Se cumplen quince años de las jornadas revolucionarias del 19 y 20 de diciembre, y analizamos el rol de las identidades trans en esa lucha.
Martes 20 de diciembre de 2016 10:45
Desde la aprobación de la Ley de Identidad de Género en 2012 en Argentina más de 10.000 personas trans accedieron a su DNI con su identidad autoperciba, mientras siguen luchando por su visibilidad y el acceso al trabajo y la salud. Esas luchas no solo continúan, sino que tienen una gran historia de travestis organizadas que han dado pelea toda su vida.
Hace quince años, en medio de las movilizaciones que mostraron al mundo el Argentinazo que expulsaron al entonces presidente De La Rúa y sus funcionarios, las personas travestis, transgénero y transexuales también marcharon y recibieron las balas de la democracia.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 el grito de las travestis contra la represión policial se unificó con el grito de cientos de miles de personas, pero con una diferencia: el estado de sitio para las travestis existió desde siempre.
La persecusión policial, las detenciones ilegales y la no judicialización de los encarcelamientos, junto al desprecio transfóbico de los medios de comunicación, daban la impunidad a las fuerzas represivas para que aparte del maltrato aberrante y las violaciones, y de que la policía no liberara a las detenidas aun con el pago de la fianza y el intermedio de abogados.
“De la Rúa, antes de que fuera presidente, intenta inaugurar la cárcel contravencional, donde por primera vez iban a reconocer a las travestis porque iba a haber un pabellón exclusivo. Mirá vos, solamente nos tenían en cuenta para la punición. Te metían en cana pero en un calabozo propio. El Estado aquel nunca quiso dialogar con nosotras, nunca nos vio como sujetas de derecho. Ahí se resume cuál era la política hacia nosotras: sólo represión. Nuestra furia del 19 y 20 de diciembre no era por la crisis económica, sino por la represión que el Estado había hecho sobre nuestros cuerpos. Y por primera vez, cuando salimos a cacerolear, cuando menos nos miraban, mejor miradas nos sentimos, porque ya no éramos las indecorosas siliconas, las provocativas, éramos minas que estábamos ahí defendiendo contra una agresión abusiva del Estado que involucraba a todos y todas”, recordaba Lohana Berkins en un artículo publicado en el Página/12.
Esta cárcel contravencional fue de la autoría de la actual ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.
Por primera vez se sentían unidas por una misma lucha: acabar con el estado de sitio y la represión policial. Incluso se pararon junto con los trabajadores en contra de la burocracia sindical, cuando Hugo Moyano declaró: “Díganme todo menos puto”. Las travestis y el resto de la disidencia sexual respondieron: “Dígannos todo menos Moyano”. En ese entonces se organizaban desde la CHA, ALITT, OTRA y se unían a las masas embravecidas que copaban las calles.
Las travestis se reunían junto a los autoconvocados, estudiantes, trabajadores, desocupados y jubilados para ir hacia Plaza de Mayo. Organizaban los “piquetes travas” en la 9 de julio y en Palermo, con banderas del orgullo que se levantaban entre los carteles del “que se vayan todos”.
A otras la violencia las obligó a abandonar el país. Como fue el caso de María Belén Correa, presidenta de ATTTA entre 1995 y 2002, quien tuvo que exiliarse porque habían asesinado a dos de sus compañeras y a otras dos las habían encarcelado sin razón alguna.
Consultada por La Izquierda Diario, Susy Shock -artista trava sudaca- comentó que lo vivió desde el escenario. “El 2001 me encontró en Giribone, un espacio autogestivo, casi clandestino, nacido en los noventa en Chacarita. En esa época cuando lxs obrerxs de Grisinopolis tomaron la fábrica, acompañamos todo el proceso. Yo conocí la fábrica yendo a actuar en apoyo a la toma en un festival, incluso acompañamos a la Legislatura cuando fue la expropiación de la fábrica, estuvimos en la toma en el 2001. También participábamos de la asamblea de ahí y los merenderos. En ese momento, estos espacios que eran un centro cultural, empezaron a tener ese nexo con los espacios de lucha”.
Máxima Fernández y Tomás Máscolo, militantes trans de Pan y Rosas y el PTS, declararon: “Este 20 de diciembre vamos a marchar juntos a las y los trabajadores de las fabricas recuperadas como Zanon que es un ejemplo de resistencia desde el 2001 y MadyGraf bajo gestion obrera desde hace 2 años. Son un ejemplo de libertad como decimos siempre y justamente en Madygraf antes Donnelley) los trabajadores dieron una gran pelea contra la patronal por el reconocimiento de la identidad de una obrera trans para que ella pudiera entrar vestida de mujer y tener su propio vestuario. Esta solidaridad tiene que ser ejemplo de alianza entre las demandas obreras y de los sectores de la diversidad sexual. Así como marchamos las travestis contra el estado de sitio en 2001 marchemos hoy contra el ajuste del gobierno de macri avalado por la mayoria del PJ y el kirchnerismo y ayer como hoy la burocracia sindical cómplice de los despidos”.