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Red Internacional
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Europa guerrerista. Macron quiere arrastrar a Francia a la carrera armamentística: ni un euro, ni una vida para sus guerras

Este último miércoles por la noche, Macron dio un discurso donde explicitó su programa que incluye un llamado a la unión sagrada y a prepararse para pagar la carrera armamentista. Una perspectiva ultrarreaccionaria a la que los trabajadores deben oponerse.

Jueves 6 de marzo 02:26

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“La patria necesita de ustedes, de su compromiso”. Este miércoles por la noche, Macron aprovechó su discurso para formalizar su regreso político. El presidente de los ricos, profundamente impopular, quiere jugar a ser el caudillo y volver a ponerse en el centro de la acción. En el nudo de su discurso está la "amenaza" rusa contra Francia y la urgencia de lanzarse a una carrera armamentística para hacerle frente. Una historia que ha estado en el centro de la propaganda de guerra en todos los estados europeos en los últimos días.

Sin hacer ningún anuncio, Macron ha optado sobre todo por preparar los espíritus para los costos de la política que se está poniendo en marcha. "Nuestra prosperidad se ha vuelto más incierta", "estamos entrando en una nueva era" y "tendremos que hacer nuevas elecciones presupuestarias e inversiones adicionales" para lo cual "serán necesarias reformas, elecciones y coraje". En resumen, serán los trabajadores y las clases populares quienes pagarán la guerra.

Las declaraciones de Macron se suman así a la aceleración de la carrera hacia la guerra en curso en Europa, después de que los anuncios de Trump sobre la guerra en Ucrania y su deseo de poner fin rápidamente al conflicto negociando con Putin y negándose a asumir las "garantías de seguridad" pedidas por Zelensky y los europeos, abrieron una crisis histórica en las relaciones transatlánticas. Desde entonces, las cumbres y anuncios internacionales se han sucedido uno tras otro.

La carrera hacia la guerra se está acelerando

En la vanguardia de esa escalada militarista, la futura coalición entre la derecha y los socialdemócratas alemanes negocia actualmente un plan dual de inversiones en el ejército y en infraestructuras de cara a la guerra, por un total que podría alcanzar hasta 900.000 millones de euros. Por su parte, Ursula von der Leyen habla de 800.000 millones [1] para el rearme de la Unión Europea que se debatirá este jueves durante un Consejo Europeo excepcional.

Si la guerra ya estaba de nuevo en los debates en Europa desde 2022 con la guerra en Ucrania, nos encontramos ante un punto de inflexión. La propaganda de guerra ya está en pleno auge, como el tuit del Ministro de Defensa sobre un avión no tripulado francés al que se acerca un avión ruso, así como los llamamientos a prepararse para apretarse el cinturón. Para François Bayrou -primer ministro- "construir una defensa europea nos obligará a reflexionar sobre nuestro modelo y nuestras prioridades"; Para Bruno Le Maire-ex ministro de Finanzas: "habrá que redefinir un mejor equilibrio entre un Estado de bienestar y un Estado de poder". Para Macron, habrá que inspirarse en el "modelo danés" y su jubilación a los 70 años.

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Al mismo tiempo, la extrema derecha habla en los sets de CNews para recordar que "el enemigo no está [sólo] fuera de nuestras fronteras, sino también dentro", mientras que el gobierno está acelerando la ofensiva antiinmigrante y liderando una ofensiva contra Argelia a espaldas de los inmigrantes argelinos. Una forma de preparar el terreno para la represión y criminalización de quienes se oponen a la dinámica mortal, como fue el caso de Palestina.

Frente al consenso militarista tendremos que oponernos a sus planes

Aunque las acciones de las compañías armamentísticas han experimentado aumentos récord esta semana, las clases dominantes no ocultan el hecho de que la carrera hacia la guerra se librará a espaldas de los trabajadores y las clases populares. Sin embargo, el consenso militarista es casi total. Así, a la izquierda, los ecologistas y el PS multiplican sus llamamientos a convertir a Europa en "una potencia militar" o a enviar tropas a Ucrania, mientras que Fabien Roussel (Secretario General del Partido Comunista francés. N.deT.) pide que "Francia haga oír su voz". Por su parte, La Francia Insumisa se contenta con piadosos deseos sobre el derecho internacional y la necesidad de una "alter-globalización de la ayuda mutua". Si los rebeldes critican el militarismo es sobre todo porque consideran que sirve a los intereses de Estados Unidos y no a los de Francia.

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Ninguna de estas fuerzas rompe seriamente con el consenso guerrero. Ninguno de ellos señala que detrás de sus pretensiones de aparecer como una alternativa a la brutalidad imperialista de Trump, los estados imperialistas europeos buscan lo mismo que él: sacar provecho de la guerra y profundizar el vasallaje de Ucrania. Ninguno de ellos recuerda que cada vez que las potencias europeas han iniciado una carrera armamentista, sea cual sea el pretexto, la dinámica ha terminado en guerras mundiales que han destruido las vidas de cientos de millones de personas. La militarización de Europa significa financiar la destrucción y las muertes futuras.

En tal situación, urge defender una perspectiva obrera frente a la guerra, que esté en oposición directa a la escalada militarista y a todos los campos reaccionarios en la situación. Ni Trump, ni Putin, ni los estados imperialistas europeos defienden los intereses del mundo trabajador ni la autodeterminación de un pueblo, sus guerras no son las nuestras. El movimiento obrero debe situarse en primera línea de la lucha contra el militarismo y gritar fuerte: ¡ni un euro, ni una vida por sus guerras!


[1Se trata, sin embargo, de una cifra engañosa, ya que cubre principalmente las inversiones previstas de los Estados miembros, y la parte de la UE en el marco de un préstamo que podría financiar préstamos a los Estados se reduciría en última instancia a 150.000 millones de euros.