El programa dará "orientación" y "formación" a jóvenes y adultos desocupados. Pero también las empresas podrán ocuparlos en "pasantías". Incluye, nuevamente, subsidios a las empresas que lo utilicen.
Miércoles 24 de noviembre de 2021 08:51
Como parte del relanzamiento de su “segunda etapa” de gestión, como lo anunció el presidente Fernández el “día de la militancia”, este martes se conoció la creación del Programa Fomentar Empleo. El mismo estará bajo la órbita del Ministerio de Trabajo de Claudio Moroni.
¿Cuál será su objetivo? Asistir a trabajadores con "dificultades para ingresar al empleo formal en el desarrollo de su proyecto ocupacional, a través del acceso a prestaciones que les permitan mejorar sus competencias laborales e insertarse en empleos de calidad".
¿A quiénes estará dirigido? Especialmente a “jóvenes de 18 a 24 años, mujeres de 25 a 59 años, varones de 45 a 64 años y personas de la diversidad sexo genérica”.
¿Y cuáles serán los servicios que promete el Ministerio? Dar “orientación laboral y asistencia en la búsqueda de empleo; intermediación laboral; formación profesional; certificación de competencias y apoyo a la inserción laboral. En este sentido, tendrán la posibilidad de participar de prácticas en ambientes de trabajo y ser beneficiarias de acciones de promoción para la inserción en el trabajo registrado”.
¿Algo más? Sí, en realidad la resolución incluye algunas “asistencias” más bien dirigidas a los empresarios. En el artículo 5 asegura que los beneficiarios “podrán acceder, además de a las prestaciones generales indicadas en el artículo precedente, a prácticas en ambientes de trabajo”. O sea, pasantías donde no se especifica las condiciones ni el salario. En el artículo 7 aclara que el Ministerio “podrá prever el otorgamiento de asignaciones dinerarias a las trabajadoras y los trabajadores comprendidos durante su participación en las prestaciones generales”. O sea, una asistencia social que nada hace pensar que será distinta a los magros montos que reciben un millón de desocupados; acá ni siquiera se garantiza un monto. Por último, pero no menos importante, se plantea que el programa está “comprendido por el beneficio de reducción transitoria de contribuciones patronales para empleadores y empleadoras del sector privado establecido por el Decreto N° 493/2021 y sus normas reglamentarias”. O sea, que las empresas que “formen”, “intermedien” o utilicen a trabajadores en sus “prácticas” gozarán de subsidios. Casi no pagarán contribuciones patronales.
El Programa fue promocionado por gran cantidad de medios, oficialistas y opositores. Pero: ¿es una salida al problema de la desocupación y el trabajo precario de millones de jóvenes (y adultos)?
Una receta repetida, sin resultados
En realidad el “nuevo” programa se parece a muchos a otros planes que desde la década del 90 lanzan distintos gobiernos con la excusa de combatir el desempleo. En todos ellos el problema, en particular de los jóvenes pero también de adultos desocupados recientemente, sería la falta de “orientación”, de “intermediación” o incluso de “formación profesional”.
La verdad es otra. Lo que se encuentran la mayoría de los trabajadores y trabajadoras, sobre todo jóvenes, son los trabajos precarios, la alta rotación entre empleo y empleo, la falta de registración y los contratos precarios, donde últimamente se reducen casi exclusivamente al régimen de monotributo.
Por eso ninguno de los programas tiene los resultados promocionados. Alcanza con repasar los que ya existen actualmente. Es el caso del Te sumo, anunciado en plena campaña, se propone la “inserción laboral” para jóvenes dentro de empresas que son subsidiadas por el Estado. O el más antiguo Programa de Inserción Laboral (PIL), que también paga parte del salario de jóvenes utilizados como mano de obra barata en grandes empresas (lo utilizan McDonald’s, Burguer, contratistas de Edesur, Edenor, etc). También podríamos incluir el Potenciar Trabajo o los planes sectoriales lanzados como el de la construcción.
Sin embargo, la desocupación juvenil sigue cercana al 20 %, alimentada por la crisis y la pandemia. La precarización supera el 70%.
¿Y por qué no funcionan? Porque el principal problema no es la “intermediación” o la “formación”, sino las condiciones que quieren los capitalistas argentinos para sus negocios: la precarización cada vez más brutal de la clase trabajadora, sobre todo de sus músculos más “frescos”, y más subsidios de parte del Estado.
El hecho vale para todos los sectores de la económica, desde los grandes servicios a la construcción y la agroindustria. Pero tiene un caso ejemplar en Toyota. La automotriz se convirtió en noticia hace algunos meses cuando hizo una “fake news”: no conseguía jóvenes con secundario completo para sacar camionetas como chorizos. Pocos días más tarde consiguió que el Estado haga la famosa “intermediación”: le acercó el currículum de jóvenes de la zona y le redujo fuertemente las contribuciones patronales. Este último era el único objetivo de la empresa. En realidad, no el único. Dos meses después impuso una reforma laboral de empresa donde los jóvenes ya no podrán disfrutar el fin de semana porque tendrán que trabajar turnos agotadores no solo los viernes sino también los sábados obligatorios.
En síntesis, el “fomento” del empleo en momentos de pospandemia está atravesado por el intento de las patronales de imponer mejores condiciones para sus negocios. Más flexibilidad y más beneficios.
Otra forma de resolver el problema del empleo y el futuro de la juventud
Como decíamos, los distintos programas lanzados en los últimos años no han traído soluciones. Ninguna “intermediación” ni “práctica formativa” ha resuelto el problema de la precariedad, los bajos salarios la inestabilidad laboral. Simplemente porque apuntan a ofrecer mano de obra barata a las empresas.
La crisis económica y las condiciones de ajuste que va a imponer el FMI van a profundizar este problema. Por eso, no hay forma de resolver el flagelo de la desocupación sin invertir las prioridades.
Como plantea el Frente de Izquierda Unidad, si se redujera la jornada laboral y se repartieran las horas de trabajo, sin afectar el salario, se podrían crear millones de puestos de trabajo con derechos. Lo mismo si se pusiera en marcha un plan de obras públicas para resolver las necesidades sociales. Esa es la única manera de “fomentar el empleo” y salvar de la ruina a la clase que mueve el país.