×
×
Red Internacional
lid bot

Se fue sin pagar. Murió Roberto Dromi, arquitecto de las privatizaciones menemistas en pos del saqueo

El sábado falleció a los 79 años el exministro de Obras Públicas de Carlos Menem. Fue el artífice de las privatizaciones que dejaron secuelas que se sienten hasta hoy y Milei quiere profundizar. También fue asesor del gobierno de Néstor Kirchner.

Lunes 25 de noviembre 09:06

Escuchá esta nota

El sábado 23 murió a los 79 años Roberto Dromi a raíz de complicaciones en su estado de salud. Fue ministro de Obras Públicas entre julio de 1989 y enero de 1991, junto a su asesor Rodolfo Barra (actual procurador general del Tesoro del gobierno de Javier Milei).

En 1989 tuvo a su cargo la redacción de la Ley 23.696 de Reforma del Estado. Esta ley fue el pilar legal que permitió la privatización de empresas de servicios públicos, un giro radical para la economía argentina que estaba en línea con las políticas neoliberales promovidas por organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Antes de su paso por el Ministerio, Dromi había sido intendente de Mendoza durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica entre 1980 y 1981. También fue asesor jurídico en el Congreso Nacional. Después de su gestión como ministro, se mantuvo activo en la política, llegando a ser asesor del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, durante el gobierno de Néstor Kirchner.

Te puede interesar: ¿Cuáles fueron las consecuencias de las privatizaciones en los 90?

El impacto de las privatizaciones en los años 90

Las privatizaciones impulsadas por la gestión de Menem y lideradas por Dromi significaron un cambio drástico en la estructura económica y social del país. Se privatizaron más de 60 empresas estatales en sectores clave como el petróleo, el gas, el agua, la electricidad, el transporte y las telecomunicaciones.

Esas reformas fueron catastróficas para el pueblo trabajador. Las principales consecuencias incluyeron un aumento significativo de las tarifas de servicios básicos y un deterioro permanente en la calidad de los mismos. Ejemplos de esto son los recurrentes cortes de luz y las deficiencias en el transporte público, que culminaron en tragedias como la masacre ferroviaria de Once.

Otro impacto devastador fue el desempleo masivo. Las privatizaciones produjeron unos 500.000 despidos de trabajadores que pasaron a engrosar las filas de desocupados y pudieron subsistir con las indemnizaciones unos pocos años. Además, el proceso estuvo plagado de corrupción, beneficiando a empresarios que adquirieron activos del Estado a precios irrisorios, acumulando así enormes fortunas a expensas del pueblo.

Las privatizaciones también llevaron a un aumento de la deuda externa del país, mientras que el control de gran parte de las principales empresas pasó a manos de corporaciones multinacionales, incrementando así la dependencia económica de Argentina respecto al capital internacional.

Te puede interesar: ¿Qué pasaría si Milei avanza con su plan de privatizaciones?

La continuidad del modelo privatizador

A pesar de los diferentes gobiernos que ocuparon la Casa Rosada a lo largo de las décadas, el modelo de privatización no sólo ha perdurado, sino que en ciertos casos se ha reforzado. Los gobiernos kirchneristas y el de Mauricio Macri no revirtieron estas políticas de manera sustancial, y en algunos casos, las profundizaron mediante subsidios estatales y aumentos de tarifas.

Hoy Javier Milei levanta la bandera del neoliberalismo y promueve una nueva ola de privatizaciones bajo el estandarte de la “libertad económica”. De hecho propone una desregulación total y una privatización aún más agresiva que la vista en los años 90. El caso de Aerolíneas Argentinas es más que elocuente. Esas políticas no son más que una reiteración del modelo fracasado de aquellas privatizaciones menemistas. Medidas que sólo servirían para profundizar las desigualdades, enriquecer a unos pocos y seguir entregando los recursos del país al capital extranjero, dejando al pueblo trabajador con las mismas deficiencias y carencias que hace tres décadas.

Dromi murió sin pagar por el profundo daño que le hizo al país, al igual que su viejo jefe peronista Carlos Menem, hoy tan reivindicado por los “cerebros” de La Libertad Avanza. Las privatizaciones de los años 90 no trajeron la ni modernización ni la eficiencia prometidas,. Fueron un saqueo de los recursos públicos, una fuente de desempleo masivo y ancla de mayor dependencia económica. Y Milei quiere extender ese modelo.


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario