Una ola de casos de corrupción que han salpicado a Latinoamérica, y que erosiona la legitimidad tanto de los denominados gobiernos de derecha y "progresistas".
Jueves 9 de febrero de 2017
Los casos de corrupción cruzan las fronteras, y parece no haber quien se salve del juicio de la opinión pública. En este caso la acusación inicial sobre el ex presidente de Perú Alejandro Toledo, a quien se le asocia el recibo de dineros millonarios por parte de la empresa Odebrecht, quien ha dado que hablar durante los últimos meses por casos similares, ha salpicado además a ex presidentes del conjunto del continente.
A Toledo se le adjudica presuntamente cerca de $20 millones de dólares recibidos por parte de la multinacional brasileña, a cambio de la construcción de una carretera interoceánica entre los años 2005 y 2008, lo que ha llevado al fiscal a cargo Hamilton Castro a solicitar la prisión preventiva del ex mandatario, tras haberse dilucidado documentación incriminatoria, posterior al allanamiento de casa. De hacerse efectiva la resolución, según señala el presidente del Poder Judicial Duberlí Rodríguez, significarían 18 meses en prisión, mientras sigue el curso de la investigación
La corrupción salpica para todos lados
Sin embargo la investigación de los casos de corrupción está lejos de quedar solo en Toledo, ya que la fiscalía también llamará declarar al actual presidente de Perú Pedro Pablo Kuczynski, y a los ex presidentes Ollanta Humala, Alán García, y a la ex candidata Keiko Fujimori. Todo esto es debido que el ex representante de Odebrecht en Latinoamérica, Jorge Barata, manifestó haberse reunido con todos ellos durante el período de campaña electoral.
Es así como uno de los más bullados casos de corrupción del último tiempo, no solo salpica a empresarios y directivos, sino que tensiona la legitimidad del régimen político, llegando incluso a relacionarse con exmandatarios, ministros y funcionarios del gobierno peruano.
Latinoamérica y la decadente ola de corrupción
Hace ya bastante tiempo hemos visto como los casos de corrupción han aumentando, sin escatimar en los denominados gobiernos “progresistas”. Claros ejemplos son las acusaciones a la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández y su gobierno Kirchnerista o al exmandatario Brasilero, Lula Da Silva, quien viene siendo investigado por el caso Petrobrass, uno de los más grandes casos de corrupción en la que se ha visto implicada la casta política. En el caso de la derecha, la vinculación de Mauricio Macri por los famosos Panamá Papers o el presidente Piñera por Latam y Bancard, también los han colocado en el centro noticioso.
Como esos, existen cientos de ejemplos más que hoy se hacen más evidentes, frente a una Latinoamérica golpeada por el fin del super ciclo de las materias primas, y la desaceleración económico, habiendo un giro a la derecha que solo ha podido sostenerse a través de mayor precarización y recortes hacia el pueblo trabajador.
Toda esa desconfianza acumulada por años de traiciones y privilegios de unos pocos enquistados en el gobierno y al servicio de unos pocos, hoy urge volverla organización, bajo una alternativa independiente de los empresarios y sus partidos, que sea anticapitalista, socialista y revolucionaria, buscando barrer con este régimen de corruptos, y poner en pie un gobierno de los trabajadores y trabajadoras.