Editorial. Guernica: a tres meses del desalojo, la lucha por la tierra prometida

Qué lejos está mi tierra
Y, sin embargo, qué cerca
O es que existe un territorio
Donde las sangres se mezclan.

Tanta distancia y camino,
Tan diferentes banderas
Y la pobreza es la misma
Los mismos hombres esperan.
Daniel Viglietti

La lucha por la tierra en Guernica expuso en la escena nacional el problema de la falta de acceso a la vivienda de millones en Argentina. La pandemia empeoró este déficit estructural, que es particularmente grave en el Conurbano. Recordemos que en esta región más de un 18% de los hogares tienen vivienda precaria, un 22,7% no cuenta con agua corriente, más de un 44% no tiene cloacas y un 37% no posee red de gas natural. A estos números escalofriantes hay que agregar que crece el número de inquilinos que se ven imposibilitados de pagar los alquileres porque el sueldo no alcanza. Los pobres urbanos son los primeros que se quedan sin techo, pero las perspectivas habitacionales son malas también para trabajadores formales y de clase media arruinada por la crisis y la pandemia.

Después de meses de lucha, el 29 de octubre pasado los y las vecinas de la recuperación de tierras de Guernica fueron brutalmente desalojados por la policía del Ministro de Seguridad Sergio Berni y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Con rapidez pisotearon la ropa, juguetes y comida de estas familias pobres y sin techo, e incendiaron sus casillas. No dedicaron ni un segundo a investigar a la empresa Bellaco y sus especuladores inmobiliarios que dicen ser los dueños de esas tierras que “obtuvieron” durante la dictadura de Videla mediante la intervención del presidente de la firma que fue funcionario del genocida. La intención del gobierno fue clara, defender los intereses de los grandes especuladores y que festeje el gran capital y el FMI. Brindaron los Rocca, Bunge Born, los Macri, los grandes terratenientes y grupos inmobiliarios.

Hoy a tres meses de esa brutal represión, su lucha continúa. Las y los vecinos se reagrupan, se mantienen organizados. Un sector conformó la Asamblea Permanente que se reúne cada semana. Hacia fin de año después del importante corte del Puente Pueyrredón, la Asamblea Permanente fue recibida por funcionarios del gobierno provincial que se comprometió a la entrega de lotes con servicios a un plazo máximo de 180 días, el otorgamiento de un subsidio y de alimentos. Dijeron que terminarían de firmar la pre adjudicación de terrenos a fin de enero y al día de hoy solo se cumplió con el 20% de los vecinos, y aún se espera la entrega de subsidios, siendo que se trata de cientos de familias trabajadoras de la provincia.

Los tiempos se alargan, y las necesidades crecen en medio de la pandemia. Como dice Fabián, uno de los vecinos que se encuentra hoy en situación de calle junto a su hijo, “lo prometido es deuda”. Los vecinos están reclamando que el gobierno avance en cumplir con las firmas de las actas con la totalidad de los vecinos que integran el listado de la Asamblea Permanente lo más pronto posible. También exigen la entrega inmediata del subsidio acordado y que se resuelva la emergencia habitacional de quiénes están sin techo.

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Sobre la situación actual hablamos con algunas de sus protagonistas. Ellas cuentan que fue un enero muy difícil, tuvieron enfermos por COVID, pasaron hambre y tienen compañeros en situación de calle. Pero se mantuvieron organizados. Actualmente están reclamando al gobierno de Axel Kicillof el cumplimiento de los acuerdos con la Asamblea Permanente, pero también con todo el resto de las organizaciones con las que compartieron la lucha, con quienes comparten la pelea por la tierra y el trabajo.

En el camino de profundizar su pelea están convocando a otras tomas y sectores en lucha a coordinar acciones en común para profundizar la pelea por vivienda, trabajo y tierra. También reclaman el desprocesamiento de todos los compañeros y compañeras.

Hace tres meses millones veíamos en televisión cómo familias sin techo y sin trabajo eran reprimidas. Son imágenes que quedarán grabadas en la retina de muchos. Pero también conmovieron y no serán olvidados, los rostros de esas mujeres que con sus familias se plantaron y lo siguen haciendo, diciéndole al gobierno nacional, al provincial y la oposición derechista, que sus vidas valen mucho más que los intereses de unos pocos especuladores y la defensa de la propiedad privada -que en este caso por otra parte no está siquiera comprobada. La pelea por la tierra, la vivienda y el trabajo sigue, y Guernica no está sola.