El suicidio del cura Lorenzo. Abusos, violaciones, mentiras, encubrimientos. Mandamientos de una iglesia universalmente impune
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Viernes 20 de diciembre de 2019 12:22
Ilustración: Caro Daglio
No matarás.
Has matado la esencia adolescente de quienes depositaron su niñez y su juventud en tus manos ungidas por la santa palabra. Has matado la confianza de quienes te creyeron el servidor terrenal del dios que todo lo ve.
No cometerás actos impuros.
Has violado el cuerpo y la mente de quienes creyeron que tu palabra era la verdad y por la cual siguieron el sendero que mostrabas, llevándolos a la oscuridad de la vergüenza.
No robarás.
Has usurpado lo que tu ley clerical te prohíbe y has vejado la pureza del ser de quienes te rodeaban. Tu ley ha trasgredido la confianza del rebaño que creaste para tu saciedad y tu dios, que todo lo ve, ciego se volvió.
No darás falso testimonio ni mentirás.
Obraste en la mentira; mentira nutrida por la curia mundial de la cruz. Y obraste en el hambre de poder de la política que te abrazó y la codicia que supiste conseguir a pisoteadas. Mentiste frente al altar besando la frente del más débil. Y mintieron por vos en el nombre de las sagradas escrituras.
No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
La iglesia avaló tus atroces crímenes, al sumirse en el silencio eternamente cómplice, despreciando y persiguiendo a tus víctimas. Ellas clamaron justicia y castigo y la señora de ojos vendados que está en los tribunales enlenteció la condena.
Terminaste con tu existencia, empapada de calumnias, tensión y sufrimiento según los tuyos, y tu obispo encubridor te despidió en el mismo lugar que convertiste en el infierno sobre la tierra.
Criminal de sotana. Los sobrevivientes de tus violaciones gatillaron con sumo coraje los pecados que cometiste.
Quienes han sostenido tus mandamientos de abuso deberán rendir cuentas, varias cuentas.
En el nombre de la verdad, la justicia y el castigo, que así sea.