Más de un mes de paralización del sector docente en Antofagasta. Esta semana, la mayoría bajaron el paro y decidieron volver a clases, aunque nadie está conforme con las respuestas de la CMDS y la Seremi de Educación, pues se sabe que no cambia nada de fondo. El Gobierno se la juega con todo para desactivar cualquier atisbo de organización, pero tampoco logra imponer una derrota a las y los docentes. Crece la semilla de la unidad. ¿En qué momento estamos? ¿Cómo prepararse para enfrentar ataques, como la instalación de los SLEP?
Martes 16 de abril
Semanas intensas se han vivido en Antofagasta por la paralización del sector docente, alrededor de un mes de paro educativo, tras la trágica muerte de la profesora de inglés, Katherine Yoma. Cinco semanas de asambleas en establecimientos educacionales, entre delegados sindicales y gremiales, de movilizaciones masivas en las calles- no vistas desde tiempos del estallido social-, de protestas afuera del Municipio exigiendo la renuncia del alcalde Velásquez y también en CMDS, donde miles de trabajadores de la educación pidieron la cabeza de toda la plana directiva de Corporación.
Intenso porque esta paralización- y la muerte de la docente- mostró que el autoritarismo de equipos directivos y autoridades de Corporación, la precariedad de la educación pública, el hacinamiento, entre tantas otras falencias, que propician los problemas de convivencia escolar, son parte de la realidad de miles de docentes en Antofagasta y en el país. Pero, no solo de profesores y trabajadores de la educación, sino de apoderados y estudiantes, es decir, de miles de familias trabajadoras.
La respuesta de las autoridades
La respuesta por parte del Gobierno y autoridades locales- como el alcalde, el directorio de Corporación o el gobernador regional- ha sido una verdadera burla. Nada de inyección de recursos para la educación pública; ante la crisis de salud mental y convivencia escolar, la propuesta es un departamento de cuatro profesionales para más de 50 establecimientos que concentran 40 mil estudiantes; por el hacinamiento de las salas de clases- muy relacionado con el aspecto de convivencia escolar-, la propuesta del seremi de Educación es ampliar los cupos en recintos educativos ya colapsados para responder a la falta de matrículas, es decir, más hacinamiento, y aplicar la doble jornada escolar sin tener claro cuántos docentes se necesitarán contratar para responder al aumento de estudiantes y qué arreglos en infraestructura se realizarán. Ante la no construcción de escuelas y liceos en más de 10 años, se proponen proyectos a futuro y a lo más “escuelas modulares” (container en La Chimba, cerca del ex vertedero con quemas de basura constantes sin solucionar).
Para enfrentar problemas de violencia en las comunidades, lo que plantea el Gobierno es mantener sus fracasados programas dirigidos a los equipos de gestión y de capacitaciones, que en nada han cambiado el clima interno porque las condiciones descritas que generan violencia escolar se mantienen e incluso la situación promete empeorar.
Todas estas migajas y medidas parche planteadas ante la crisis, han sido discutidas durante las “mesas de trabajo”, instancias propuestas por CMDS y concejales de Gobierno, como Waldo Valderrama (PC) y Camilo Kong (Convergencia Social). Esta ha sido la política para desviar las legítimas demandas expresadas en decenas de petitorios. Buscan desactivar el paro, pero sin dar una s alida de fondo.
El seremi de Educación se ha subido a este “caballito”, haciendo de “mediador”, pero, en todo momento, llamando al retorno a clases sin importar las condiciones y el estado de los recintos educativos. En las y los docentes, el vocero de gobierno en los hechos, ha sido el dirigente del CdP Comunal de Antofagasta, y militante PC, Raúl Roblero, quien ha apostado por las mesas de trabajo con autoridades y se ha conformado con las migajas que quiere entregar la Seremi , así lo mostró en su columna del 24 de marzo ¿qué hacer el martes? en el medio regionalista, donde recomendó desactivar la movilización tras la movilización del 25 de marzo que fue una demostración de 10 mil personas en las calles.
Como dijo la profesora Daniela Avilés, integrante de la agrupación Nuestra Clase y dirigenta del Sindicato de Profesores y Profesionales de la Educación- SIPPE-, “hay dos estrategias en disputa en este movimiento. Por un lado, una estrategia de desgaste, que busca negociar por arriba y por separado, para obtener aspirinas, sin solucionar nada estructural; y, por otro lado, una estrategia de unidad, que plantea luchar juntos, apoderados, estudiantes y trabajadores de la educación con un pliego unificado desde las bases”.
Una semilla de unidad crece en instancias triestamentales
En medio de la reciente lucha surgieron asambleas triestamentales, que se han dado en liceos y escuelas como el Técnico (A14), La Portada A22, Liceo Domingo Rivera (B13); Escuelas como la Huanchaca (E56), Escuela España (D59), Escuela Cariola (D136), Escuela Gabriela Mistral (G111), entre otros establecimientos. Estas reflejan una semilla de unidad entre trabajadores de la educación, apoderados y estudiantes, semilla que germina a raíz de la necesidad de hacer frente a la crisis educativa. Dicha articulación también se expresó en el Encuentro Educativo, realizado en el Liceo Comercial- ISCA-, y donde participaron cerca de 200 personas; como también en el Festival por la educación, convocado en Plaza Nicolás Tirado.
Los problemas estructurales de la crisis educativa no tienen solución de fondo, se mantiene el hacinamiento, el agobio y el autoritarismo en los establecimientos municipales, afectando no sólo a docentes, sino que también a estudiantes y apoderados, ya que no hay una inyección de recursos frescos para resolver estos problemas.
La concejala Natalia Sanchéz (PTR) ha propuesto en una ordenanza para abrir el debate y exigir “que se incorporen recursos para la contratación de profesionales para cada establecimientos como son psicólogos y terapeutas educacionales, para que puedan aportar específicamente en los temas de convivencia escolar y salud mental de las comunidades educativas; así también es necesaria la elección y revocabilidad de las autoridades escolares por la comunidad, es urgente que sean realmente democráticas; estas propuestas tomadas de las instancias de unificación de la movilización, demuestran que son necesarias mesas de trabajo vinculantes con apoderados, estudiantes y trabajadores de la educación, así decidir democráticamente los recursos y propuestas que se necesitan para la educación”.
En este proceso se gestó la política desde abajo, cuestionando la política de división desde las alturas que año a año sólo ofrece promesas que son incumplidas, desactivando la fuerza de la movilización con el enfrentamiento entre docentes y apoderados.
Una alternativa que apostó -y apuesta- a la unidad de docentes, trabajadores de la educación, apoderados/as y estudiantes, para impulsar, juntos, una lucha en defensa de la educación pública y cambios profundos en esta materia y en el ámbito de la “vida interna” de cada comunidad educativa; pero que también cuestione la precariedad que enfrentan miles de familias trabajadoras que son parte de este sistema municipal abandonado por el Estado y los gobiernos, destruído durante distintos mandatos de la ex Concertación y de la derecha, y que ha perpetuado un sistema de hacinamiento, de mala alimentación, de agobio y autoritarismo que han mantenido estas autoridades. Este germen de la unidad toma completa vigencia frente al aceleramiento de los servicios locales de educación pública (SLEP) en la región, ataques que ha demostrado una profunda degradación en distintas regiones y comunas donde se ha aplicado, muy cerca, en Atacama fue y es una importante crisis que tuvo a la comunidad movilizada. En Antofagasta y en otras regiones, los SLEP también auguran empeorar la situación, por lo cual está unidad es clave para enfrentar lo que se viene.