No hay comida en los comedores populares y escasea en las escuelas, pero el intendente elige reunirse con religiosos para hablar con quienes “sostienen” (sic) a los vecinos. Una política acorde a lo definido por el gobierno nacional y contraria a la organización desde abajo en asambleas autoconvocadas, que este 24M volverán a salir a las calles.
Sábado 23 de marzo 17:31
Como parte de la política del gobierno nacional, la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello cortó el diálogo con los movimientos sociales que organizan los comedores populares y dejó de enviarles alimentos. Con un discurso que plantea que quieren “eliminar los intermediarios”, lo que hizo en realidad el gobierno fue elegir los intermediarios que al parecer considera más convenientes para aplicar sus planes, las iglesias. En este marco, el intendente de Lomas de Zamora Federico Otermín visitó a un pastor evangelista.
Es el comienzo de una tanda de reuniones donde dialogará con referentes de las iglesias locales, buscando que éstas colaboren en la contención de las familias empobrecidas en el distrito. Este enfoque que se aleja de cualquier intento de organización de algún tipo de resistencia deja lugar a la resignación frente a los ataques en curso. “La oposición, ¿volverá a jugar ese lamentable papel que combina cobardía, subordinación e impotencia?” es la pregunta que se hace en esta nota Eduardo Castilla.
En Lomas de Zamora el hambre no espera. Los comedores populares vienen denunciando el desabastecimiento y que la falta de entrega de alimentos en las escuelas es previa al gobierno de Milei. Esto se da a pocos días de un nuevo 24 de marzo, que nos encuentra frente a un gobierno abiertamente negacionista del genocidio.
Pero no van a ser las iglesias quienes saquen al pueblo trabajador del ajuste y del hambre. Cerca del 24 de marzo debemos recordar que un sector de la iglesia durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica colaboró de manera directa con el Golpe: bendijeron sus armas, participaron de los centros clandestinos de detención buscando la confesión de los detenidos para brindar información a los genocidas, colaboraron con el robo y desaparición de bebés y la apropiación de niños y niñas, y daban a los genocidas los nombres de los curas que se oponían al rol que jugaba la iglesia en la dictadura militar. Este apoyo se tradujo en decretos-leyes que garantizan el financiamiento de la iglesia católica por parte del estado hasta la actualidad.
La clave está en la organización desde abajo
El accionar pasivizante de Otermin y del conjunto del peronismo -que dirige sindicatos y movimientos sociales- de abandonar la lucha en las calles para esperar a las próximas elecciones, termina dando lugar a qué el gobierno continúe con sus ataques. En contraposición, las asambleas barriales se están reuniendo desde el 20 de diciembre. Fueron las que salieron a las calles para enfrentar la Ley Ómnibus y el DNU 70/2023. Sin embargo, lo hicieron sin el acompañamiento de las centrales sindicales. a las cuales le exigen un paro general y plan de lucha, ya que de esa manera se tendrá más fuerza para enfrentar el ajuste de Milei, los cierres y despidos -como ahora vemos en GPS-Aerolíneas Argentinas, Télam, Anses y el INCAA.
Este 24 de marzo el mejor homenaje a los 30.000 detenidos y desaparecidos es retomar sus banderas de lucha, redoblar la organización y movilizarnos junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia para demostrar que la fuerza para enfrentar a el ajuste de Milei, los gobernadores y el FMI, está en la clase trabajadora que sale a las calles.
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