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Reforma jubilatoria. Frente a la fuerte represión policial en Francia: ¿qué hacen las centrales sindicales?

Desde la firma presidencial del decreto para lanzar la impopular reforma jubilatoria, la represión policial se ha intensificado. Pero mientras la violencia de las fuerzas represivas llueve sobre los manifestantes y aumenta la amenaza de cárcel y multas a los huelguistas, la intersindical nacional ni siquiera ha emitido una declaración. Frente a la represión estatal, la intersindical debe romper su silencio, denunciar la represión policial y encabezar una amplia campaña de apoyo.

Martes 21 de marzo de 2023 22:43

Philippe Martinez (CGT) y Laurent Berger (CFDT)

Philippe Martinez (CGT) y Laurent Berger (CFDT)

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Garrotes, gases lacrimógenos, detenciones policiales y requisas de huelguistas -un mecanismo autoritario que tiene el Estado Francés para que los trabajadores vuelvan a sus puestos. El mecanismo de requisa amenaza a los huelguistas con seis meses de cárcel y 10.000 euros de multa si se niegan a volver a sus trabajos-: este es el día a día de los manifestantes desde la aprobación de la reforma de las pensiones a través del antidemocrático artículo de la constitución francesa, el 49.3. La represión se desata para impedir que se extienda la cólera y cortar de raíz la radicalización naciente (esto a pesar de la ausencia de convocatorias intersindicales), buscando aterrorizar a todos los que siguen manifestándose cada día.

El número de personas detenidas durante las manifestaciones es enorme: el jueves por la noche, 310 personas fueron detenidas, 258 de ellas en París; el viernes, al menos 61 personas fueron detenidas sólo en París; el sábado, 169 personas fueron encarceladas, y 287 personas fueron detenidas de nuevo el lunes 20 de marzo, día de la votación de la moción de censura. En París, Elsa Marcel, abogada del Colegio de Abogados de París, nos decía que "todas las celdas están llenas, estamos en la misma situación que durante el movimiento de los Chalecos Amarillos".

Más allá del número de personas detenidas, están los golpes con porras, el uso sistemático de gases lacrimógenos y granadas disuasorias, las llaves de estrangulamiento y los cañones de agua. Hasta el punto de que se siguen denunciando situaciones de extrema violencia. Gendarmes reteniendo a un padre y a su hijo pequeño en Chatelet, un manifestante noqueado de un puñetazo en París, policías de las Brigadas Anti Criminal (BAC) golpeando a un joven hasta tirarlo al suelo en Marsella, los testimonios de violencia policial se suceden en las redes sociales.

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Ante esta represión, varios sindicatos locales se han pronunciado, como el sindicato de Isère, que "condena enérgicamente esta represión y exige que no se inicie ningún procedimiento judicial". Sin embargo, por el momento, no ha aparecido ningún comunicado de la intersindical nacional para denunciar la represión. Un escándalo tanto más grave como cuando en diciembre de 2018, la intersindical, no dudó en condenar la violencia de los Chalecos Amarillos en un comunicado que como mínimo se puede catalogar como de la vergüenza.

Desde este punto de vista, Laurent Berger (dirigente de la Confederación Democrática del Trabajo -CFDT-) destaca una vez más, ya que fue más rápido en denunciar la violencia de los manifestantes que en denunciar la represión que está cayendo sobre todo el movimiento. Laurent Berger declaró el domingo a Libération que "la violencia procede generalmente de grupos no controlados, de movimientos espontáneos. No son tolerables, ya sean físicos o simbólicos. Lo que tememos es, una vez más, que se instrumentalice la cólera. O bien con fines políticos, o bien con violencia sólo para crear el caos". Tras haberse desmarcado de la huelga renovable de los recolectores de residuos y haber denunciado a sus propios sindicalistas tras una acción simbólica en Dijon, el "jefe" de la CFDT se muestra una vez más contrario a cualquier dinámica de endurecimiento del movimiento.

Por parte de Philippe Martinez (el Secretario General de la Confederación General del Trabajo -CGT francesa-, si el tono es diferente, es sobre todo la inacción lo que prevalece.

Entrevistado en Boursorama (un portal financiero francés), el dirigente de la CGT empezó diciendo "he visto un cierto número de imágenes que no son aceptables". Antes de proseguir: "frente a estas manifestaciones, hay un aumento de la represión de los manifestantes que no está justificado". Pero a pesar de esta tímida denuncia de la violencia policial que se acumula, la dirección de la CGT no hizo nada, incluso contra las requisas que se están produciendo entre los recolectores y ahora los trabajadores de las refinerías. No se ha lanzado ninguna campaña sistemática: ninguna convocatoria de concentraciones frente a las comisarías, ninguna manifestación contra la represión. En el twitter de la CGT no se ponen imágenes de la represión policial, haciendo invisible el terror gubernamental.

Frente a este salto represivo, la intersindical tiene la responsabilidad de liderar una amplia campaña contra la represión que debe combinar la defensa incondicional de los reprimidos con un apoyo judicial y financiero efectivo, y la denuncia clara de la violencia policial y de sus responsables, Macron y su gobierno. Esta es una tarea central del movimiento. No sólo para defender a todos los que serán procesados por acciones de huelga y manifestación, sino también para aumentar la confianza de todos los trabajadores y jóvenes movilizados. Sin esta política, se corre el riesgo de que la represión acabe desanimando e intimidando a los millones de trabajadores que se han manifestado en las últimas semanas.

Sobre todo, en un momento en que el gobierno de Macron y su primera ministra Elizabeth Borne, está más débil que nunca. La lucha contra la represión no es sólo una cuestión defensiva. Lanzar una campaña sistemática de solidaridad sería, en efecto, una herramienta para unir a sectores, en particular la juventud, violentamente reprimida en las manifestaciones espontáneas, y el movimiento obrero, golpeado por las requisas y las intervenciones policiales en los piquetes.

Sin embargo, esto implica romper con el tabú mantenido por las direcciones sindicales desde el inicio del movimiento: la negativa a politizar una protesta que ya plantea cuestiones que van mucho más allá de la retirada de la reforma.

Como plantean los compañeros de Révolution Permanente, integrante de la Red Internacional de La Izquierda Diario: "esa ruptura debe imponerse en la base, coordinando a los sectores para intentar llevar a cabo iniciativas frente a la represión, también -más ampliamente- para plantear reivindicaciones que superen el estrecho marco actual. Una política así será, en efecto, una condición necesaria para construir un movimiento poderoso que pase a la ofensiva, y saque a Macron, Borne y sus reformas de la presidencia".


Arthur Nicola

Periodista, miembro de Révolution Permanente de Francia