El nuevo vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, David Choquehuanca, dio un discurso conciliador que intentó satisfacer las aspiraciones de todas las clases sociales. Se apoyó en fundamentos y principios de la cultura aymara y provocó reacciones favorables de vastos sectores de las clases medias y de la prensa, hasta ayer golpista.
Lunes 9 de noviembre de 2020 00:06
El 8 de noviembre se realizó la posesión de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca, como Presidente y Vicepresidente de Bolivia, respectivamente. El discurso de Choquehuanca destaca por ser un discurso abiertamente conciliador que entre sus primeras frases nos dice ‘vayamos juntos’. Además, lleno de abstracciones que llaman a la unidad donde las profundas y antagónicas diferencias de la sociedad capitalista boliviana se quedan diluidas.
Las redes sociales, particularmente de las clases medias, quedaron seducidas por este discurso conciliador y tranquilizador, que pese a la ambigüedad de sugerir que tendrán una política para satisfacer las necesidades de todos, justamente en momentos en que las y los trabajadores están siendo víctimas de feroces ataques al empleo, al salario y a todos los más básicos derechos laborales.
“Por eso nos dicen que todos vayamos juntos, que nadie se quede atrás, que todos tengan todo y a nadie le falte nada” dice el Vicepresidente, pero vivimos en una sociedad que dice todo lo contrario y que lejos de necesitar un discurso de unidad, se ve una clara polarización que va más allá de ‘pititas’ y ‘masistas’. Una polarización que en tiempos del golpe de Estado se ha marcado por quienes masacraron y quienes fueron masacrados, dejando 37 personas sin vida. Una polarización que en la pandemia ha significado quienes cobraron y lucraron de la salud privada y quienes murieron en los hospitales o en sus casas por falta de condiciones del sistema de salud y los costos de las clínicas privadas y de todo el sistema de salud privado. Una polarización entre los más de 100 mil trabajadores despedidos como ha dicho la Confederación de Fabriles y los empresarios que para incrementar sus ganancias aprovecharon el tiempo que se vivía para despedir a los trabajadores y trabajadoras. Es decir, esta unidad a la que pretende llamar, ignora estas condiciones y las respuestas reales para hacer frente a los legados del autoproclamado ex Gobierno de Jeanine Áñez.
El Vicepresidente de Bolivia, dijo: “Vamos a promover las coincidencias opositoras para buscar soluciones entre la derecha y la izquierda”. Para ello se apoyó en la figura del cóndor de los Andes, señalando que “el cóndor alza vuelo, cuando su ala izquierda está en perfecto equilibrio con su ala derecha”. Con esta fraseología se busca invisibilizar que lejos de esta división liberal entre derecha e izquierda, el conflicto es de clase; y en nuestro país las clases son racializadas. Lo que en palabras el Vicepresidente busca diluir en la realidad golpea todos los días.
Al finalizar su discurso, Choquehuanca, hizo un abierto llamado a la reconciliación:
“Estamos en tiempos de los hermanos de la apanaka pachakuti, hermanos del cambio, donde nuestra lucha no solo era por nosotros, sino también por ellos y no en contra de ellos. Buscamos el mandato, no buscamos enfrentamiento, buscamos la paz, no somos de la cultura de la guerra ni de la dominación, nuestra lucha es contra todo tipo de sometimiento y contra el pensamiento único colonial, patriarcal, venga de donde venga”.
Choquehuanca pareciera olvidar que estamos en un sistema económico, que por cierto el MAS ha decidido mantener, donde unos lucran y obtienen su ganancia a costa de la vida del resto. Porque su lucha que anuncia al finalizar su discurso, contra el pensamiento colonial y patriarcal, no puede ser ‘venga de donde venga’, porque es el capitalismo que asienta estas estructuras, no como ‘pensamiento’, sino como relaciones de opresión que se articulan con el sistema de explotación capitalista, porque para lograr una verdadera emancipación de todos los sectores explotados y oprimidos de la sociedad, nuestra lucha es necesariamente contra la burguesía. Porque en noviembre han demostrado que nuestras vidas no les importa con tal de mantener sus ganancias y que como acabó diciendo Elon Musk “golpearemos a quien queramos”, jactándose de que para conseguir los recursos naturales en cualquier lugar pueden ejecutar un golpe de Estado como el que vivimos.
Frente a todo esto, cada vez se hace más necesario organizarnos de manera independiente y en una organización que no omita que todo esto es una cuestión de clase, también necesitamos recuperar las organizaciones sindicales de manos de la burocracia. Además, luchar por justicia por los muertos de Senkata, Sacaba y Ovejuyo, que eso no se logrará con discursos de paz, donde en el “todos unidos” se podría llegar a incluir a los masacradores. Por eso, también hemos denunciado los pactos del MAS con el golpismo y lo seguiremos haciendo porque ¡con Senkata, Sacaba y Ovejuyo no se negocia!¡con los agroindustriales no se negocia!¡con los que han lucrado a costa de nuestra salud, no se negocia!¡con los empresarios que han dejado a cientos de trabajadores y trabajadoras en las calles, no se negocia!