El pasado 29 de abril se sustrajo el ejemplar de debajo del muelle de carga y servicios de la industria salmonera de Natales. Esta maniobra se realizó sin respetar el procedimiento normado de rescate de especies acuáticas protegidas y sin hacer la necropsia correspondiente para determinar las causas de muerte del animal.
Viernes 20 de mayo de 2022
La ballena presentaba heridas causadas por la colisión con alguno de los cientos de barcos que transitan por el área, sumándose a los ya cada vez más seguidos casos de varamiento que se han ido acumulando y que no se acercan a la cantidad real de víctimas del enorme flujo portuario en las aguas del sur al norte de Chile. La mayoría de casos de colisión con embarcaciones no son reportados, ya que muchos de estos animales terminan en aguas profundas por lo que es imposible contabilizar la pérdida de su población sin estudios más exhaustivos.
No obstante queda claro que el crecimiento de las exportaciones de salmónidos en el sur implica una enorme carga ecológica de la que además las empresas no se quieren hacer cargo.
La evasión de la normativa ambiental en estos casos fue una decisión política de la empresa para evitar, 1) el entorpecimiento de las operaciones navieras en el muelle y 2) evitar el procedimiento normativo sanitario y ambiental y las implicaciones comerciales, políticas y legales que conllevaría. Las salmoneras arriesgan con esto a su mayor comprador, EEUU, que no comprara un producto que daña al ecosistema y que les es vendido como amigable con el medioambiente.
Luego de la denuncia de anomalías realizada por la asamblea ciudadana de Nueva Esperanza, la presión social obligó a Sernapesca a realizar un "control de daños" y con la empresa realizaron un show mediático. Se realizó una necropsia parcial al espécimen, su esqueleto será donado al museo de historia natural de Río Seco y se coordinará la realización de una ceremonia con las comunidades Kawescar, para quienes este animal por su nobleza merece un trato respetuoso.
Es alarmante que Sernapesca regional no haya llevado adelante los protocolos ni denuncias correspondientes. Es alarmante también, que el tráfico marino en el sur no sea regulado en torno a las necesidades ambientales a pesar de su enorme impacto.
Las empresas salmoneras deben hacerse cargo del daño causado al medio ambiente, no solo con castigos económicos como están normados sino que con medidas que permitan realmente la convivencia con el medio marino del sur de Chile. No solo eso, también debe hacerse cargo de las condiciones de vida de sus trabajadores, quienes han denunciado en múltiples ocasiones los malos tratos y condiciones precarias de trabajo y son quienes además ven afectados sus ecosistemas locales y en consecuencia sus medios de subsistencia.