Joe Biden lidera desde Estados Unidos la coalición que acaba de iniciar acciones de guerra sobre el mar Rojo al bombardear Yemen. Lo hizo en nombre de la "libertad de navegación", por los ataques que las milicias huties de Yemen han lanzado sobre las embarcaciones que surcan ese mar en rechazo al genocidio que Israel está llevando adelante en Gaza. Alerta en toda la región.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 12 de enero 10:31
El genocidio que el Estado de Israel está llevando adelante sobre la población palestina se viene extendiendo por la región amenazando con iniciar una conflagración de magnitud en todo Medio Oriente, y más allá. El último y reciente cápitulo de esta guerra se lleva a cabo a más de 2.000 kilómetros de la Franja de Gaza y lo protagonizó Estados Unidos y el Reino Unido (junto a una coalición que incluye a Países Bajos, Australia, Canadá y Bahrein) al bombardear entre la noche del jueves y la madrugada de este viernes más de 70 puntos de Yemen, en las costas del mar Rojo.
Las milicias huties de Yemen, parte de la rama chiita del islam y cercanos a Irán, hace semanas que vienen atacando las rutas navegables en el mar Rojo en respuesta a la guerra que Israel lleva adelante en Gaza, y advirtieron que lo seguirían haciendo hasta que Israel concrete un alto el fuego definitivo.
En nombre de la "libertad de navegación" Estados Unidos empezó a amenazar a Yemen y finalmente este viernes concretó los ataques sobre el país junto a bombarderos de Reino Unido.
En las horas previas la Casa Blanca había emitido un comunicado que decía "Estados Unidos y nuestros socios no tolerarán ataques contra nuestro personal ni permitirán que actores hostiles pongan en peligro la libertad de navegación en una de las rutas comerciales más críticas del mundo [...] No dudaré en ordenar más medidas para proteger a nuestra gente y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario".
A pesar de los ataques de Estados Unidos los huties prometieron continuar con los bombardeos sobre el mar Rojo y convocaron para este viernes movilizaciones mutitudinarias en Yemen contra la coalición liderada por Biden y contra el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino.
Las acciones que vienen llevando adelante los huties efectivamente habían provocado retrasos de semanan en varias embarcaciones que debieron tomar rutas alternativas a la del mar Rojo e incluso llegaron a atacar a buques de guerra británicos y estadounidenses que estaban en la región, lo que fue utilizado como excusa final por Biden para lanzar los bombardeos de este viernes.
Sin embargo, los ataques de la coalición liderada por EE. UU. tienen otro objetivo. En primer lugar el de apoyar a su socio estratégico, Israel, el de mostrar su poderío en la región, y el de enviar un mensaje a Irán por medio del ataque a las milicias huties.
Durante años Yemen fue atacado por una coalición de Estados Unidos y Arabia Saudita (enemigo de Irán en la región) hasta provocar en el país la crisis humanitaria más grave de la actualidad. En 2022 se había llegado a una tregua informal tras haber sido derrotada, en los hechos, la coalición de Arabia Saudia y EEUU. Esa fragil tregua se volvió a romper en las últimas 24 horas.
Pero, las acciones de este viernes dan un paso más, Estados Unidos se acaba de involucrar militarmente en la guerra que Israel lleva adelante en Gaza como no lo había hecho hasta ahora amenazando con extenderla aún mucho más allá de Medio Oriente.
Ya el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había anunciado sus intenciones de extender las operaciones a Líbano, Siria, Irán y Turquía "de ser necesario". De hecho viene de atacar con drones Beirut, la capital de Líbano, como no lo había hecho desde el año 2006, para asesinar a un alto dirigente de Hamas. Lo que provocó una crisis y la reacción de Hezbollah que aumentó la tensión en la frontera entre Líbano e Israel.
Es decir, el Gobienro israelí no tiene ningún reparo, sino que más bien espera sumar a otros países en su cruzada por inflamar la región y acabar con lo que considera una amenaza directa (empezando por Irán y milicias afiliadas). Mientras que desde el inicio del genocidio sobre el pueblo palestino en octubre del año pasado, Netanyahu ha literalmente ninguneado a los enviados de Estados Unidos, incluyendo el secretario de Estado Antony Blinken, es ahora el mismo Biden quién ha terminado entrado por la puerta grande al conflicto al atacar Yemen.
En pocas horas llegaron los repudios a la acción conjunta de Estados Unidos y Reino Unido de parte de China, Rusia y Turquía, mientras que la mayoría de los países árabes, cuyas direcciones vienen mirando para otro lado ante la masacre israelí, no quieren que una nueva chispa encienda el fuego en toda la región.
Como señala el New York Times "Algunos aliados estadounidenses en el Medio Oriente, incluidas las naciones del Golfo como Qatar y Omán, habían expresado su preocupación de que los ataques contra los hutíes pudieran salirse de control y arrastrar a la región a una guerra más amplia con otros representantes iraníes, como Hezbolá en el Líbano o milicias respaldadas por Teheran en Siria e Irak".
La crisis también llegó al interior de Estados Unidos donde los republicanos y el propio Donald Trump cuestionaron los ataques diciendo que Biden estaba llevando al país a una nueva guerra innecesaria, en medio del inicio de la campaña electoral que terminará en las elecciones presidenciales de este año.
El brutal genocidio de Israel contra el pueblo palestino, que es seguido en directo por todo el mundo, ha provocado una ola de indignación y ha revitalizado un movimiento de apoyo al pueblo palestino como no se veía hace décadas.
Las movilizaciones en Estados Unidos, Reino Unido y Europa, como así también en el mundo árabe y en otros países vienen siendo recurrentes y han sumado a judios antisionistas que por miles en distintos lugares dicen "no en nuestro nombre" y "alto el fuego inmediato". Estos movimientos no solo cuestionan el terrorismo del Estado de Israel sino el apoyo de sus propios gobiernos, empezado por los de Estados Unidos y la mayoría de las potencias europeas, a los ataques israelíes.
Redoblar este movimiento de solidaridad y avanzar sobre acciones más radicales contra el envío de material bélico a Israel o sobre el complejo militar industrial que las provee, involucrando a los sindicatos y a la clase obrera en su conjunto, es un primer paso no solo en apoyo al pueblo palestino, sino para evitar que la acción del Estado sionista y sus aliados imperialistas inicien una nueva guerra que pueda poner en riesgo a toda la humanidad.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario