En medio de la ola de calor, cientos de miles de usuarios quedaron sin luz en el AMBA. Milei le concedió a las energéticas la desregulación del sector que disparó las tarifas, sin embargo, las empresas casi no invirtieron. Hace 34 años que las privatizadas parasitan con subsidios o tarifazos de los distintos Gobiernos a costa de un servicio pésimo.
Julio Pérez @Juliomp25
Miércoles 5 de marzo 18:13

Este miércoles el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) amaneció con un apagón masivo que en el pico del corte afectó a más de 620.000 usuarios, dejando también paralizados subtes, comercios, oficinas y semáforos en casi media Ciudad. Actualmente un tercio de ellos aún siguen sin luz. El mega apagón evidenció la estafa de las privatizadas y el Gobierno, que a pesar de haber ganado millones con los tarifazos, no invirtieron y los cortes de luz continuaron .
Desde que asumió, Milei le concedió a las privatizadas tarifazos que fueron muy superiores a la inflación. Entre febrero de 2024 y enero de este año, las tarifas eléctricas aumentaron en promedio 431%, mientras la inflación en el mismo período fue de 85%.
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El 28 de febrero, Edesur publicó su balance de 2024 ante la Comisión Nacional de Valores. La empresa informó un aumento del 29% real en los ingresos registrados, impulsados "principalmente, a los aumentos tarifarios aprobados hasta tanto culmine el proceso de revisión tarifaria en curso". Sin embargo, según la empresa la inversión sólo aumentó un 9%.
Un informe oficial de CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) remitido al ex Secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció 4 meses antes de que empiece el verano que podía haber cortes programados por las “altas temperaturas” y la falta de energía, debido a la falta de inversión en la generación y distribución.
Por medio de la resolución 294/24 del 1ero de octubre del área energética, el Gobierno había reconocido que en el transporte de energía, por falta de inversiones "el 40% de las instalaciones agotaron su vida útil por no haber realizado la reposición de la capacidad funcional perdida, planteando un alto riesgo operativo que afecta a los usuarios y a la escasa oferta de generación existente con un alto grado de vulnerabilidad ante contingencias simples".
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Crónica de una estafa
Edesur es controlado en un 70% por el Gobierno ultraderechista italiano de Georgia Meloni.
La empresa italiana Enel se iba a ir del país a fines de 2022, tras varias multas por cortes e incumplimientos de “protocolos de seguridad eléctrica en la vía pública” por parte del ENRE. Ante la deficiencia del servicio y la bronca de miles de usuarios, la expropiación de la empresa se había puesto en agenda y la italiana Enel hizo pública su decisión de desprenderse de Edesur en 2023, después de varios años de vivir de subsidios estatales.
No es amor, son negocios. https://t.co/whkW4Gjh4M
— Myriam Bregman (@myriambregman) March 5, 2025
Tras asumir Milei, los directivos de Enel se reunieron con Luis Caputo en diciembre de 2023 donde éste le prometió la desregulación del sector y los aumentos tarifarios. Para marzo de 2024, el Ceo global de la compañia, Flavio Cattaneo, confirmó en una reunión con el ministro de Economía, que suspendían la venta de Edesur y se quedaban en el país: "el sector necesitaba una actualización tarifaria después de muchos años de congelamiento de tarifas”.
Para el primer trimestre de 2024, Edesur había incrementado sus ganancias un 307% en términos reales, sin embargo las inversiones apenas habían aumentado un 2%.
Un informe de La Nación de octubre de 2024 confirmó que "las compañías de electricidad obtienen el margen de distribución (ganancia neta) más alto en 22 años". Actualmente tanto Edenor como Edesur reclamaron al ENRE en una audiencia pública por el cuadro tarifario una “mayor tasa de rentabilidad a largo plazo” para realizar inversiones. Inversiones que en 34 años de gestión privada de la distribución de energía no fueron realizadas, con pruebas a la vista de todos.
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La bronca contra las privatizadas se extiende a lo largo y ancho del país. Es necesario que esto se exprese con urgencia en las calles, para terminar con la estafa de las privatizadas y el servicio de pésima calidad. Sumado a debatir la única salida viable: la nacionalización de los servicios públicos bajo gestión de trabajadores, usuarios y técnicos, como propone la izquierda.
La única manera de tener servicios baratos y accesibles y pensar en forma democrática una verdadera transición energética sustentable con el ambiente. Invertir las prioridades de las ganancias de unos pocos estafadores, por sobre las necesidades de las grandes mayorías.