Lo acusan falsamente de haber ido al Congreso con una “granada” y de tener “varios antecedentes”. Junto a otras tres personas sigue preso en Ezeiza, aunque esta semana puede haber novedades. En esta entrevista Jonathan cuenta quién es su hermano. Desmiente el relato del Gobierno, Stornelli y los medios cómplices. Y sentencia: “Mucha gente se queja, pero el pueblo nunca ganó sin unirse ni salir a luchar por sus derechos”.
Daniel Satur @saturnetroc
Lunes 8 de julio 09:41
Cristian Valiente | Foto gentileza familia
Cristian Valiente es una de las cuatro personas que aún están detenidas en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza por los hechos ocurridos el 12 de junio en las inmediaciones del Congreso mientras el Senado votaba la corrupta y antipopular Ley Bases. Junto a Daniela Calarco Arredondo, Roberto de la Cruz Gómez, David Sica y Facundo Gómez (éste último excarcelado el último jueves), está acusado de “intimidación pública” y “resistencia a la autoridad”.
Los cargos que se le imputan son menores en comparación a las acusaciones iniciales del fiscal Carlos Stornelli, quien a pedido de la ministra Patricia Bullrich había dicho que las 33 personas detenidas esa tarde-noche incitaron a “la violencia colectiva en contra de las instituciones, a imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor, infundiendo un temor público y suscitando tumultos o desórdenes, a la vez de erigirse en un posible alzamiento en contra del orden constitucional y la vida democrática”.
La fiebre de Stornelli (él mismo poseedor de un frondoso prontuario que incluye imputaciones por asociación ilícita) se enfrió pocos días después, cuando la jueza federal a cargo de la causa, María Servini, terminó liberando por falta de mérito a 28 de esas personas y cuestionando al fiscal por la “orfandad probatoria” de sus acusaciones. Aunque, en lugar de tirar a la basura ese expediente, Servini le dio un changüí al Gobierno y aceptó procesar con prisión preventiva a las cinco personas restantes. Algo debía quedar para que el fracaso de la operación criminalizadora de la protesta social no fuera completo.
El jueves pasado la Cámara Federal de Apelaciones hizo caso al pedido de la defensa de Facundo Gómez y ordenó su liberación tras 22 días en cautiverio. Pero no hizo lo mismo con Calarco Arredondo, Valiente, Sica y De la Cruz Gómez. En cada caso, los camaristas de la Sala 2 argumentaron irrisoriamente que habría razones para sospechar que podrían “fugarse” o “entorpecer la investigación”. En el caso de Valiente, se basan en sus supuestos “antecedentes penales” y en que al momento de detenerlo tenía una “granada de mano”.
Esta semana puede haber novedades, también de la Sala 2 de la Cámara de Apelaciones, que podrían revertir la situación de quienes siguen detenides. A partir de este lunes los jueces Martín Irurzun, Eduardo Farah y Roberto Boico deberán resolver sobre la “cuestión de fondo”, es decir sobre la causa de conjunto. Si la Cámara no quiere quedar pegada a las mentiras guionadas desde la Rosada, todos los procesamientos deberían caer y nadie debería quedar tras las rejas ni un día más.
“¡Terrorista!”
Durante el 12 y 13 de junio, en las horas posteriores a la cacería desatada por las fuerzas federales y la Policía de la Ciudad, el ministro de Seguridad porteño Waldo Wolff difundió, a través de sus medios amigos, que Cristian Valiente había sido detenido con una “granada en el bolsillo de su campera negra” y que el hombre “acumula varios antecedentes penales” por “robo”, “suministro de estupefacientes” y “violación de domicilio”.
El funcionario agregó que “la Justicia quiere determinar cómo llegó” a manos de Valiente esa granada, “si fue producto de un robo o alguien se la entregó para generar disturbios” (Clarín), sobre todo teniendo en cuenta que “no es la primera vez que tiene problemas con la Policía” (Infobae).
A 26 días de los hechos, ninguna de esas empresas periodísticas se molestó en averiguar si lo que dijo Wolff era verdad. Aunque podría sospecharse que sí lo hicieron, pero su complicidad con el relato oficial pesa (y vale) mucho más que cualquier fe de erratas. Por eso en aquellas crónicas de propaganda oficial la voz ausente viene siendo la del propio Valiente. O la de su familia.
“Ellos te pueden arruinar sólo con pasar un video durante varios días en la tele, tienen mucho poder y jamás piden disculpas ni van a reconocer ningún error, se creen dioses”, afirma ante La Izquierda Diario Jonathan, el hermano de Cristian. Para él, las grandes cadenas periodísticas “no quieren ver la realidad y el sufrimiento que hay detrás de cada detenido, lo único que quieren es tener a alguien a quien acusar, pero eso es tapar el sol con un dedo”.
El caso de Valiente es particular por la famosa “granada” que la Policía le encontró en su poder al momento de detenerlo y darle una paliza. Como ya se detalló en otra nota, ante un requerimiento judicial la empresa estatal Fabricaciones Militares despejó las dudas al confirmar que ese elemento pertenecía al Ministerio de Seguridad, que compró la totalidad de esas granadas en 2018, cuando Bullrich también era ministra.
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Es decir que Valiente no mintió cuando dijo que encontró la granada en el piso durante la brutal represión. De hecho aseguró que la agarró para mostrársela a los medios que cubrían los hechos, ya que ese gas tenía fecha de vencimiento en julio de 2022 y él quería denunciarlo.
Así como la granada no era una “prueba contundente” contra él, lo de los “varios antecedentes penales” también es parte de un relato criminalizador poco sustentable. Porque el único antecedente real es una causa de 2017 en la que le aplicaron una condena de tres meses en suspenso por un delito menor. Algo que, por lo demás, no tiene ningún tipo de relación con aquello de lo que se lo acusa hoy.
Para saber quién es Cristian Valiente, cómo transita esta campaña en su contra y qué pasaron en estos 26 días de prisión irregular, La Izquierda Diario conversó con Jonathan, su hermano menor y quien mantiene con él un contacto cotidiano a la espera de su liberación.
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“Es una persona común, un laburante”
Jonathan se alegró el jueves cuando supo que la Cámara de Apelaciones ordenó excarcelar a Facundo Gómez. Pero, lógicamente, su bronca no cesa por lo que está pasando su hermano desde el 12 de junio. Confía en lo que viene haciendo la defensa de Cristian, en manos de abogadas de la Defensoría General de la Nación, que ya logró liberar a Gómez y que también defiende a Sica y a De la Cruz Gómez.
Cristian laburó mucho tiempo en una metalúrgica, en blanco. También en una distribuidora de Coto. Después se quedó sin laburo y se fue para Capital. Siempre se dio maña para todo lo que sea trabajos de mantenimiento, albañilería, esas cosas. Ahora laburaba enfrente de donde vivía.
Él tuvo conflicto con los dueños del hotel. Le habían dejado de pagar y querían echarlo de su pieza. Por eso lo denunciaron por usurpación. Él mostró los recibos que nos daban cuando trabajábamos para ellos, todo en negro. Perdieron ese juicio y el juez les prohibió desalojarlo hasta que no le pagaran todo lo adeudado.
Ahora nos enteramos por una vecina que, aprovechando que está preso, le desalojaron la pieza. Estamos viendo cómo recuperar sus cosas. Cuando salga no sabemos dónde va a ir. Su círculo íntimo siempre fue chico. A la marcha fue solo, de manera esponténea, sin ninguna organización.
Vale decir que varios de quienes estuvieron detenidos junto a Valiente, al ser liberados hicieron público que en el penal de Ezeiza les tiraron gas pimienta tras obligarlos a desnudarse para registrar sus ingresos. Torturas acompañadas de amenazas, todo penado por la legislación nacional e internacional. Y se agrega un dato central: desde el 10 de diciembre el Servicio Penitenciario Federal funciona bajo la órbita del Ministerio de Seguridad.
“No hay razones para mantenerlo preso”
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Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).