump a la Casa Blanca. El presidente ultraderechista estadounidense pretende congelar la guerra en Ucrania a costa de los países europeos e intensificar la rivalidad económica mediante aranceles, una afrenta que éstos no pueden aceptar. Con el colosal rearme de la Bundeswehr, la futura coalición negro-roja quiere catapultar a Alemania a la vanguardia del militarismo europeo y prepararla para futuras operaciones militares.
Mientras los precios de las acciones de las empresas armamentísticas aumentan vertiginosamente, impulsados por los planes de la coalición negro-roja y de Von der Leyen, está claro a costa de quién se llevará a cabo el rearme. Cuando los políticos hablan de que el rearme es necesario para defender la libertad y la seguridad, se refieren a la libertad y seguridad de las corporaciones y los bancos para seguir explotando la mano de obra y los recursos en todo el mundo. La libertad y la seguridad de los trabajadores, de los jóvenes y de los pobres se ven comprometidas en los países que quieren someterse a las tropas y corporaciones alemanas, pero también en el propio país imperialista.
El futuro gobierno de Merz no sólo impulsa el rearme de la Bundeswehr, sino que probablemente también atacará a los trabajadores y a los jóvenes para financiarlo: con recortes masivos en los servicios sociales, la educación y la salud, presiones para ampliar las horas de trabajo y bajar los salarios. Los llamados a que los trabajadores y los jóvenes se aprieten el cinturón en interés de la seguridad nacional serán aún más fuertes. El próximo gobierno también podría tomar medidas para reintroducir el servicio militar obligatorio, algo que el Partido de la Unión pide en su manifiesto electoral. Es probable que la represión contra quienes se oponen a la política de guerra alemana se vuelva aún más dura, con ataques de largo alcance a la libertad de reunión y de expresión y el armamento a la Policía y los servicios secretos.
Además del fondo especial para el rearme, también se está discutiendo un paquete de monto similar para inversiones en infraestructura. De hecho, es necesaria una renovación de las carreteras, vías férreas y puentes en mal estado. Pero el plan discutido por la coalición negra-roja apunta principalmente a proporcionar enormes subsidios a las empresas, mientras que la carga de pagar los intereses se traslada a las masas a través de recortes presupuestarios o aumentos de impuestos. También debería darse prioridad a la construcción de nuevos tramos de autopistas frente al transporte público.
Necesitamos inversiones de cientos de miles de millones de euros para infraestructuras, educación, salud y servicios sociales, pero no financiadas mediante deuda, sino mediante la retirada de todos los fondos militares y la expropiación sin compensación de las corporaciones que se benefician de la guerra, supervisada por comités sindicales. Las empresas armamentísticas deben reconvertirse a la producción civil bajo el control de los trabajadores.
Ahora es tarea urgente de todas las organizaciones de izquierda y de los trabajadores movilizarse contra la adopción del nuevo fondo especial. En enero, millones de personas salieron a la calle para impedir la aprobación de la ley de restricción de entrada al país. Necesitamos que millones de personas vuelvan a las calles para frustrar los planes de guerra de la coalición negra-roja-verde. Los sindicatos deben posicionarse claramente contra el rearme y convocar a reuniones en las fábricas, huelgas y bloqueos para impedir el fondo especial. También es urgente que se celebren asambleas generales en las universidades y escuelas para discutir cómo los jóvenes pueden oponerse al aumento sin precedentes de armamentos.
En el marco de las protestas masivas contra la extrema derecha, miles de personas se unieron al partido Die Linke, que se presentó como el único partido que no tiene causa común con Merz. Si el fondo especial se somete a votación en el Bundestag, probablemente votará en contra, aunque dentro del partido cada vez son más fuertes las voces que no quieren descartar una cooperación con Merz en materia de rearme. Pero además de este mínimo absoluto, debe promover una movilización a gran escala contra el rearme y utilizar su posición en los sindicatos para politizar las negociaciones colectivas de una manera antimilitarista.
Ahora es el momento de oponernos al salto militarista de los imperialismos alemán y europeo y liberar el poder de los trabajadores y la juventud.
Como socialistas revolucionarios agrupados en Río, que promovemos Klasse Gegen klasse -integrante de la Red Internacional de Diarios La Izquierda Diario- lo decimos claramente: Abajo los créditos de guerra, ni una persona, ni un céntimo para la Bundeswehr, la OTAN o el ejército de la Unión Europea.
Con estos objetivos queremos salir a las calles el próximo día internacional de la mujer, el 8 de marzo, y declarar nuestra fuerte oposición al nuevo gobierno federal militarista.