Desde la juventud del PTS en las universidades de la Ciudad de Buenos Aires nos reunimos para poner en común nuestras experiencias en las asambleas, clases públicas, comisiones autoconvocadas que se vienen realizando en cada facultad para organizarnos contra el plan de guerra que nos declaró Milei. Esta pelea recién empieza. Acá te dejamos las resoluciones que votamos en nuestro plenario.
Lunes 22 de abril 14:30
El Gobierno tiene varias contradicciones para llevar adelante su plan de conjunto contra toda la clase trabajadora. Respecto a lo económico, si no avanza en conseguir el déficit cero, con una recesión que recién comienza, se ve limitada la posibilidad de administrar la deuda con el FMI y potencialmente conseguir el apoyo de sectores del capital financiero internacional. El Plan Licuadora se encuentra expresado, entre otras cosas, en el congelamiento salarial y la inflación. Este plan se encuentra sostenido por el ajuste de Caputo, el DNU (limitado por el Poder Judicial) y la nueva Ley de Bases II. Frente a un Gobierno que no cuenta con mayoría parlamentaria, la búsqueda de consensos respecto al Plan Motosierra que se vióen la Ley Ómnibus se expresa en el Congreso y en la negociación con los gobernadores en base al “Pacto de Mayo”.
Por último, el otro aspecto de debilidad está relacionada con sus crisis internas como la ruptura de su bloque en la Cámara de Diputados y por otro, en relación a las medidas que generan descontento en sectores de la clase media, y sectores populares que sufren las consecuencias de la inflación y el empobrecimiento de las condiciones de vida.
En las últimas semanas se dieron dos novedades: el paro de la UTA, como un punto de inflexión poniendo como eje central de su reclamo el problema salarial (de importancia central en el plan licuadora), lo cual ha sido una de las razones por las cuales la CGT lanzó la convocatoria a paro general este 9 de mayo. Por otro lado, la otra novedad ha sido la emergencia de nuevas acciones del movimiento estudiantil en todo el país.
Frente a esta situación, como ya lo hemos comenzado a ver surgen nuevos sectores en lucha que incluso a pesar de sus direcciónes políticas, sociales y sindicales, quieran pelear frente a las medidas del Gobierno y generan simpatía en sectores de la clase trabajadora y estudiantes. Cabe pensar que pasaría con el gobierno, que como ya dijimos, tiene una gran debilidad, si no fuera por las burocracias sindicales y los partidos políticos que se dicen de oposición.
Veamos.
Tres estrategias en disputa
Los dialoguistas
Un amplio arco que va desde el PRO, Radicales, Pichetto y sectores del PJ expresados por ejemplo en los diputados tucumanos (que no se descarta la posibilidad de que se sumen nuevos sectores como por ejemplo los diputados de Salta), con quienes Milei comparte la misma base social. Aquí, hay un acuerdo en el terreno económico de la búsqueda del déficit cero y predisposición a discutir la Ley Ómnibus, como ya se está viendo en el Congreso.
En la universidad, estos espacios políticos son Nuevo Espacio, Franja Morada y la UES: Su política es la de conseguir un poco menos de ajuste. Decimos un poco menos, porque ponen el foco en los gastos de funcionamiento sin tener en cuenta el salario docente, de los no docentes, las posibilidades de cursada de los estudiantes y la investigación que en muchos casos depende de cada facultad. Son los vienen aplicando el ajuste dentro de sus facultades con despidos de trabajadores docentes y no docentes, recortes en las obras sociales, recortes de horario en las cursadas y hasta medidas de emergencia como los cortes de luz y de la calefacción, adaptándose al discurso de Milei y Caputo de que no hay plata. Mientras que están empecinados en que las universidades sigan funcionando aún a costa de sus docentes (miles de ellos ad honorem) y estudiantes, sus diputados son los colaboradores con el gobierno en aspectos como la reforma laboral, escrita por la UCR, y la nueva ley ómnibus.
Para esto vienen desarrollando un frente amplio por la educación, que va desde los rectores, las conducciones sindicales y la CGT y desde el PRO hasta Patria Grande. Ese frente tiene una línea de no politizar, que se expresa en Yacobitti diciendo que el conflicto no es contra el gobierno, escondiéndolo con la política de que se necesita unidad, que no hay que dividir ahora. Desde el punto de vista de la organización hacen lo mínimo necesario para usar al movimiento estudiantil como base de negociación pero sin que este los desborde.
En primer lugar, es mentira que se puede separar la lucha por educación de la de tirar el plan de Milei de conjunto, porque este plan afecta a los estudiantes que laburan y a sus familias. Con tarifazos, Ley Ómnibus y reforma laboral, muchos tendrán que abandonar.
En segundo lugar, la unidad que necesitamos es la unidad de estudiantes con los trabajadores, jubilados, movimientos sociales, asambleas barriales. Nosotros tenemos que alertar al movimiento estudiantil de que no podemos tener ninguna confianza en los que están sosteniendo al gobierno y rosqueando los ataques en el congreso y que solo podemos confiar en la fuerza de esta unidad que estamos construyendo.
La oposición testimonial
Este grupo incluye desde La Cámpora hasta sectores como Patria Grande quienes denuncian ciertos aspectos de la política de Milei. Pero, en la universidad no tienen ninguna contradicción de formar parte de un bloque “unitario”. A nivel nacional, el principal “sostén” que le aportan al Gobierno, es garantizando mediante la CGT y las CTAs luchas sectorizadas y por demandas parciales, que no llevan a la construcción de un plan de conjunto que ponga en jaque todo el plan de Milei. Desde allí, buscan recomponer sus fuerzas para, en la mejor de sus hipótesis, construir una candidatura hacia el 2025 y 2027, mientras Milei hace el “trabajo sucio”. Ninguno de estos sectores expresa un plan político alternativo de ruptura con el sometimiento al FMI, a lo sumo están dispuestos a discutir algún tipo de renegociación pero sin cuestionar el rol de dependencia económica, política y social al capital financiero internacional y nacional, que cuestione las ganancias de los grandes grupos empresariales, los mismos que tienen incidencia en las universidades a partir de convenios de colaboración y que de avanzar el plan de Milei se profundiza esta tendencia.
La Cámpora en Medicina de la UBA votó con la Franja (UCR) para no denunciar el plan de Milei. En Derecho no fueron a la asamblea autoconvocada y la boicotearon. En Económicas “obviaron” criticar a la conducción por no convocar a la asamblea e incluso defendieron que hable una militante libertaria que defendía al gobierno y no quisieron votar el apoyo a trabajadores despedidos Aerolíneas Argentinas, nuestra aerolínea de bandera.
La Mella como parte de la conducción de Filosofía y Letras, intenta allí mostrarse como que “lucha”, pero el tema es que contenido tiene. Están dejando que la política del conflicto sea la de los rectores. Son parte del frentón, no tienen una política de alertar sobre el objetivo de los rectores que tiene que ser diferente al del movimiento estudiantil.
Además tienen funcionarios que en las facultades llevan a cabo el auto ajuste. Se convirtieron en la pata estudiantil que justifica ese ajuste, como pasó con el recorte de la franja horaria en Filo el año pasado. En sociales se negaron a votar contra el DNU, la Ley Ómnibus y la reforma laboral, hasta incluso contra hacerle una sentada al Decanato para exigir que no haya autoajuste y prendan la luz.
Una estrategia para enfrentar a Milei poniendo de pie al movimiento estudiantil
Desde la Juventud del PTS nuestra estrategia es construir una fuerza social, que ponga en jaque el plan de conjunto del Gobierno. La única forma de que esto surja, es apostando a nuevas formas de organización desde las bases, que puedan trazar su propia política y su propio plan de lucha alternativo al que nos quieren imponer las direcciones.
Como ya estamos viendo, surgen sectores con disposición a la lucha, a pesar incluso de sus direcciones políticas, sociales y sindicales que buscan “encorsetar” sus reclamos y regimentar sus formas de lucha. Nuestro principal desafío es elevar cada demanda parcial, a una demanda política contra el gobierno nacional y su plan de llevar adelante un quinto saqueo en el país. Es por esto, que nos apoyamos y desarrollamos al máximo conflictos como el de GPS-Aerolíneas Argentinas, como una vidriera de lucha, mientras fomentamos las instancias de autoorganización que han surgido hasta el momento como son las asambleas barriales. En esa misma perspectiva, creemos que la necesidad de coordinación entre las distintas luchas es fundamental, ninguna conducción sindical o política de los conflictos en curso, incluyendo el de la universidad, apostará a desarrollar al máximo una fuerza que potencialmente puedan poner, hasta su propio rol en cuestionamiento.
Pero mientras impulsamos al máximo estas instancias de autoorganización y somos parte de las luchas en curso, nuestra perspectiva va mucho más allá de enfrentar los planes de Milei o de solamente resistir hasta el próximo periodo electoral. Nosotros apostamos a que emerja en nuestro país una fuerza política, un partido de la clase trabajadora, que con un programa anticapitalista y socialista dispute el poder político del Estado y ponga en pie un gobierno de las y los trabajadores, organizado desde abajo. Por esto retomamos las experiencias más avanzadas de nuestra clase como el Cordobazo, que abriendo un proceso social y político entre trabajadores y estudiantes representaron lo que llamamos una acción histórica independiente, que comenzó a superar a las conducciones peronistas e hirió de muerte a la dictadura de Onganía.
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Esta orientación se expresa en lo que hacemos todos los días en las facultades: desarrollamos espacios de autoorganización de vanguardia como las Postas de Salud y Cuidados en Medicina y Psicología, Fadu en Lucha y las comisiones de base en aquellas facultades dónde los centros le dan la espalda a la organización de les estudiantes.
Lamentablemente, esta orientación no la compartimos con el resto de la izquierda: el Partido Obrero que conduce dos centros de estudiantes (Farmacia y Bioquímica y Veterinarias) y AGD, hacen propaganda contra el plan de Milei de conjunto y de la necesidad de lucha, pero dentro de las asambleas e instancias que participan su principal tensión está en desarrollar un movimiento sin delimitaciones políticas. Por esto, no discuten sobre qué tipo de unidad necesitamos (lo cual implicaría alertar sobre cómo están actuando las diferentes fuerzas políticas en el conflicto). Con tal de diluirse en el movimiento pro educación pública, olvidan la pelea política por un programa que exprese un polo de izquierda.
Por otro lado el Nuevo MAS viene con un programa 100% corporativo de “estudiantazo”, lo que es 100% adaptado al frente de los rectores y direcciones sindicales y estudiantiles. En la UNA donde dirigen, desprecian la autoorganización a tal nivel que negaron poner en pie una comisión de base, además de actuar de forma antidemocrática en las asambleas.
Con estas orientaciones, difícilmente apuesten a que el movimiento estudiantil en unidad con otros sectores en lucha pueda ser la fuerza social capaz de enfrentar todas las medidas del gobierno.
Desde la Juventud del PTS queremos llevar estos debates al conjunto del movimiento estudiantil. A la par de plantear qué queremos aumento de presupuesto, pero no a costa del hambre de los trabajadores y jubilados. Para eso tenemos que llegar a cada curso e inundar las redes sociales y las cursadas con estas propuestas.
Este 23, nos proponemos movilizarnos junto con los centros de estudiantes de cada facultad donde marcharán la mayor cantidad de estudiantes de nuestras universidades. Queremos que nuestra política se destaque en cada columna con carteles, afiches y canciones. La marcha está instalada en todas las facultades, pero tenemos una pelea importante porque ni las autoridades ni las direcciones radicales y peronistas quieren mostrar que para defender la educación hay que enfrentar de conjunto el plan de Milei.