El líder socialista, Pedro Sánchez, recibió este martes el encargo de Felipe VI de ser candidato a presidente del Gobierno español y abrirá hoy una ronda de contactos con todos los partidos. Resignación en el PP, intentos de arbitrar de Ciudadanos y desesperación en las filas de Podemos. La crisis continúa.
Diego Lotito @diegolotito
Miércoles 3 de febrero de 2016
Foto: EFE/JuanJo Martín
El monarca finalizó su segunda ronda de consultas designando finalmente a un candidato que, por primera vez en la historia, no es el más votado. Después de que Mariano Rajoy declinara el 22 de enero su oferta de ser candidato ante la carencia de apoyos, una situación que sigue sin variar, Felipe VI eligió a Pedro Sánchez para que empiece el procedimiento de investidura.
“El cambio debe ser de la mayoría de los conciudadanos o no será”, dijo Sánchez en el Congreso tras el anuncio del monarca, mostrándose dispuesto y confiado en “sacar a España de la situación de bloqueo” que vive a más de cuarenta días de haberse celebrado las elecciones del pasado 20 de diciembre.
Sánchez se propone negociar por un periodo de “al menos un mes”, un pedido que el socialista Patxi López, presidente del Congreso y en cuyas manos esta fijar la fecha del debate de investidura, ya ha dejado claro que le otorgará sin problemas a su colega de partido.
“Yo voy en serio, creo que los españoles se merecen un gobierno, espero que todos estemos a la altura de la responsabilidades”, dijo el líder socialista, con la esperanza de recabar el apoyo de Podemos y Ciudadanos. A “izquierda y derecha”, claramente.
El problema es que el anhelo de Sánchez puede darse de bruces con la realidad en menos de lo que canta el gallo. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha vuelto a afirmar que su partido no votaría un gobierno en el que estuviera Podemos. La política de la nueva derecha cool no ha variado: sigue siendo una gran coalición junto al PP y el PSOE, donde busca ubicarse como árbitro y celestino a la vez para evitar a toda costa que se repitan elecciones.
Podemos tiene por su parte el mismo rechazo a un acuerdo en el que esté Ciudadanos. Pablo Iglesias calificó ayer de ambigua e hipócrita la actitud de Sánchez por intentar “vender un acuerdo de Gobierno con Podemos y Ciudadanos” cuando eso “es imposible”. Para Iglesias, “Ciudadanos es el bastón del PP y no es posible un Gobierno con ellos”.
El líder de Podemos solo ve dos escenarios posibles: o un Gobierno de coalición presidido por Sánchez, con él mismo como vicepresidente y con una participación proporcional de Podemos e Izquierda Unida en los ministerios, o un pacto a tres entre el PSOE, Ciudadanos y el PP, la “gran coalición” del bunker.
A pesar de la presión, Iglesias sigue “teniendo la mano tendida” al PSOE. Es que al contrario de lo que opinan sectores afines a Podemos, la propuesta de un “gobierno de progreso” de Iglesias no es una “gran maniobra” con el único fin de seguir horadando la base del Partido Socialista. Es una opción política pensada y preferible al escenario de nuevas elecciones, en las que Podemos empieza a ver cada vez más contradicciones (desde el control de sus alianzas territoriales, hasta la presión de reabrir el melón de la “confluencia” y, no menos importante, la presión económica de pagar una nueva campaña electoral millonaria).
Pero, además, la complicada intentona de Sánchez le plantea a Podemos otro problema: si rechaza la opción de un pacto a tres con Ciudadanos, lo que en concreto impediría la investidura y propiciaría nuevas elecciones, tendría que cargar ante los ojos del sector más conservador de sus votantes con una buena parte de la “culpa” de haber impedido que asuma un gobierno que desaloje al PP de la Moncloa. Es decir, el efecto inverso al que generó con su propuesta inicial de gobierno al PSOE, poniendo a los socialistas a la defensiva.
Una situación intrincada que explicaría el tono cada vez más desesperado de Iglesias en sus exigencias al PSOE. O por caso también de su número dos, Iñigo Errejón, que en un tuit afirmó que “El PP y el PSOE nos han hecho perder 40 días, pero se rompe el impasse. Hay condiciones para un Gobierno de cambio, pero es momento de decidirse”. Aunque quizá el ejemplo más claro de la desesperación haya sido el tuit publicado “por error” en la cuenta de Podemos Zaragoza con una detallada propuesta de reparto de carteras ministeriales entre el PSOE, Podemos e IU.
Mientras el PP cae cada vez más en desgracia y se aferra a la única posibilidad de que unas nuevas elecciones modifiquen el escenario político y terminen de abrirle paso al sector de los barones del PSOE que ya no esconden su deseo de poner la cabeza de Sánchez en una pica, el líder socialista no tiene otra salida que tratar de formar gobierno como sea si quiere continuar con su carrera política.
Para ser elegido presidente, Sánchez debería obtener en una primera votación la mayoría absoluta de la Cámara, algo que ya está descartado. De no conseguirlo, a las 48 horas tendría lugar otra votación, en la que solo haría falta mayoría simple. Una mayoría que aún no queda claro que pueda conseguir. Pero en caso de lograrlo, ya sea con Ciudadanos y Podemos (un pacto imposible), o liderando un “gobierno del progreso” con Pablo Iglesias como vicepresidente, Sánchez encabezaría un ejecutivo que, con el peso del PP en el Parlamento y en el Senado, al día siguiente posiblemente estaría al filo de la moción de censura. La crisis política continúa.
Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.