Según el diccionario, nepotismo es la “Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”. El panorama electoral 2023 da muestra de unos cuantos “algunos”.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Martes 27 de junio de 2023 16:30
Macarena Posse, hija del actual intendente de San Isidro Gustavo Posse, se postula para sucederlo. Todo un linaje que arrancó con su fallecido abuelo Melchor, que asumió en 1983. En 40 años, el apellido Posse ocupa la intendencia sin interrupciones.
Desde el clan Cafiero que va por la tercera generación en la provincia de Buenos Aires hasta la dividida pero multiplicada familia Snopek en Jujuy, pasando por la línea sucesoria del apellido Lifschitz en Santa Fe, los reciclados cacicazgos conurbanenses de Posse, Granados, Descalzo y Acuña, la continuidad de la marca Abal Medina en el PJ, la nueva cara de los Moser en Chaco, otro Juez tapado en Córdoba o el refrito inacabable de Bussi en Tucumán: parece no haber un solo distrito en todo el país que no cuente en su inventario de candidaturas con algún “hijo de” en alguna boleta de las elecciones de este año.
Un 2023 que ya había aportado interesante material al respecto casi de entrada, cuando en las elecciones salteñas del 14 de mayo el nepotismo exhibió en el cuarto oscuro no solo uno, sino dos intentos de continuar el legado filiatorio de los Romero y Urtubey, las dos familias que se habían alternado las seis gobernaciones consecutivas desde 1995 hasta 2019. Pero el intento de full salió muy mal: Bettina Romero perdió en su intento de reelegir como intendenta de Salta capital, mientras que Marcos Urtubey apenas arañó el dos por ciento en su intento por embanderarse con los libertarios.
La apuesta de Javier Milei por los linajes full-casta continuaron en el norte, donde también patrocinó a Ricardo Bussi para la gobernación de Tucumán con resultados igual de desastrosos: menos de cuatro por ciento lo arrojaron al mismísimo fondo de la olla en su séptimo intento por alcanzar lo que su padre había conseguido en 1976 por las armas y en 1995 por los votos. No obstante eso, los apellidos enquistados en el nepotismo y la vieja política parecen ser un vicio para el diputado de curioso discurso anti-casta que dona su sueldo pero, por otro lado, vende la franquicia de La Libertad Avanza al mejor postor: el hijo del genocida Antonio Bussi volverá a ser la cara central de la boleta tucumana en la contienda para colocar legisladores en el Congreso de la Nación.
El de Jujuy es un caso interesante: los 25 parientes que colocó en el Estado nacional el gobernador radical y precandidato a vicepresidente cambiemita Gerardo Morales ubican a la provincia en la cima del campeonato argentino de nepotismo según un reciente relevamiento de la red Ruido que confirma lo que la redacción jujeña de La Izquierda Diario ya había anticipado cinco años atrás en un divulgado artículo. Además, Morales está casado en segundas nupcias con Tulia Snopek, otra abonada a los cargos a dedo que honra un apellido de larga tradición en la teta del Estado: su padre Guillermo y su tío abuelo Carlos fueron gobernadores por el PJ, entre otros parientes vinculados a los poderes ejecutivo y legislativo de la provincia. Tal es la proliferación de los Snopek en la política jujeña, que dos de ellos competirán entre sí por una de las tres bancas de diputados: Guillermito (hijo del homónimo exgobernador y hermano de Tulia) y Alejandro (nieto de Carlos y primo de la esposa de Morales). También competirá por una de las tres senadurías Carolina Moisés, hija de Julio, exintendente de San Pedro y actual concejal.
Siguiendo por el interior del país, Luis Juez perdió el domingo su tercera chance por la gobernación de Córdoba, aunque podrá desquitarse el 23 de julio en las elecciones distritales a manos de su hijo Martín, que en una época solía defender el nombre del padre dedicándoles insultantes tweets a sus competidores. Martín Juez (que hasta no hace mucho fue el presidente de la Juventud del Frente Cívico, la variante de la UCR en Córdoba que lidera su progenitor) logró conchabarse en el quinto lugar de la lista de concejales que acompañará la postulación a intendente de Córdoba capital de Rodrigo de Loredo, candidato único del frente Juntos por el Cambio después de la abdicación de dos “hijos de”: Ramón Mestre -h- y Juan Negri.
En la otra gran metrópolis del interior argentino, Rosario, también figura otro vástago de apellido reconocido con apetencias para el Concejo Deliberante local. Se trata de Federico Lifschitz, hijo del exgobernador santafesino Miguel. Aunque, a diferencia de su padre (enrolado históricamente y consagrado en 2015 bajo el paraguas del Partido Socialista provincial), Federico lo hará dentro del ámbito de Juntos por el Cambio.
Aunque debajo de la sumatoria total de los dos candidatos del frente cambiemita, Jorge Capitanich igualmente superó sin inconvenientes las PASO del Frente Chaqueño para aspirar a su cuarto mandato como gobernador. No obstante la gran diferencia en su favor, el sistema de minorías le permitió a la otra lista colocar dos diputados en la boleta de la contienda general. Uno de ellos es Luciano Moser, hijo de Guillermo, secretario general del sindicato de Luz y Fuerza desde 2014, año en el que logró imponerse a la rama del fallecido Oscar Lescano.
Sin dudas, el material más interesante de los “hijos de” lo aporta el conurbano bonaerense: allí se producen los casos más obscenos de nepotismo y perpetuidad. El más resonante de ellos es el de San Isidro, donde Macarena intentará convertirse en la tercera generación de los Posse en alcanzar la intendencia del distrito. Su abuelo Melchor estrenó el linaje de la mano de la Unión Cívica Radical en 1958, aunque la racha inalterada inició en 1983, tras la vuelta de la democracia, cuando el acaudalado partido del norte del GBA tomó una costumbre hasta ahora ininterrumpida de tener a un Posse al frente del poder ejecutivo.
Desde ese entonces, Melchor lideró cuatro gestiones, mientras que su hijo Gustavo lo sucedió en 1999, superando por uno los cinco mandatos de su padre, aunque el suyo fue el único caso en el que todos ellos se sucedieron de manera consecutiva. Macarena, en tanto, es concejala desde 2021, el primer trabajo electivo que tiene en la política, ya que hasta ese entonces había tenido cargos de contrato como la Coordinación Municipal de San Isidro, o bien su participación en la administración Larreta, toda una curiosidad, dado que reportó simultáneamente para dos administraciones distintas. En ese último caso, formó parte del Consejo Asesor del Plan Urbano Ambiental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un extensísimo nombre que manifiesta la debilidad por las largas nomenclaturas que tienen las gestiones cambiemitas en la ciudad capital.
El caso de Gustavo Posse no es el único del Gran Buenos Aires que renuncia a la enésima reelección municipal para colocar como delfín a su hijo. Lo mismo acaban de hacer Alejandro Granados y Alberto Descalzo con otro dato en común: ambos fueron los únicos intendentes que tuvieron sus partidos desde que lograron la autonomización de otros distintos mayores en los años 90’. Ezeiza logró emanciparse de Esteban Echeverría en 1994 y un año después se celebró la primera elección local, donde —como siempre— fue electo Alejandro Granados. Después de siete mandatos consecutivos, este turno será el primero sin su presencia en el cuarto oscuro, aunque el cacique de zona sur se juega todas sus fichas en Gastón, su hijo, quien ya lo había reemplazado ocasionalmente durante la pandemia en su rol de Jefe de Gabinete. En caso de ganar, el juramento se lo tomará la presidenta del Concejo Deliberante local: Isabel Visconti, más conocida como Dulce Granados. Su mamá.
Un fenómeno exactamente similar ocurre en Ituzaingó, que en 1995 fue dividido de Morón. En ese mismo año Alberto Descalzo se consagró como el primer intendente del partido. Y el único: como su compañero peronista Granados, fue electo siete veces hasta ahora, que decidió correrse, no sin antes proponer como sucesor a su hijo Pablo, a la sazón también Jefe de Gabinete. Para no quedarse atrás, otra localidad de Morón autonomizada desde 1995, Hurlingham, también reporta un “hijo de” en las próximas elecciones: Fabrizio Acuña se presenta como candidato a concejal de la lista que propone la reelección del actual intendente Juan Zabaleta, quien en 2015 sucedió a Luis Acuña, el padre de aquel, mandatario del distinto desde 2001.
Si bien la coalición rebautizada Unión por la Patria intentó hacer creer que la postulación presidencial de Sergio Massa fue hija del consenso en aras de la unidad, sobre el filo de la chicharra Juan Grabois logró juntar los avales para forzar una interna en las PASO. En un juego de rimas, el aval le permitió a Juan postular una fórmula completada por otra Abal: Paula Abal Medina, su precandidata a vice. No solo es hija de Juan Manuel, el dirigente de la Juventud Peronista que organizó el operativo del primer retorno de Perón a Argentina en 1972, sino también de Nilda Garré, exministra de Defensa de Néstor Kirchner y de Seguridad de Cristina Fernández. Además es media hermana de Juan Manuel, otrora jefe de gabinete del segundo gobierno de CFK.
En donde sí el oficialismo logró confeccionar lista única fue en la lista de diputaciones nacionales por la provincia de Buenos Aires, el distrito que más legisladores encaja en la Cámara Baja del Congreso de la Nación. Ahí, la boleta de UP exhibirá otro apellido que supo sumar acaudalados legajos en numerosas reparticiones del Estado: Santiago Cafiero ocupa el quinto lugar en lo que es la tercera dinastía de la familia iniciada por su abuelo Antonio y luego continuada por su padre Juan Pablo, quien reportó en las filas del PJ, el Frente Grande, el Frepaso, la Alianza y el kirchnerismo.