En el marco de la campaña en defensa de Zanón y Madygraf (Ex Donnelley) se entrevistó a Hugo Leale, docente de Psicología Preventiva de la carrera de Psicología (UBA), para que nos cuente cómo desde la Psicología pueden pensarse las gestiones obreras y los cambios que producen en las relaciones de trabajo y en la subjetividad.
Martes 10 de enero de 2017 16:29
Durante la entrevista se abordaron distintos temas en torno a las gestiones obreras (o “cooperativas” como algunos las llaman) y las transformaciones que esta forma de producción y relación en el trabajo genera también en la subjetividad de quienes participan de dicho proceso. Una cuestión interesante a resaltar y que se aborda poco a lo largo de la carrera de Lic. en Psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), siendo el trabajo una de las principales actividades de la vida adulta de las personas. En ese sentido, hablamos sobre las implicancias del trabajo alienado (1) en el sistema capitalista y como las gestiones obreras pueden ser una contratendencia a dicha condición; sin dejar de problematizar por eso sus contradicciones y límites mientras las reglas de la macroeconomía no cambien.
¿Qué opinas de las fábricas recuperadas?
El proceso de recuperación empresas, que implica ponerlas a funcionar en manos de los trabajadores, es un cambio fuerte en un sistema que nos deja a todos los ciudadanos en el lugar de consumidores.»
¿Qué contradicciones pueden pensarse desde la psicología en estos procesos?
Y alienante es en tanto uno se enajena, como plantea en el Trabajo Alienado el joven Marx; clarísimo en explicar cuales son los modos en los que se pierde algo. El ’producto’ pasa a representar al trabajador/a, lo mismo que sucede con la ’actividad’. El/la trabajador/a pierde la capacidad de control de la actividad; así como el producto le es ajeno, la actividad como humana también le es ajena, así como se convierte en ’ajeno’ el vínculo con el otro. No sólo en el trabajo, en todas las actividades tenemos el peligro de enajenarnos, alejarnos de lo humano que tenemos. Y creo que no están exentas de esto las empresas recuperadas, porque hoy por hoy se manejan con otras empresas que no están en su misma condición: los proveedores, abastecedores, bancos; distintos agentes del sistema con los cuales necesariamente están en contacto y que imponen otras lógicas, difíciles de articular.
Uno tiene que tener mucho cuidado con esta cuestión, en el sentido de no hacernos operarios de la autoexplotación; es una tension muy fuerte la que se opera sobre la idea de trabajo en las fábricas recuperadas. Pero sin duda hay un aspecto, la generación de mayor libertad y autonomía, lo que produce modificaciones…
Recuperar la capacidad de creatividad a todos nos cambia. Así como cuando éramos niños el jugar nos permitía sentir que transformábamos el mundo, -porque armábamos un mundo en el juego-, esa capacidad debe mantenerse y modificarse en tanto vamos creciendo; y ayudar a transformar partes del mundo es seguir jugando/creando, ahora como adultos. Creo que eso da un sentido a la vida: a la de cada uno y también colectivamente.
Paulatinamente se ha ido generando una corriente donde se toma más en cuenta cuál podría ser la función de un psicólogo como un gestor de recursos humanos. Lo cual es considerar al psicólogo al servicio del capital.
¿Por qué no se estudian procesos como los de Zanon y Madygraf en la Universidad?
Algunos sectores universitarios estuvieron trabajando antes de la dictadura sobre problemas laborales, trabajando dentro de los sindicatos o ligados a agrupaciones clasistas, generando nuevas opciones, dispositivos diferentes, investigando las grupalidades que se daban en el proceso de trabajo, todo eso quedó destruido por la dictadura (y "olvidado" por la academia).
Opinamos que desde la universidad se debería intervenir más decididamente al lado de estos procesos, acompañándolos; hay un saber que tenemos y hay un saber por construir, pero se podrían poner los recursos de la universidad al servicio de los y las trabajadoras.
Notas:
(1) La alienación es concepto explicado por Marx en “El trabajo enajenado” (1844), en el cual marca las perspectivas desde las cuales el humano está alienado en el sistema capitalista. Marx plantea que lo que producimos no nos pertenece y, así, el sujeto va perdiendo la capacidad de reconocerse en su propia producción, de reconocerse en su propia actividad y de reconocer en este sentido a los demás. Así se aliena, las mercancías aparecen como ajenas, producidos por un poder independiente, y las relaciones sociales de producción se vuelven relaciones entre objetos. Mientras más el trabajador se exterioriza trabajando, tanto más poderoso se hace el mundo ajeno, objetivo, que él crea ante sí; tanto más pobre se hace él mismo, su mundo interior, menos le pertenece. Este trabajo alienado cobra otro sentido en las fábricas recuperadas, que se convierten en una contratendencia dado que el productor y el producto vuelven relativamente a unificarse, lo que las vuelve bastiones de lucha contra las condiciones de alienación. Marx dirá que “en la emancipación de los trabajadores está contenida la emancipación humana universal”.