Una batalla campal: así describen distintos medios internacionales la represión que se dio en Tegucigalpa, la capital hondureña, este sábado durante la ceremonia de asunción del segundo mandato presidencial del cuestionado Juan Orlando Hernández.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Domingo 28 de enero de 2018 01:21
Masivas movilizaciones tomaron las calles de Tegucigalpa este sábado 27 de enero en repudio a Juan Orlando Hernández. Desde las elecciones de noviembre, se suceden las protestas contra el fraude electoral y en cada una, el presidente hondureño desplegó a la policía y al ejército para reprimir el descontento. Hasta ahora se cuentan unos 34 muertos a mano de las balas y golpes de las fuerzas represivas.
Este sábado no fue la excepción. Soldados y policías atacaron a los manifestantes y también tiraron gases lacrimógenos.
Reprimen movilización en Honduras. pic.twitter.com/7UQ4N89YV1
— Gilda Silvestrucci (@GildateleSUR) 27 de enero de 2018
Se multiplican las voces que denuncian su autoritarismo, mientras los escándalos de corrupción salen a la luz. El último, que el nuevo jefe de policía nacional ayudó a un líder del narcotráfico. Otro muy grave: que el presidente del congreso, del oficialista Partido Nacional de Honduras, está acusado de apropiarse de fondos destinados a organizaciones no gubernamentales.
Honduras está fracturada. La crisis política no tiene visos de cerrarse: mientras Hernández asumía de nuevo la presidencia, la oposición, liderada por Salvador Nasralla y Manuel Zelaya, sostiene que hubo fraude electoral. Según las cifras finales del escrutinio oficial sólo por 50.000 votos le ganó Hernández a la oposición.
La administración Trump dio por buenos los comicios. La Organización de Estados Americanos (OEA), primero había reconocido irregularidades, pero recientemente manifestó su disposición a colaborar con el presidente electo.
A tal punto teme el presidente hondureño el descontento, que a pocas horas de su toma de posesión la hora y el lugar de la ceremonia eran secretos.
Juan Orlando Hernández se vio obligado a admitir la división que su reelección ha generado. “Si una casa está dividida no puede permanecer y soy consciente de las diferencias políticas en el país, pero no hay diferencias que justifiquen la violencia (...). No es justo generar ese temor”, declaró.
Como explicamos acá, para conquistar las demandas de las mujeres, la juventud y el pueblo trabajador en Honduras, es necesario fortalecer la movilización y extender la organización social con independencia de clase, es decir, independiente de las fuerzas “opositoras” que figuran en Nasralla y Zelaya que a todas luces antepusieron la negociación con el gobierno de Hernández por sobre las demandas y la legítima defensa de la voluntad popular, que miles defendieron en las calles durante varias semanas”.