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Red Internacional
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Internacional. Glifosato: pesticida para las mujeres

Un estudio de una revista francesa denuncia la presencia de glifosato en tampones y toallas femeninas de las marcas Tampax y Always.

Jueves 10 de marzo de 2016

A raíz de la investigación de la revista 60 Millions de Consommateurs que asegura que Tampax, Alwyas y otras marcas de tampones y toallas femeninas que se venden en Francia podrían contener residuos del herbicida conocido como glifosato, es que finalmente Canadá y Francia decidieron retirar de la venta 3.100 cajas de estos productos.

El resultado de los análisis realizado a 11 productos señalan la presencia de residuos potencialmente tóxicos en 5 de los mismos.

Por otra parte, la empresa Corman que fabrica protectores diarios Organyc, efectuó su propio análisis confirmando trazas de glifosato, que es el ingrediente activo en el herbicida Roundup de la agroquímica transnacional Monsanto, en todos su productos a base de algodón.

Cabe aclarar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó a este herbicida como posible cancerígeno, ya que causó daño al ADN y cromosomas de las células humanas analizadas. Esto motivó que el químico fuera prohibido en 74 países.

Algo similar sucedió en nuestro país, cuando investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, constataron la presencia de glifosato en el 85% de productos de higiene y cuidado que tienen como base el algodón.

Un negocio redondo

En nuestro país las semillas del algodón son transgénicas, es decir que fueron alteradas genéticamente para un determinado fin. Puntualmente en este caso, orientaron su resistencia al pesticida glifosato, altamente tóxico para insectos y para seres humanos.

Los capullos de algodón que están listos para ser cosechados, son fumigados en su última etapa a capullo abierto, razón por la cual todas sus fibras quedan embebidas en este herbicida.

Por lo tanto desde el algodón con el que se limpia la cola a los bebés, o las gasas que se utilizan en cirugías hasta los tampones y toallitas femeninas, en todos estos productos se hallaron trazas de glifosato.

La combinación de semillas transgénicas con este herbicida, hace que los cultivos sean resistentes a insectos y plagas, aumentando la producción y con esto la rentabilidad. La empresa que produce y vende estas semillas junto con el potente pesticida es la misma, se trata de la agroquímica transnacional Monsanto, quien prácticamente monopoliza el mercado nacional.

La realidad a la que nos enfrentamos es preocupante ya que la flamante gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, nombró como Ministro de Asuntos Agrarios a Leonardo Sarquis, quien supo ser en Monsanto Gerente General de la división semillas vegetales para Argentina, Uruguay y Paraguay entre el 2005 y el 2007.

El gobierno es doblemente responsable, porque no solo deslinda la responsabilidad que le cabe por proteger la salud de la población, sino que además, como dice aquel dicho popular, “pusieron al lobo a vigilar a las ovejas”.