Según cifras del INEGI y la SEP, en el medio superior es el nivel en el que se presenta mayormente la interrupción de los estudios de les jóvenes.
Martes 18 de julio de 2023
Del 100 % de estudiantes matriculados el 0.4 % deja los estudios en educación primaria, 2.5 % en educación secundaria, 9.2 % en media superior y el 8.5 % en educación superior.
Se habla de un fenómeno de “abandono escolar”, pero lo cierto es que está lejos de ser una decisión individual. Hablamos de un contexto en el que año con año jóvenes tienen que elegir entre trabajar o estudiar, pues tienen que ayudar a sus familias porque los salarios no alcanzan; o miles de jóvenes que no tienen los recursos mínimos para cubrir sus estudios como transporte, comidas, materiales y libros, ni hablar de equipos de cómputo, o para el pago de cuotas.
Aunque en los últimos años se ha logrado reducir la interrupción de los estudios en educación primaria y secundaria, a partir de la pandemia se vio un aumento importante en la expulsión de jóvenes de las universidades, y en el caso de educación media superior, tampoco ha logrado recuperarse de los impactos de la pandemia, con las clases en línea, o incluso la imposibilidad de volver a adaptarse a una modalidad presencial luego de que miles de jóvenes tuvieron que acceder al campo laboral.
Hablamos de que 9 de cada 100 jóvenes matriculados en educación media superior dejan (o son obligados a dejar) sus estudios, y en el caso de la universidad son 8 de cada 100 jóvenes matriculados.
En el caso de las mujeres la situación es un más compleja, pues a ello se suma el que tengan que “naturalmente” encargarse del trabajo reproductivo. A ello se añade que para las mujeres y personas con capacidad de gestar el decidir (o no) tener hijes, implica en muchos de los casos dejar los estudios, pues no existen condiciones para que las tareas de cuidado no impidan el desarrollo escolar, como guarderías, comedores, cuartos de lactancia, etc.
Estas condiciones han sido cuestionadas en los últimos semestres por jóvenes de diversas universidades y bachilleratos, y se ha hecho clara la exigencia a las autoridades universitarias y a los distintos gobiernos de que garanticen las condiciones mínimas para los estudios, como becas, transporte, comedores, casas de estudiantes, etc. Es crucial luchar por una verdadera educación pública y gratuita que realmente este al servicio de las grandes mayorías, de los sectores de trabajadores y populares, y no al servicio de los intereses del sector privado.