La H debutó el 7 de Mayo de 1988 en el pub Helloween, de San Martín, aunque un día antes había hecho un ensayo abierto en el CC Recoleta. Esta y otras historias en esta nota que recuerda a la banda fundamental del heavy argentino.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Lunes 7 de mayo de 2018 09:30
1 – Helvética trío
Como muchos saben, Hermética surgió por impulso de Ricardo Iorio tras la disolución de V8, en 1987. El músico hasta ese entonces sólo se había dedicado a tocar el bajo, aunque al mismo tiempo escribía letras y eso lo motivó a probar suerte como cantante. Así fue concebido el proyecto en sus inicios, cuyos rasgos eran bien diferentes a los que luego lo hicieron conocido.
Además de la rareza de contar con Iorio en la voz principal (rol que luego ocuparía Claudio O’Connor), el grupo ni siquiera se llamaba Hermética, sino en verdad Helvética, el primero de los nombres que se barajaron.
Como el bajista se encargaba de la voz, la prehistoria de la H fue compuesta en un curioso formato trío junto a Martín Knye, guitarrista de paso por Kamikaze y líder de LZ2, grupo que compartía con Leo Maisel, primer baterista de aquello que luego se conocería como Hermética.
Cuenta la leyenda que Iorio había tentado con este nuevo proyecto a Adrián Cenci, aunque el último batero de V8 prefirió seguir a sus ex compañeros Beto Zamarbide y Miguel Roldán en Logos, la banda que fundarían el cantante y el violero.
Con todo, el trío Helvética duró poco y meses después -ya bajo el nombre que lo volvería célebre-, se completó con el guitarrista Tano Romano, el baterista Tony Scotto y el mencionado O’Connor. Es decir, la formación que grabaría el primer disco de Hermética, en 1989.
2- En vivo en Recoleta
Aunque la historia oficial consagró al show del sábado 7 de mayo de 1988 en el pub Helloween de San Martín como el debut de Hermética, la banda ya había tocado con público el día anterior, aunque en una extraña puesta. El periodista Jorge Pistocchi y el realizador Joaquín Amat invitaron al grupo a participar de El Cubo, una performance que ambos organizaron en el Centro Cultural Recoleta el viernes 6 de mayo.
“Fue una especie de ensayo en un patio al aire libre y con entrada gratuita. La gente pasaba y nos veía tocando a nosotros. El que quería se quedaba, y sino pasaba de largo. Ese fue el primer concierto de Hermética” sostuvo Ricardo Iorio en El perro cristiano, la biografía que le dedicó el periodista Ariel Torres. El video es uno de los pocos registros en los que aparece Fabián Spataro, el primero de los tres bateristas que tuvo el grupo desde que empezó a llamarse Hermética, y el único que nunca llegó a grabar. El evento fue filmado por Joaquín Amat, quien conserva un impresionante archivo sobre Hermética y V8, ahora disponible en su canal de YouTube.
3- “Escaping on the patrol”
En la época que Hermética sacó su primer disco y salió a tocarlo por cuanto lugar pudiese, otra banda relativamente reciente de Sudamérica estaba iniciando un exitoso camino en el metal mundial: Sepultura. Los brasileros (formados en 1984) acababan de firmar un contrato con Roadrunner -sello de heavy que en su catálogo incluyó a Megadeth, Slipknot y Korn-, con el objetivo de saltar al mercado internacional aprovechando que sus letras eran en inglés.
Por ese motivo es que Radio Trípoli (la discográfica nacional que editó todos los discos de la H) imaginó lo mismo para la banda argentina y propuso regrabar las canciones del álbum debut en aquel idioma.
Las letras las tradujeron un allegado al sello y Ana Mourín, entonces esposa de Iorio y madre de sus dos hijas. La expectativa era grande y las condiciones estaban dadas. Pero Claudio O’Connor nunca pudo encontrarle la vuelta a una lengua que desconocía: “Lo escuchabas y parecía que cantaba en alemán”, evocó con humor Sergio Fassanelli, directivo de Trípoli.
Para colmo, las traducciones no eran del todo precisas: según recuerda el baterista Tony Scotto, la primera línea en inglés de “Cráneo candente” (la canción que abre Hermética) decía “escaping on the patrol”, cuando en verdad debía ser “dogging patrols”.
Una vez en estudio, el cantante grabó “Desterrando a los oscurantistas” como primera prueba. Pero el resultado de la misma fue lo suficientemente concluyente como para no seguir intentando más. Un extracto de aquella experiencia fue rescatada por un usuario de YouTube y se puede ver acá:
4 - ¡Qué noche, Teté!
Inspirado en “Garage Days”, de Metallica, Hermética grabó su propio disco de versiones. Se llamó Intérpretes y salió en octubre de 1990, un año después que su LP debut. Allí se suceden covers de Los Redondos, Manal, Mötorhead, dos canciones de V8 y una intensa relectura de "Cambalache", que significó también el primer acercamiento en estudio de Ricardo Iorio al tango.
Por esos tiempos se emitía en Telefé el recordado Siglo XX Cambalache, programa que curiosamente no usaba de cortina la obra cumbre de Enrique Santos Discépolo, sino “As Time Goes By”, de Carly Simon. El déficit fue compensado por Hermética, invitado a ofrecer su versión a través de un playback en el que Claudio O’connor ejecutaba una especie de guitarra fantasma, ya que la canción fue grabada por Iorio pero a la vez era necesario alinear a los cuatro músicos ante las cámaras.
“¡Muy bueno! Nos tendríamos que haber vestido de cuero para la ocasión, pero no tuvimos tiempo”, dijo Teté Coustarot, conductora del envío junto a Fernando Bravo, cuando la H concluyó su actuación.
5 - Scotto contra todos
Hermética se preparaba para grabar Ácido argentino, su segundo disco, después de la interesante repercusión generada con el primero. Pero, en simultáneo, algunos desajustes internos obligaban a aplicar determinados cambios.
La tijera cortó a Tony Scotto, quién narró en el documental “La H” junto al plomo Ezequiel Zamperi el insólito conflicto policial que ambos tuvieron antes de un show. Y que determinaría la salida del grupo del batero.
Las declaraciones, picantes, tuvieron como blanco a los otros músicos de Hermética, especialmente el Pato Strunz, su reemplazante. Aunque también atacó a O’Connor y a Romano, desligando del brete únicamente a Ricardo Iorio.
Tiempo después, Claudio O’Connor respondería públicamente este desaire en una especie de “carta abierta selfie”:
6 – El show en Paraguay que no fue
Ácido Argentino fue el disco que comenzó a abrirle a Hermética aquellas puertas que ni en sus sueños imaginaba. Como conocer a José Larralde (una de las principales inspiraciones de la pluma ioresca) o llegar a Obras teloneando a dos bandas pioneras del heavy mundial: Black Sabbath y Mötorhead. Incluso acompañó a esta banda a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en lo que significó la primera experiencia de la H fuera de Argentina.
Todo aquello ocurrió en 1992, año que Hermética quiso cerrar con otro show en el extranjero, esta vez en Asunción del Paraguay. Fue el 26 de noviembre cuando la banda y toda su comitiva viajaron al país limítrofe para ofrecer un recital en un sitio que ya nadie recuerda. Es que, a la postre, Hermética jamás tocó.
Distintas desavenencias con los organizadores motivaron la suspensión del concierto a poco de su inicio, lo cual también impidió encontrar una alternativa. Es que muchas personas habían sacado su entrada.
“Fuera del hotel comenzó a juntarse la gente que había viajado desde Misiones, Formosa, Chaco y el interior del Paraguay. Estuvimos reunidos con 200 fans hasta altas horas de la madrugada, sacándonos fotos mientras la policía pasaba y nos miraba con sorpresa, porque nunca se habían juntado tantos melenudos de cuero”, reseñó el fotógrafo Andrés Violante, quien había viajado junto a Hermética para cubrir ese show en Paraguay que no fue.
Iorio, O’Connor y Romano paseando por Asunción, con la Plaza Uruguaya detrás. La foto fue lo único que se trajo Hermética de un viaje a Paraguay en el que nunca pudo tocar.
7- Traé fasos
Cuando todavía no había debates sensatos al respecto, la prisión era -para la “consideración social”-, el remedio final para la delincuencia. El rock, como en varias ocasiones, tendió otras líneas de lectura y muchas de ellas abrevaron en Radio Olmos, festival organizado en la cárcel de La Plata el 17 de agosto de 1993.
Mientras afuera se disfrutaba de otro feriado por la muerte de José de San Martín, muros adentro se sucedían bandas con canciones tales como “Espadas y serpientes” (Attaque 77), “Cop Killer” (cover de Body Count por A.N.I.M.A.L.) y “Represión” (Pil versionando Violadores en Pilsen).
Hermética hizo su aporte con “Robo un auto” e “Ideando la fuga”, canción que puede verse y escucharse en este video introducido por el Ruso Verea (autor de esta otra memorable entrevista a Iorio en pleno auge de la H). Según recuerdan los presentes, el bajista llevó varios cartones de cigarrillos para entregar entre los presos, gesto que lo distinguió entre los otros músicos que participaron del evento.
8- Las vaquitas son ajenas
El 12 de noviembre de 1994 fue, por distintos motivos, una fecha histórica para Hermética. Significó, en principio, el debut en solitario en Obras, donde ya había tocado anteriormente pero como grupo soporte o en el marco de festivales. En esos tiempos, el desembarco al Templo de Rock significa todo un síntoma de masividad y reconocimiento popular, y fue por eso que decidieron utilizar el material para un disco en vivo (que terminaron siendo tres: Lo último y el doble En concierto).
Pero, además, aquella noche fue utilizada por la industria discográfica para hacer entrega en público del Disco de Oro conseguido por las ventas de Víctimas del Vaciamiento, su tercer y último álbum de estudio.
“Esto es un recuerdo que nos llevamos gracias a ustedes, que compraron este disco, porque nosotros no tenemos ganancias por esas ventas, sino estos señores”, dijo Iorio, señalando a los trajeados que acababan de galardonarlo en el que terminó siendo uno de los últimos shows de la H antes de separarse para siempre.
9- Morón 90: El Cromañón de Hermética
De 1994 también queda otra fecha imposible de olvidar para los músicos y fanáticos de la H. Aunque esta –a diferencia de la anterior- se deba a un motivo trágico: la muerte de José Luis Damián en un show en el local Morón, el 18 de febrero de aquel año.
Pese a que las versiones en estos casos nunca replican un relato homogéneo, la causa del deceso del muchacho de 16 años, de Laferrere, fue un “paro cardiorrespitario no traumático”. El mismo había sido producido por la descarga eléctrica de una potencia de sonido con la que varios fans habían tenido contacto mientras intentaban agarrar unas púas que habían sido arrojadas desde el escenario el Tano Romano. Todos pudieron ser reanimados, menos José Luis, quien falleció esa misma noche en un hospital.
El posterior juicio imputó a quince personas, entre los regentes del lugar, los organizadores, los encargados de las luces y el sonido, y la banda. Pero el único que quedó finalmente involucrado fue Ricardo Iorio.
Según subrayaron desde los entornos del bajista, sus otros compañeros de Hermética arguyeron ser empleados de él y, de ese modo, quedaron eximidos de responsabilidades. Esta acción le ocasionó profundos inconvenientes a Iorio, entre ellos el embargo de su cuenta en SADAIC, organismo que liquida derechos de autor y provee uno de los principales ingresos de los músicos compositores (incluso más que la venta de discos y entradas).
Aunque Hermética seguiría tocando hasta fin de año, aquel 18 de febrero en Morón marcó en la química interna de la banda el inicio de un fin que se precipitaría exactamente diez meses más tarde: el 18 de diciembre de 1994, en la disco Go!, de Mar del Plata.
Afiche de la fatídica noche del 18 de febrero de 1994, cuando murió electrocutado el fan José Luis Damián y, al mismo tiempo, la banda quebró su armonía pasa siempre.
10- El abrazo partido
La historia de la separación de Hermética es más o menos conocida: casi dos décadas y media después, nadie ignora la grieta abierta entre Iorio, por un lado, y Romano, O’Connor y Strunz, por el otro. Ambos bandos demarcaron sus fronteras calientes no sólo desde lo musical (a través de Almafuerte y Malón, los sucedáneos de Hermética), sino también desde lo discursivo, dedicándose fuertes reproches en entrevistas o en medio de sus shows.
El mito generado por la H tras su disolución (lo que pudo ser y no fue) es tan grande, que incluso circula entre sus fanáticos la fantasiosa idea de que sus ex integrantes se reúnen en el más absoluto de los secretos para urdir el anhelado regreso.
Una casualidad alimentó la leyenda: Almafuerte y Razones Concientes, bandas que entonces tenían Ricardo Iorio y el Tano Romano, coincidieron en 2007 en un festival metalero cordobés. Y no fueron pocas las suspicacias que se tejieron en la previa. ¿Iban finalmente a reencontrarse sobre un escenario Iorio y el Tano?
Efectivamente, el encuentro se produjo. Pero no fue en vivo, sino grabado. Sucedió detrás del escenario, entre bambalinas. El programa Rockódromo entrevistaba al Tano Romano y, sin que nadie lo planeara, por detrás justo pasó caminando Ricardo Iorio. La cámara grabó el preciso momento en el que ambos quedaron a cara por primera vez desde 1994.
Pero el reencuentro, más que tenso, resultó íntimo: ambos preguntaron por los hijos del otro y mandaron saludos a la familia ajena. Nadie preguntó por Hermética y una respetuosa despedida ante cámaras los volvió a alejar por siempre.