Acorralado por las expectativas de amplios sectores en "recuperar lo perdido" y el ajuste que exigirá cualquier renegociación de la deuda, Fernández evitó desde México dar detalles sobre las medidas que adoptará cuando asuma el próximo gobierno.
Martes 5 de noviembre de 2019 00:00
En la conferencia de prensa que brindó desde México tras su encuentro con el presidente López Obrador, Alberto Fernández fue consultado por periodistas respecto a distintas medidas económicas concretas desde el inicio de su gestión el 10 de diciembre, como el dólar, las tarifas de servicios públicos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la deuda.
Sin embargo, el presidente electo de la Argentina prefirió evitar las definiciones y preparar el terreno para un escenario que probablemente no contenga buenas noticias para las mayorías populares. "El 10 de diciembre no es una fecha mágica", se defendió. Al parecer, continuará la política de pedir paciencia frente a las demandas urgentes de las y los trabajadores, al tiempo que en el período de transición presidencial se acentúa la crisis para amplias capas de la sociedad.
"Cambia un gobierno, pero no una realidad económica"
El futuro mandatario argentino hizo hincapié en el deterioro de los indicadores sociales, con niveles de pobreza que rondarán el 40 % de la población hacia fin de año. Pero lejos estuvo de contraponer a esa cruda realidad de la "herencia macrista" un planteo de medidas concretas.
En relación al dólar, al ser consultado por la continuidad o no del actual cepo cambiario, Alberto Fernández respondió que "lo que Argentina vive en materia de dólares es lo que Macri produjo en materia de dólares, y el 10 de diciembre no es una fecha mágica".
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La estrategia de Fernández es desvincular al peronismo de la responsabilidad que tuvo durante la gestión macrista, garantizando su gobernabilidad. Gobernadores provinciales, legisladores y burocracia sindical peronistas fueron piedras angulares para que pasen, en el Congreso y en las calles, muchas de las medidas de ajuste y endeudamiento impulsadas por el gobierno y el FMI.
"En todo caso, ese día sabremos cuántos dólares quedaron en las arcas del Banco Central, pero la verdad es que eso no se resuelve con un cambio de gobierno. Es el resultado de una política que dejó que migren de las arcas del Banco Central decena de miles de millones de dólares a destinos desconocidos. No se convirtieron en obras, en ahorro, en pago de deuda, se convirtieron en fuga de divisas", sentenció.
Sin embargo, cabe decir que gran parte de la caída acelerada de reservas está efectivamente relacionada con el pago de deuda. Si bien es cierto que se utilizaron para contener una suba más elevada aún del dólar en las semanas previas a las elecciones y de que alimentaron la fuga de divisas, la reducción de las reservas del Banco Central, de casi U$S 23 mil millones entre las PASO y el 27 de octubre, se debió también al pago religioso de los vencimientos de deuda.
Ese, el de la continuidad de pagos de deuda, es un baluarte intocable para Fernández, que será uno de los aspectos que permanecerá inmodificado.
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Asimismo, omitió dar precisiones sobre las posibilidad cierta o no de levantar las restricciones cambiarias o de un plan de liberar el tipo de cambio en los primeros días de gobierno, aspecto que con el nivel de reservas actual implicaría una nueva devaluación. Una interpretación posible de su evasiva en este tema es que continuaría, al menos un tiempo, la política de restringir la compra y venta de dólares.
"Todos y todas debemos hacer un esfuerzo"
En relación a las tarifas de servicios públicos, Fernández cuestionó la actual dolarización pero sin afirmar que iniciará una política de desdolarización, simplemente una revisión que implicará un gran "esfuerzo de todos y todas".
"No puede ser que en la Argentina las tarifas estén dolarizadas cuando el resto de la economía no lo está", indicó el presidente electo, y añadió: "Eso dije que iba a ser revisado desde el primer día".
"De ahí veremos lo que nuestra economía permite o exige. Todos tenemos que hacer un gran esfuerzo. Y cuando digo todos, somos todos y todas. Todas son las energéticas".
¿Qué significa lo que "la economía permite o exige"? ¿Cuál será el esfuerzo que exigirá de las empresas energéticas? Hasta ahora, todo el peso del ajuste tarifario viene recayendo sobre los consumidores y el pueblo trabajador, ¿ellos también deberán seguir haciendo un esfuerzo? Otra ambigüedad, que responde al proyecto de convencer que es posible conciliar intereses contradictorios.
Por supuesto, revertir el esquema de servicios públicos privatizados heredado de los años `90, está fuera de todo radar.
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"La deuda es una obligación que debemos cumplir"
Otro de los temas claves es la negociación de la deuda con los acreedores privados y con el propio FMI. Recordemos que actualmente el peso de la deuda en relación con el producto que general la economía (PBI) es de casi el 100 %, una gran parte de la misma valuada en moneda extranjera y legislada en tribunales extranjeros.
Al respecto, Fernández indicó que la deuda sería legítima porque la tomó un gobierno democrático, que si bien tuvo - en sus palabras- una administración desastrosa, de ninguna manera se pone en cuestión el pago de la deuda ya que consiste en una "obligación" que debe cumplirse.
Esto es, cualquier uso que se haya hecho de la misma, aún si se destinó al enriquecimiento de unos pocos fugadores seriales de dólares, con el aval del FMI, es válido por el sólo hecho de haberse realizado bajo el imperio de la democracia burguesa.
Recordemos que no sólo la deuda con el FMI está "floja de papeles", ya que ni siquiera cumple con los requisitos legales vigentes, sino que toda la historia de la deuda está plagada de fraudes e ilegalidades, que termina pagando el pueblo trabajador.
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Fernández apenas denunció la responsabilidad del FMI en la actual catástrofe económica de la Argentina y suplicó que tenga "reflexión y la necesidad de compresión de que no podemos seguir ajustando a la sociedad argentina”. La experiencia histórica e internacional demuestra que el rol del FMI no es tener consideración con "cualquier país deudor", sino que actúa como el garante de los intereses del gran capital.
A esto debe agregarse la continuidad de un modelo que acentúa la primarización y el "consenso de los commodities", en una etapa del ciclo en donde no hay condiciones externas favorables para los productos primarios de exportación como supo haber en los primeros años del siglo XXI. Vaca Muerta, megaminería, granos, alimentos y carnes, son los sectores que dijo promocionar a los inversores en México. Nada que envidiarle al proyecto del "supermercado del mundo" con el que Macri inició su gestión.
El futuro presidente pretende hacer creer, como lo hizo en campaña, que Argentina podrá seguir bajo el mando del FMI y pagando la deuda, sin que ello implique mayores penurias para la clase trabajadora. Ni hablar, menos aún, de revertir en algo la "herencia macrista" de deterioro de la economía, los salarios y los ingresos populares.
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