Es candidato a concejal en Avellaneda en las listas del Frente de izquierda Unidad que encabezan Nicolás del Caño y a Romina Del Plá en la fórmula presidencial, y a Christian Castillo como gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Miércoles 17 de julio de 2019 15:52
Las refinerías parece que andan solas. Si caminás por las calles que separan una planta de la otra (decenas de plantas, que conforman decenas de manzanas) además de escuchar los ruidos de los motores y el silbido del vapor, podés ver los inventos de la ingeniería humana que convierte algas prehistóricas en nafta, en aguarrás y en gasoil. Pero estos corazones que bombean la sangre que hace al mundo moverse no andan solos, el ojo engaña.
Todavía no se inventó el botón o el robot que sepa abrir a mazazos un intercambiador, cambiar la empaquetadura de una válvula o a sacar una muestra y llevarla, en bicicleta, al laboratorio. Fernando Luna, trabajador petrolero de la refinería Shell de Dock Sud, es uno de esos hombres y va como candidato a primer consejal de Avellaneda por las listas del FIT-Unidad, la fuerza política que de cara a las PASO que se vienen, es la única que podés votar y acompañar sin tener que taparte la nariz o tragarse sapos indigeribles de distintas especies y tamaños.
La Avellaneda de Ferraresi, entre las funciones del Teatro Roma y los retenes de Dock Sud
Avellaneda es una de las plazas fuertes del Frente de Todos para esta elección. Su intentendente Jorge Ferraresi maquilla la ciudad con la plata que obtiene del puerto, las refinerías y las industrias de la zona. Un municipio rico, que supo ser un corazón industrial de este lado del Riachuelo, amenazado con convertirse –una vez más- en una tumba de fábricas, como Gaelle.
En estos cuatro años de gobierno de Macri, las penurias de las barriadas se han profundizado. Los habitantes de la Villa Inflamable, o la Tranquila, hablan de la “gente de la avenida” para marcar la frontera artificial que separa, mediante retenes policiales, a las zonas residenciales de los tugurios donde los obligan a vivir. El discurso progresista que por arriba habla de inclusión y organiza recitales de Silvio Rodriguez, por abajo garantiza la paz social a los culatazos por matones sindicales, punteros y policías.
Esta pacífica convivencia entre quienes manejan los hilos de la provincia y la intendencia tiene su expresión en el Consejo Deliberante donde Fernando se propone ingresar. Ahí es vicepresidente Hector Villagra, secretario general de la UOCRA Avellaneda-Lanús. Es el sindicato de los tercerizados petroleros, los que realizan las tareas más peligrosas y pesadas por la mitad del sueldo. El mismo sindicato que el año pasado dejó morir calcinado a Sergio Esquivel.
Más que una batalla electoral, es casi un duelo de principios: de un lado los que opinan que hay trabajadores de segunda categoría, cuyas vidas no valen nada. Del otro, candidatos y militantes como Fernando, que pelean por el fin de la tercerización y el pase a planta de todos los trabajadores contratados. En palabras del propio Fernando, “las listas del FIT Unidad están compuestas por cientos de trabajadores luchadores y jóvenes, que vivimos la realidad como todos y por eso decidimos poner en pie una alternativa política propia. Nos organizamos para las elecciones, pero también para lo que sigue”.
Dejar la vida trabajando o dar vuelta todo
Los petroleros que no sufren la desidia patronal tan crudamente como Esquivel, se mueren de cáncer, por los venenos que lentamente se van depositando en su cuerpo. Los que no, se mueren de enfermedades relacionadas a los turnos rotativos.La estabilidad laboral y la jubilación anticipada no evita que la mayoría muera antes de llegar a los setenta. Hay un mantra que educa en la resignación, que le dijeron a Fernando cuando entró: “pibe, acá cambiamos salud por plata”. A Fernando se le pegó, luego de trece años de trabajo, el decir “pibe” a las nuevas camadas que reemplazan a los viejos. Pero la resignación no, por eso comenzó a organizarse con sus compañeros, como Gustavo Michel, también candidato a diputado del FIT-Unidad, que acompaña a Del Caño en las listas de la provincia.
“Hay que invertir las prioridades. Nuestras vidas están primero”, dice la campaña que desarrolla Del Caño en todo el país. Por abajo, miles de trabajadores hacen de esa consigna el norte de su militancia cotidiana. Fernando es un claro ejemplo de esto. Hace años, junto a Gustavo, fueron los primeros en levantar la voz en la Shell contra las condiciones de salud. La nueva generación de petroleros que ingresó a la refinería con Luna veía a los viejos rotos y no querían repetir su historia. Se organizaron y reclamaron mediciones independientes y la intervención de la Secretaría de Riesgos de Trabajo.
La empresa y la burocracia tenían a Fernando, a Gustavo y a otros activistas en la mira, tanto que antes de la elección para comisión interna, a fines de abril del 2014, la empresa armó una lista con el sindicato y despidió sin causa a los referentes de la pelea por mejores condiciones de trabajo. Fernando y Gustavo, militantes de la Agrupación Naranja (hoy parte del Movimiento de Agrupaciones Clasistas del PTS), encabezaron la lista de despedidos. Adentro, el sindicato imponía el miedo y el cuartito gremial era una embajada de la oficina de Recursos Humanos.
“Si no podemos frenar esto con la fuerza que tenemos adentro”, dijeron, “tenemos que salir a buscar a otros que están en la misma, luchando como nosotros”. Se desarrolló entonces el conflicto más importante que tuvo Shell, incluído el primer paro de la refinería en veinticinco años. Con el asfalto de la zona norte en Panamericana y 197 todavía caliente por la lucha de Lear, comenzaría en la zona sur una lucha que dejaría un jalón en la historia de la lucha de clases de la región. Fernando y Gustavo serían parte de los motores de la unidad con los trabajadores de Calsa y Honda que también sufrían despidos, y los centros de estudiantes, con cortes en el Puente Pueyrredón, escraches a la fiesta de Aranguren en la Sociedad Rural y diversas acciones de solidaridad. De esa manera, lograron sus reincorporaciones. La de Fernando llegó en noviembre de 2014 y fue celebrada en los trabajadores de los tres sectores en lucha.
Luego de haberle ganado esa gran pulseada a la empresa, su lucha y la de sus compañeros se transformó en un ejemplo para enfrentar los despidos. Pero no se quedó ahí. Ha acompañado a los vecinos de la Villa Inflamabley denunciado la desidia de un distrito que los discrimina y de las empresas que los envenenan. También denunció los tarifazos y a los rentables negocios que hacen las empresas de energia como Edenor y Edesur (y la propia Shell) dolarizando un servicio que debería ser un bien social y no un negocio, y proponiendo, como lo hace el FIT en todo el país, la nacionalización de los servicios públicos bajo control de trabajadores y usuarios. La candidatura de Fernando a concejal sintetiza una trayectoria consecuente que refleja una opción para los trabajadores, para lo que estamos siempre del mismo lado.
Por eso es necesario una salida colectiva al desastre que preparan para después de las elecciones. Cuando se terminen las sonrisas de la campaña electoral y haya que cumplir las promesas que los candidatos hacen fuera de cámara a los empresarios o al FMI. El único voto útil para dar un enorme mensaje contra la resignación, los empresarios y los políticos que nada tienen que ver con nuestras vidas, es aNicolás del Caño y al FIT-Unidad, que lleva en sus listas a luchadores como Fernando. Para invertir las prioridades y que esta crisis no la paguen los de abajo necesitamos ser cientos de miles los que llevemos adelante este mensaje, en primer lugar, de cara a las PASO. Porque nos negamos a aceptar que las cosas no pueden cambiar, oponemos la convicción de que los trabajadores deben y pueden gobernar este país.