En diálogo con La Izquierda Diario, la hermana del fotógrafo asesinado hace 25 años habla de su lucha contra la impunidad. Una lucha que llega hasta hoy, con todos los condenados en libertad y con el expolicía bonaerense Gustavo Prellezo, quien mató a Cabezas de dos tiros, trabajando de abogado. “El crimen marcó un antes y un después en el país, pero la impunidad sigue en el caso de mi hermano y en muchos otros casos más”, sentencia.
Daniel Satur @saturnetroc
Martes 25 de enero de 2022 00:10
Foto Facebook Gladys Cabezas
La madrugada del 25 de enero de 1997 el cuerpo del fotógrafo de la revista Noticias José Luis Cabezas apareció calcinado dentro de su auto en una cava de General Madariaga, localidad cercana a Pinamar. El crimen fue ejecutado por un grupo de policías bonaerenses con colaboración de una banda de patoteros de La Plata. El instigador del asesinato, a través del jefe de sus custodios, fue el empresario postal menemista Alfredo Yabrán, que se suicidó un año después para evitar ser detenido.
Desde hace un cuarto de siglo Gladys Cabezas es una cita obligada en cada nota, reportaje, acto u homenaje dedicado a recordar el crimen de su hermano y reclamar justicia. Junto a Norma Marotti y José Cabezas (madre y padre de ambos, fallecido él en 2010 y ella en 2017) y Cristina Robledo, compañera del reportero gráfico, Gladys se convirtió en emblema de lucha contra la impunidad. Desde aquel día su nombre, como el de Norma, José y Cristina, fue inevitablemente asociado a un grito: “¡no se olviden de Cabezas!”.
Como tantos otros crímenes políticos perpetrados en Argentina durante estas décadas de democracia para ricos, la lucha contra la impunidad no acaba nunca. Pese a que en algunos casos (como en el de José Luis) haya habido juicios y condenas, siempre el poder empresario, político, policial y judicial se las arregla para demostrar que está allí, incólume, decidido a perseguir y reprimir a quienes osen enfrentarlo y desenmascararlo.
Hace siete años, en un texto difundido por este diario, Gladys decía: “la Justicia fue muy cruel con nosotros: de hecho los asesinos hoy están todos libres sin haber cumplido sentencia”. Y agregaba: “quiero un país donde no muera la gente por decir la verdad”.
Por estas horas muchos periodistas y medios han publicado destacables notas sobre el crimen, el juicio a los policías bonaerenses y la banda de “los horneros” y demás cuestiones relacionadas al caso. Una recomendable crónica, que incluye el proceso previo al asesinato y el contexto político en el que se produjo, es el informe “Cabezas a 25 años de su crimen” que el periodista Gabriel Micchi (compañero de trabajo del fotógrafo) produjo para C5N. También se recomienda el recorrido que Ricardo Ragendorfer hace en una nota para la agencia Télam sobre “la misteriosa ruta del dinero de Yabrán”. Y en otro artículo de este diario, se comparte una reflexión que sigue a una pregunta: “¿quiénes se olvidaron de Cabezas?”.
A 25 años del crimen, La Izquierda Diario conversó con Gladys, la hermana del fotógrafo que en la madrugada del 25 de enero de 1997 fue secuestrado, esposado, baleado y quemado en un pozo de General Madariaga, víctima de un entramado empresario-policial-político que no le perdonó jamás haber gatillado su cámara en dirección al rostro de Alfredo Yabrán.
Pasaron ya 25 años, ¿qué imágenes, qué recuerdos te quedaron marcados de aquellas horas y días posteriores al crimen?
Si bien ustedes sabían que José Luis trabajaba de reportero gráfico, ¿tenían conocimiento del mundo de la prensa, de su relación con la política y de los riesgos que tenía?
¿En ese momento, al menos al principio del caso, les resultaba creíble que a José Luis lo hayan matado por haberle sacado una foto a Yabrán?
Hubo varios personajes que se sumaron sin dudar a la red de encubridores. Por nombrar dos casos que nadie recuerda: el comisario de la Bonaerense Víctor Fogelman, quien realizaba las diligencias en la causa que encabezaba el juez José Luis Macchi y que terminó juzgado por delitos de lesa humanidad; y el perito Darío Amado, que intervino en la autopsia manipulando información para beneficiar a los criminales. ¿Cómo enfrentaron ese entramado?
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¿Qué reflexión hacés de que en la actualidad todos los condenados por el crimen, sacando a dos que fallecieron, estén en libertad?
Ustedes ahora están luchando para que al expolicía Gustavo Prellezo, quien disparó los tiros contra José Luis, no le permitan ejercer como abogado, que no lo rematricule el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. ¿En qué estado está esa pelea?
Imposible evitar recordar en este sentido aquella frase dicha por Yabrán cuando le preguntaron qué es el poder. “El poder es impunidad”, dijo. ¿Sentís que con Prellezo y el resto de los asesinos se cumplió esa premisa, más allá de que fueron condenados a perpetua?
¿Qué simboliza para vos a nivel público, popular, tu hermano y el crimen del que fue víctima?
¿Creés que el caso ayudó a que no se repitieran hechos así o, por el contrario, más allá de las condenas conseguidas el poder siguió ejerciendo esos crímenes y teniendo esa impunidad?
¿Creés que hay gente que se olvidó de Cabezas?
¿Qué mensaje les das a miles de jóvenes que tienen menos de 25 años, que no conocieron el caso y que hoy apenas saben que José Luis Cabezas fue un periodista asesinado en los 90?
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).