Reproducimos este artículo de homenaje escrito por Daniel Ardeti, en homenaje al conmemorarse un aniversario más de la desaparición forzada de su padre, Enrique Néstor Ardeti, a manos de la dictadura argentina.
Jueves 5 de agosto de 2021
Este viernes, 6 de agosto, se cumplen 42 años del inicio de la desaparición forzada de mi viejo: Enrique Nestor Ardeti, que aún hoy, continúa desaparecido.
Se lo llevó un grupo de tareas de la Armada Argentina, esos psicópatas, torturadores de bebés y mujeres embarazadas, que vestían de civil, pero recibían sus sueldos del Estado argentino.
Él era un obrero peronista de base, de izquierda, luchador sindical y político. Consecuente, comprometido y responsable con su clase. Y por eso mismo muy peligroso, desde la visión de ellos, para la dictadura pro-imperialista, anti-obrera, empresarial y clerical.
Pero si hay algo que tenemos que preguntarnos es ¿con qué objetivo cometieron tamaña atrocidad de desaparecer a 30.000 compañeros y asesinar a otros tantos miles?
Y la respuesta es sencilla y atroz: lo hicieron para imponer un plan económico que reconfigure al país y que incremente la porción de la renta o riqueza que produce el pueblo trabajador a favor de las clases dominantes (léase grandes empresarios, terratenientes y empresas multinacionales). Y digo atroz porque eso provocó hambre, pobreza, desocupación. Y, falta de salud, educación y vivienda para las grandes mayorías populares.
Los compañeros a los que asesinaron y desaparecieron (entre ellos mi viejo) eran un problema para llevar adelante sus planes. Ya que a lo largo de varias décadas fueron acumulando experiencia de luchas colectivas, ellos sabían cómo organizar huelgas y garantizarlas con piquetes; sabían cómo defenderse y cómo encargarse de los rompehuelgas y otros enemigos internos. Denunciaban a los burócratas vendidos y organizaron coordinadoras fabriles, comisiones internas combativas y algunos sindicatos democráticos. Lamentablemente no fue suficiente, falto algo más, el enemigo fue más fuerte.
Pero quizás varios de los lectores se cuestionen: Ya pasaron muchas décadas ¡Hay que olvidar!
El gran problema es que es inevitable que las clases dominantes lo intenten volver a hacer cuando vean peligrar seriamente su lugar de privilegio en esta sociedad y crean que tienen la fuerza para hacerlo. ¡Olvidar es peligroso para las actuales generaciones!
¡Bolivia es un ejemplo! Los golpistas (esa alianza racista comandada por la oligarquía agroindustrial y ganadera del oriente, la iglesia, el empresariado nacional y el imperialismo yanqui) no lograron sostenerse por más tiempo, pero ya están re-articulándose. Y más temprano que tarde volverán al asalto de las empresas del Estado, las tierras y las riquezas naturales.
¿Y en ese momento que haremos? Seguramente varios saldremos a las calles a enfrentarlos como se pueda. En agosto del año pasado aquí en Bolivia varios miles le dijimos a la Áñez y sus secuaces que se vayan, que ya no aguantábamos más tanto crimen, corrupción y robo. Y por ahora, prefirieron replegarse. Ya que saben que, aunque sea indirectamente, con el MAS, igual sus negocios están garantizados.
Pero cuando llegue el momento en que el MAS y la burocracia sindical no logren contener ni desviar los reclamos de los trabajadores y el pueblo humilde, y la lucha de clases los sobrepase, no les temblará la mano para intentar reprimir y asesinar a cientos o miles. Y lo mismo sucederá en Argentina. La única forma de evitar esa masacre es que en ese momento estemos lo suficientemente auto organizados para poder coordinar una defensa sólida que avance y los aplaste.
Esto es posible, volviendo al ejemplo boliviano; en el 52 el pueblo movilizado con su vanguardia minera, lo consiguió. Pero aún este sacrificio enorme puede ser en vano si no construimos previamente las organizaciones independientes de todo partido burgués que en ese momento estén dispuestas a tomar el poder. El MNR en esos años demostró que el mayor triunfo puede ser desviado primero y luego derrotado si los trabajadores y el pueblo no tienen un Partido Político probado en las luchas, con dirigentes honestos y consecuentes, con una política clasista independiente y con un fuerte anclaje internacional, ya que hoy nuestra suerte está más unida que nunca al destino de la clase obrera latinoamericana y mundial.
Y lamentablemente los máximos dirigentes del MAS demostraron (al igual que los de las diferentes corrientes peronistas hegemónicas) que no están ni remotamente a la altura de lo que necesitamos, que a la hora de enfrentar las balas ellos desaparecen, acostumbrados como están a negociar y conciliar. Y solo quedan algunos pocos dirigentes de base y los honestos compañeros de a pie que saben que las consecuencias del avance de la derecha, son mayores penurias y sufrimientos para ellos y sus familias.
Algunas corrientes políticas llaman a las enormes luchas sociales que se dieron en los años 70 del siglo pasado, como Ensayo General Revolucionario.
Hoy están comenzando los primeros actos, los primeros acordes de esa nueva gran obra revolucionaria. Y ésta ya no puede ser un ensayo, ésta debe ser la función. Aún pueden faltar quizás varios años para los combates decisivos. Pero de las acciones de hoy depende el destino de la humanidad.
Porque ya no hay más tiempo, ya que el sistema capitalista avanza hacia la destrucción del planeta de varias maneras (epidemias, cambio climático, hambrunas, falta de agua, guerras, etc.). Y no va a detenerse voluntariamente, es necesario pararlo.
Este derrotero teórico político lo hago porque estoy convencido de que el mejor homenaje que podemos hacer a mi viejo y a los compañeros víctimas de la dictadura es mantener vivo su recuerdo y enseñanzas. Continuando con su lucha, aprendiendo de sus acciones y también de las acciones del enemigo.
¡Hasta la victoria siempre compañeros!