Yolanda Diaz presento el pasado viernes su proyecto “Sumar” en Matadero de Madrid. La vicepresidenta segunda del gobierno de coalición y ministra de Trabajo y “economía social”, no ha invitado a la presentación del proyecto político con el que concurriría a las próximas elecciones a los líderes de los partidos con los que gobierna como el PSOE, el Partido Comunista y Unidas Podemos.
Diego Lotito @diegolotito
Irene Ruiz @IreneYpunto
Martes 12 de julio de 2022
Yolanda Díaz en Madrid en la presentación de "Sumar". Zipi Aragón / EFE
En un “baño de masas” que quiso emular a los actos en los que participaba Pablo Iglesias al inicio de Podemos pero que aún estuvo lejos de su masividad, la fundadora de Sumar expresó que su nuevo proyecto político pretende que “todo el protagonismo esté en los colectivos sociales” y “ensanchar la democracia e impedir el paso a las derechas”. Además, sostuvo que Sumar pretende revitalizar la izquierda alternativa al PSOE y “atraer a la sociedad civil”, y que el proyecto cuenta con la presencia de partidos (obviamente Podemos, Izquierda Unida y el PCE, y no se descarta que también participe Mas País), pero que estos toman un rol secundario.
Para ello, oficializó el lanzamiento de una “fase de consulta” con “ciudadanos, colectivos y expertos sectoriales” que durará aproximadamente seis meses en una gira que llevará a cabo por todo el Estado Español.
Su objetivo es intentar recuperar el voto que en su día logró Podemos ante el descalabro electoral de Unidas Podemos, asumiendo la vía electoral y el juego parlamentario en el único cauce posible para la transformación política de la sociedad española.
En las horas más bajas del neorreformismo ante la integración de Unidas Podemos al gobierno imperialista español con el PSOE, el proyecto puede generar ilusiones en sectores amplios que no ven otra salida que la derechización de la situación, el militarismo, el crecimiento de la extrema derecha, etc. En este sentido, el discurso de Sumar trata de canalizar para sí la legitima ilusión de cambio que hay en amplias franjas de la clase trabajadora y los sectores populares, y la esperanza en que un proyecto de este tipo pueda de una vez por todas cumplir con lo que promete.
Sin embargo, la realidad es que el proyecto de Díaz no llega a ser siquiera una mala copia de Podemos. Un proyecto que se apoya en los “logros” del gobierno de coalición con el PSOE, que no ha sido más que la buena gestión de los negocios de los capitalistas con cara progres.
Por ello no se dice ni una palabra de derogar íntegramente las reformas laborales del PSOE y el PP. Al contrario, defiende la reforma laboral de la ministra, bendecida por la CEOE, que no sólo mantuvo lo esencial de las anteriores, sino que dio una nueva vuelta de tuerca en favor de los empresarios. Y, por supuesto, tampoco plantea la necesidad de que los salarios indexados automáticamente según el aumento de la inflación que ya está haciendo estragos, sino de un “pacto de rentas” para aumentar los salarios al 3%, dejándolos muy por debajo de la inflación que ya está en el 9%. Ni mucho menos medidas tan necesarias como el reparto de las horas de trabajo sin disminuir los salarios, para terminar con el paro y que todes podamos vivir dignamente.
El discurso de defensa de los servicios públicos a los que poder acudir para satisfacer necesidades básicas como la educación o la salud sin tener que resolverlos en el mercado privado, es solo eso, discurso. Porque no va acompañado de una política para terminar con las externalizaciones y para que los servicios ya privatizados vuelvan a ser públicos sin pagarles un duro a los que se lucraron con la salud y la vida de la gente.
Sumar deja sin mencionar también grandes cuestiones democráticas que todavía quedan por resolver, como la cuestión de la reaccionaria monarquía borbónica, sobre la que la ministra siempre ha preferido callar, ni obviamente el derecho de autodeterminación de los pueblos. Pero tampoco de los derechos de las personas migrantes, que mueren en el mar o en las fronteras mientras el gobierno “progresista” que integra Unidas Podemos y Yolanda Diaz aplaude la represión, la derogación de la nefasta Ley de Extranjería o considerar a la inmigración una “amenaza hibrida”, como acaba de ratificar la Cumbre de la OTAN en Madrid a propuesta de Pedro Sánchez. Una cumbre, dicho sea de paso, a la que la ministra no dedicó una sola critica, coherente con su ubicación contemplativa ante el extraordinario rearme armamentístico que está llevando a cabo el Gobierno y el reforzamiento de la ubicación imperialista del Estado Español en la OTAN.
Pese a la ilusión que pueda despertar, el proyecto ya nace con un carácter mucho más conservador y con reivindicaciones claramente más a la derecha que las de Podemos en sus inicios. Pero, sobre todo, no tiene nada de nuevo, ni mucho menos plantea una perspectiva que pueda extenderse conquistando nuevas bases.
Aunque trata de mostrarse como algo radicalmente diferente a los proyectos neorreformistas surgidos hasta ahora, contando con rostros de influencers de izquierdas, sectores de activistas, artistas e incluyendo una alta representación de mujeres en sus filas, la realidad es que “Sumar” es una reedición degradada de todo lo que ya hemos visto en el último ciclo político: un reagrupamiento de la vieja izquierda española tradicional, hoy integrada plenamente en el régimen, sostenido por las mismas viejas estructuras del PCE, Izquierda Unida y la burocracia sindical de CCOO y UGT.
Con este tinglado como sostén resulta natural que la gran medida estrella del lanzamiento de su proceso de “escucha” haya sido la idea de un nuevo “contrato social”. Es decir, la vieja política burguesa defendida por todas las burocracias sindicales y políticas que han hecho de la conciliación de clases el centro de gravedad de su política. Un mecanismo que puede sonar atractivo, pero que sólo ha servido históricamente para someter a la clase trabajadora, y obligarla, mediante la burocracia de las organizaciones políticas y sindicales corruptas, a negociar siempre a la baja por sus condiciones de vida, mientras las ganancias de los más ricos permanecen intactas. Es decir, el medio para asegurarle a la CEOE que sus intereses van a ser priorizados y protegidos actuando como desvío del malestar y la rabia de los sectores más afectados, mediante el ofrecimiento de unas pocas migajas. ¿O qué otra cosa es, como decíamos antes, la propuesta de aumento del 3% de los salarios cuando la inflación es del 9%?
Aunque, para ser realistas, en un contexto de inflación galopante, crisis social y crisis energética acicateadas por la guerra de Ucrania, avance de la extrema derecha, tendencias a mayores choques entre las potencias imperialistas y la crisis climática de fondo, ni migajas nos van a dar con esta política entreguista. Lo que si puede presumir que vayan a dar es palos, como los que vimos en las últimas huelgas como las del Metal en Cádiz y en Cantabria.
Yolanda Diaz declaraba el lunes a El País que “nada va a romper el Gobierno, no hay alternativa”, un titular que el gran medio del establishment español puso con letras de molde en su portada. Toda una declaración no solo para la coyuntura, sino para el futuro. El único objetivo político serio que se propone “Sumar” es recuperar algo del voto de la “izquierda” para volver a gobernar con el PSOE en pleno auge militarista e imperialista.
La “nueva política” de Yolanda Díaz es, en definitiva, hacer lo que viene haciendo como Ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del gobierno del PSOE: ser una de las médicas de cabecera del IBEX35 y el imperialismo español.
Quienes hacemos Izquierda Diario, la CRT, creemos que es necesario un proyecto que rompa abiertamente con la lógica de conciliación de clases que nos condena al malmenorismo, mientras las patronales avanzan en la super explotación de nuestra clase y se llenan los bolsillos a nuestra costa. Por ello es necesario construir un proyecto político que sea verdaderamente nuevo, que ponga en el centro la lucha de clases y no la conciliación, que levante un programa para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores.
Un proyecto al que apostamos que surja a partir de las nuevas experiencias de lucha y organización de la clase trabajadora, la juventud, las migrantes, el movimiento de mujeres y LGTBI, articulados en torno a un programa anticapitalista y de independencia de clase, como parte del combate por poner en pie un gran partido revolucionario de la clase trabajadora que luche por el socialismo.
Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.