Una jóven trans desaparecida hace más de dos semanas. El hallazgo de un cuerpo y la presunción mediática basada en fuentes policiales, cargada de sentidos comunes estigmatizantes.
Miércoles 28 de febrero de 2018
El grito de “Ni una menos, vivas nos queremos" es una exigencia que se multiplica desde que el movimiento de mujeres, referenciado en el movimiento #NiUnaMenos, comenzó a ganar las calles y colmar las plazas a nivel nacional, extendiéndose rápidamente a otro países.
¿Quiénes buscan a las mujeres trans que desaparecen? Sus amigas, sus compañeras, la familia, las organizaciones de mujeres que no confían en el Estado, en su policía, ni en sus instituciones.
Cinthia está desaparecida desde hace más de dos semanas, una de sus amigas denunció su desaparición. Su familia la busca y espera encontrarla con vida. Hace pocos días su hermana pidió a través de las redes sociales que "no se lleven de la gaceta", aludiendo a una nueva nota de dicho medio que la vincula con el hallazgo de un cuerpo que aún no ha sido identificado. "Solo un ADN puede afirmar que es mi hermana. La gente que lleva el caso de ese cuerpo me dijo que ni ellos saben si es Cinthia, ¿cómo va a saber La Gaceta?. Tenemos la esperanza de que esté viva".
Estigmatización y sentidos comunes
Títulos como "Un escándalo" o "Enemistades peligrosas" son los elegidos para ordenar artículos periodísticos que destinan párrafos y más párrafos a la construcción y el fortalecimiento de representaciones estigmatizantes sobre las mujeres trans. La estigmatización consiste en reducir a las personas a los rasgos que se les atribuyen; y esto puede hacerse a través de procedimientos ideológicos que trabajan con enunciados que pueden no ser explícitamente discriminatorios sino que muchas veces pueden esconderse detrás de discursos moderados o puntos medios.
Los medios no sólo informan, también tienen la capacidad de generar representaciones que construyen o reproducen sentidos comunes, por ello son responsables (pensemos en la responsabilidad e influencia del principal medio en la provincia) en generar una serie de características estigmatizantes al “informar” sobre “hechos de la realidad”.
En el caso sobre la desaparición de Cinthia dan relevancia y voz de referente a un empresario de la noche cuya función fue describir problemas con otras personas, sospechar vínculos con delitos y hechos de violencia, entre otras categorizaciones. Se entrevé una versión solapada (y no tanto) del "quien mal anda, mal acaba", en la cual la transfobia no logra ser disimulada detrás del uso de pronombres femeninos. Al tiempo que dejan de lado el trasfondo en que tienen que vivir numerosas mujeres trans sometidas a los negocios millonarios que se mueven con la "administración" de las zonas de prostitución, no mencionan (ni pensar en cuestionar) el rol de la policía, ni las redes de trata trans.
Ante la marginación social, que cuenta con la mirada cómplice del gobierno que no da ninguna respuesta a las exigencias de esta comunidad de una vida digna y de mejores condiciones materiales, se toma la posición política de invisibilizar a la comunidad trans. Lo que digan de sí mismas no importa, importa lo que los otros digan de ellas, así es que una trans no puede ser referente de su propia comunidad, sino que siempre serán otros. Importa más lo que un empresario que lucra con las chicxs y ex candidato a concejal por el FPV tenga para decir sobre ellas. En el camino en el que se las aparta se construye una imagen y un discurso estigmatizador sobre las mujeres trans (“son problemáticas”, “son violentas”, “se atacan entre ellas”, “son dealers”).
Ahora que sí nos ven
Los avances en la organización de sectores del colectivo trans, en unión con organizaciones de mujeres y el activismo LGTBI de la provincia, que se fue fortaleciendo en los últimos años motorizadas principalmente por la búsqueda de justicia para Celeste, quien fue abusada por policías de la comisaria IV en el año 2013, el CeTrans como punto de encuentro y reconocimiento en otras, la furia volcada en las movilizaciones ante el transfemicidio de Ayelén, han puesto en la agenda provincial la discusión sobre medidas elementales y urgentes que impliquen no sólo mejores condiciones de vida, sino ya directamente la posibilidad de sobrevivir para las mujeres trans.
Hay una exigencia que se repite en las calles, en las redes, en las conversaciones, que repiten una y otra vez las chicas trans, que es bandera del movimiento de mujeres en Tucumán y en todo el país: ¡cupo laboral trans YA! Un derecho a ser arrancado al Estado.
El mismo Estado que miro con ojos de complicidad como las mujeres trans eran expulsadas de las escuelas, empujadas a la calle desde pequeñas y que ha dejado un sin número de transfemicidios y que sólo ha incluido en el programa “Ellas Hacen” a 33 beneficiarias. Una actitud miserable de parte de un Estado que destina millones de pesos a subvencionar a grandes empresas y a la iglesia católica, históricamente responsable en la condena a las identidades y sexualidades disidentes.
Se dan concesiones miserables solo cuando es de conveniencia política de los partidos patronales como la UCR y el PJ. Las mismas fuerzas políticas que han cajoneado el proyecto de Ley presentado el año pasado en la legislatura provincial.
La pelea es por la vida. Afirmación que sonará controversial o sin sentido a los oídos de quienes se autodenominan “pro-vida” en estos días de la tan buscada discusión constante sobre la legalización del aborto, la necesidad de aplicación de la leyes de Educación Sexual Integral y de Salud Sexual y Reproductiva.
Lo que está en juego, lo que peligra a diario es la vida de las mujeres y de quienes desafían la heteronormatividad enarbolando orgullosamente identidades disidentes a las impuestas por el binarismo sexista patriarcal, tan funcional a la dominación capitalista que necesita de cuerpos disciplinados para que su rueda siga girando. Esa rueda que nos lleva puestas, que aplasta la vida de la clase trabajadora, hasta que nos decidimos a pararla.
Por ello parte de las peleas que da Pan y Rosas es la organización de forma independiente del Estado y sus instituciones. Así como la necesidad de fortalecer la discusión y la unión con los sectores de la clase trabajadora que hoy salen a luchar, la única clase capaz de parar al mundo.
Por eso es fundamental la exigencia a los gremios que para este 8 de marzo se llame a un paro activo que tome el cupo laboral como una de sus demandas, esto es posible.
Entonces, la pelea es por la vida que merecemos. Y en esa pelea nos enfrentamos a los intereses de los de arriba, la burguesía o los patrones, como guste llamar. Intereses defendidos por los partidos tradicionales que se suceden en los gobiernos.
Este 8 de Marzo Con Pan y Rosas y el PTS-FIT vamos a estar marchando, también, por el cupo laboral Trans. Este 8 de marzo marchamos por el Pan y las Rosas para las mujeres trans.