El ministro de Seguridad de Axel Kicillof se sumó a las voces que reivindican el modelo aplicado por Nayib Bukele en El Salvador, quien en los últimos días difundió imágenes con cientos de presos con el torso desnudo, descalzos y amontonados de forma inhumana. En ese país rige una especie de estado de excepción permanente, mediante el cual ya se detuvo a 64 mil personas, entre ellas niños y adolescentes. Con la crisis en Rosario agravada y en el centro de la agenda, el ministro aprovechó para hacer demagogia de sus políticas represivas y punitvistas en el país.
Viernes 3 de marzo de 2023 20:48
Las imágenes difundidas durante los últimos días de la nueva mega cárcel, CECOT (Centro de confinamiento del terrorismo), en El Salvador, creada por el gobierno autoritario de Nayib Bukele, tuvieron un fuerte repercusión y fueron aprovechadas por figuras de distintos países para hacer demagogia de “mano dura” y de la necesidad de aplicar esos métodos en territorio local. La cárcel preparada para mantener privadas de su libertad a 40.000 personas como parte de la “guerra contra las pandillas”, hace gala de prácticas de tortura y de violación a los derechos humanos, tal como fue denunciado por diversos organismos internacionales.
En Argentina, esa campaña derechista coincidió con el agravamiento de la crisis en Rosario, a partir del tiroteo al supermercado de la familia de Antonella Rocuzzo y un mensaje mafioso para Messi. Esa crisis con las bandas narcos, consecuencia de la profunda crisis social en el país en general y en la ciudad portuaria en particular, cuenta entre sus responsables con la participación y complicidad de distintos sectores del Estado como jueces, fiscales, las Policías, empresarios y funcionarios políticos, tal como surge de las investigaciones hechas a raíz de diversas causas.
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Sin embargo, las figuras de los partidos tradicionales centran sus discursos en el tema de la “seguridad” y proponen como solución el incremento del aparato represivo, mediante más efectivos en las calles y barrios, más presupuesto y más armamento. De la crisis, la desigualdad y el ajuste de la mano del FMI, mejor no hablar. A la vez, el fortalecimiento de ese aparato en épocas de crisis y posibles estallidos sociales, es una receta repetida de esos partidos.
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Tras las apariciones mediáticas de Patricia Bullrich, que en plena campaña electoral propone enviar a las Fuerzas Armadas para combatir al narco, el ministro de Seguridad de Kicillof, que tuviera como jefa política a la vicepresidenta Cristina Fernández, no quiso regalarle por completo el espacio político a la presidenta del Pro, y salió a “hacer lo suyo”.
En una entrevista a Radio La Red este miércoles, afirmó que el modelo salvadoreño es “música para mis oídos” y sostuvo que “no me sonroja decir que creo que Bukele me copió lo que tengo en la cabeza". Según señaló, ese régimen represivo le “da vuelta por la cabeza todos los días” y a él no le “temblaría el pulso” para hacer algo similar. “Hasta tengo el lugar donde lo haría, cómo lo haría y de qué manera”.
A la vez, el ex carapintada y encubridor de los crímenes de la maldita bonaerense, con los casos de Facundo Castro, Alejandro Martínez o Daiana Abregú entre algunos de ellos, defendió modificar la Constitución para aplicar el trabajo forzado en las cárceles, con el fin de que los presos paguen su estadía, tal como sucede en el CECOT y otras cárceles del mundo.
Las declaraciones del funcionario de Kicillof no sorprenden a nadie, pero hacen a una reafirmación de su peligrosa política represiva y punitivista que sostiene, bajo la protección del gobernador y el Frente de Todos.
Vale mencionar que no sólo Berni salió a reivindicar el autoritarismo de Bukele, sino que tanto figuras de la oposición de derecha como otras pertenecientes al Frente de Todos, también se subieron al clamor punitivista en el actual contexto de la crisis en Rosario.
Uno de los primeros en reivindicar públicamente al salvadoreño fue el ex diputado radical Luis Petri: "En la Argentina necesitamos más Bukele y menos Zaffaroni", dijo en una entrevista al canal A24.
Desde el otro lado de la grieta, o no tanto, el referente del Frente de Todos y dirigente del Movimiento de Unidad Popular, Federico Martelli, señaló al medio LPO que "para los peronistas la defensa de la vida y de la libertad son principios inalienables, no podemos seguir aceptando que las mafias, el crimen organizado y las bandas de delincuentes le saquen la vida y la libertad a millones de argentinos". Y siguió: “Bukele mostró que se puede combatir y doblegar al crimen organizado, ya que “lamentablemente en los últimos años han ganado lugar posiciones contemplativas con los delincuentes y poco a poco el Estado desistió de su deber de garantizar la seguridad pública”, señaló. El progresismo te lo debo.
También, desde el espacio de la coalición gobernante, el referente bonaerense del gobernador peronista de San Juan, Sergio Uñac, Ramon Prades García, parece haberse adelantado a la fiebre derechista de algunos. Semanas atrás se reunió con el embajador de El Salvador en Argentina para saludar la “lucha contra el narcotráfico” de ese país. “Con el objetivo de conocer la experiencia en la lucha contra la inseguridad en El Salvador, Ramon Prades García, referente del Grupo San Juan, estuvo reunido con Eduardo Cardoza Mata, embajador de ese país en la Argentina”, decía un tuit del peronista Grupo San Juan.
La demagogia punitivista y carcelaria atraviesa a las distintas coaliciones de los partidos tradicionales que ponen el eje en la llamada “seguridad” para evitar el debate acerca de las causas profundas que están detrás del crimen organizado, como la desigualdad, la pobreza en cada vez mayores capas de la población, de la mano de las políticas de ajuste dictadas por el FMI. Para esos lineamientos, tampoco hay grieta entre el oficialismo y la oposición derechista.