La visita de tres días es histórica para un papa de la iglesia católica. Llega en medio del recrudecimiento de ataques militares, y una nueva ola de contagios. La minoría cristiana y la geopolítica en el centro de la agenda que relanza la diplomacia vaticana.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 5 de marzo de 2021 10:47
La diplomacia vaticana del papa Jorge Bergoglio estuvo virtualmente congelada durante un año a causa de la pandemia. El viaje a Irak, donde reside una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo y también uno de los centros de la geopolítica mundial, es tanto la realización de un sueño trunco para varios pontífices como la vuelta de la Iglesia a la arena de la política.
La agenda
Francisco llegó este viernes a Bagdad en medio de una nueva oleada de ataques y de una escalada del coronavirus, tras semanas de haberse mantenido relativamente estable. En los últimos días algunos allegados al Vaticano intentaron posponer el viaje pero según diversas fuentes, Bergoglio no quiso volver a aplazarlo.
El vuelo de la compañía Alitalia aterrizó en el aeropuerto de Bagdad sobre las 14.00 hora local (11.00 GMT) para iniciar una visita que durará tres días.
El papa fue recibido al pie de la escalera del avión por el primer ministro, Mustafa al Kazem. En una discreta ceremonia de bienvenida, como es tradicional se presentaron las delegaciones de ambos Estados y sonaron los himnos.
En la delegación vaticana que acompaña al papa están el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, también el prefecto de la congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal argentino Leonardo Sandri y el cardenal español Miguel Ángel Ayuso, a la cabeza del Pontifico Consejo para el Dialogo religioso, entre otros.
Su primer acto oficial será la reunión con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, y el discurso que pronunciará en el palacio presidencial ante las autoridades y miembros del cuerpo diplomático.
En solo tres días, el pontífice irá al sur de Irak, a Ur de los Caldeos, y al norte, a la llanura de Nínive y las ciudades de Mosul y Qaraqosh, destrozadas por el Estado Islámico y donde se concentraba la población cristiana que ha quedado reducida a un tercio, además de a Erbil, la capital del Kurdistán, que dio cobijo a los que huían del Estado Islámico. Uno de los encuentros más importantes será con la máxima autoridad chií, el ayatollah Ali Al Sistani, importante tanto en el país como en las relaciones con irán y las milicias proiraníes que actúan en Irak.
Durante todos los recorridos que el papa realizará en este periplo de tres días usará un vehículo cerrado por motivos de seguridad y para evitar aglomeraciones a su paso por la curiosidad de querer verlo, una medida tomada sobre todo por la pandemia. Sin embargo, el anuncio de un acto en un estadio para los cristianos disparó las alarmas de un supercontagio en masa.
Geopolítica vaticana
El viaje reactiva la agenda internacional de Bergoglio después de más de un año de aislamiento por la pandemia. Realizar una visita a Irak ha sido el sueño trunco de varios pontífices, siendo una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.
Para Bergoglio es la oportunidad de volver a poner a su figura y a la iglesia como un actor en unos de los centros de la geopolítica internacional, mientras que Irak ha acogido la visita para intentar mostrar una relativa estabilidad después de años de guerra, ocupaciones imperialistas y conflicto sectario. Por supuesto se trata más de deseos que de la realidad, en una región que sigue estando cruzada por los intereses de potencias regionales y mundiales, como lo demostró el hecho de que el primer bombardeo de la la administración Biden haya sido sobre suelo sirio, cerca de frontera, de la que comparte 600 kilómetros con Irak. Esto además de los recientes ataques de milicias proiraníes en suelo iraquí como de parte de Israel sobre posiciones sirias.
Así, Bergoglio no solo llega en medio de un recrudecimiento de los ataques militares, sino también de un nuevo rebrote de coronavirus, que obligó a autoridades locales a imponer bloqueos. Si bien toda la comitiva de Bergoglio está vacunada, lo que preocupa a muchos analistas no es tanto su contagio como la posibilidad de que una serie de eventos, reuniones o actos masivos derive en una nueva y mayor ola de contagios. Aunque los allegados a Bergoglio aseguran que el objetivo es "garantizar la salud de la población ante el covid-19", una de las actividades que estaban en agenda incluían una gran misa con miles de personas en un estadio de fútbol en la ciudad kurda de Erbil, lo que probablemente atraerá multitudes para verlo rezar en Qaraqosh, una ciudad de católicos siríacos, en el norte de las llanuras de Nínive.
Dentro de las actividades más importantes del papa se encuentra la reunión con la máxima autoridad chií, el ayatollah Ali Al Sistani, en la ciudad sagrada de Nayaf.
El Vaticano presenta el encuentro como el acercamiento entre las grandes religiones monoteístas y, en particular a la aproximación con el islam. De hecho en 2014, durante su visita a Jordania, Bergoglio ya había mencionado en su discurso el “profundo respeto y consideración a la comunidad musulmana”, mientras que en su más reciente visita a los Emiratos Árabes Unidos, firmó con el Imán Al-Azhar un documento "Sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia".
Pero la reunión con Al Sistani es más importante ya que Irak se ha convertido en uno de los centros de operaciones de milicias proiraníes (chiítas), como parte de la extensión que logró Irán en la región tras la salida de Estados Unidos luego de años de empantanamiento y derrotas militares. Esta extensión iraní incluyó ayuda económica, influencia y la participación de sus milicias en Irak, Siria, Líbano y Yemen, entre otros, lo que aumentó el nivel de conflictividad con las monarquías del golfo que son sunitas, otra de las dos grandes ramas del islam.
El clérigo Al Sistani es de las figuras más influyentes en Irak y a pesar de ser chiíta y haber nacido en Irán ha tenido roces permanentes con el guía supremo iraní Alí Jamenei (aunque el asesinato ordenado por Trump al general iraní Qasem Soleimani había logrado reconciliarlos por algún tiempo). En 2014, Sistani llamó a los iraquíes a luchar contra el Estado Islámico (sunita). La coalición que se formó para combatirlos termino siendo conducida por paramilitares proiraníes.
Al Sistani es desde ese momento el encargado de mantener un equilibrio entre la profundización de la influencia iraní en el país y el rechazo a los ataques estadounidenses o aliados contra posiciones de milicias chiitas.
La reunión de Bergoglio con Al Sistani, más allá del "encuentro entre religiones monoteístas", tiene un profundo componente político sobre uno de los actores clave del país y de la región.
Por otra parte la visita a la comunidad cristiana será otro de los ejes del viaje. Los cristianos iraquíes son hoy una minoría de poco más del 1% de la población. En los últimos 20 años, desde la invasión estadounidense y en particular desde los ataques del Estado islámico, la comunidad de cristianos en el país se redujo de 1,5 millones de personas a menos de 500.000. Muchos de los que quedaron fueron desplazados hacia la región autónoma del Kurdistán iraquí, donde es posible que tenga lugar un acto masivo.
En definitiva, Bergoglio busca que la reactivación de la diplomacia vaticana, tras una año de confinamiento, devuelva a la Iglesia al escenario de la política mundial. Los mensajes son múltiples y van tanto dirigidos a los actores en la región, a Irán en medio de las negociaciones por un nuevo acuerdo nuclear, y al nuevo inquilino de la Casa Blanca con el que Bergoglio espera tener mejores lazos que los que tuvo con Trump. Sin embargo, los primeros bombardeos ordenados por Biden en suelo sirio, cerca de la frontera con Irak, muestran que la "diplomacia" imperialista para la región sigue estando guiada por misiles (aún cuando sean operaciones quirúrgicas de advertencia). Con ese escenario se encuentra Bergoglio desde este viernes y hasta el lunes. Después del viaje habrá que evaluar los resultados.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario