“Humanizar” al próximo presidente Luís Lacalle Pou parece ser una de las tareas principales que han tomado en estas últimas semanas desde el Partido Nacional. En esta nota apuntamos a reflexionar sobre los objetivos que hay por detrás de esta estrategia.
Miércoles 22 de enero de 2020
En las últimas semanas hemos visto distintas notas de prensa a propósito del presidente electo. Primero que entró a un bar de Punta del Este y esperó como el resto de los clientes, rechazando un trato diferencial. Después nos enteramos por los medios masivos que Lacalle Pou asistió a un grupo de turistas brasileños que tuvieron un accidente en la ruta y cayeron con su vehículo dentro de una cuneta. Y en la última semana proliferaron las fotos de un Lacalle de apariencia austera, en la playa de La Paloma, haciendo las compras y conviviendo como un “vecino normal”.
Todas las acciones parecen extraídas del manual de procedimientos del ecuatoriano Jaime Durán Barba, que solía aconsejarle a Mauricio Macri que se fotografiara haciendo las compras en sus vacaciones.
Pero ¿Por qué tiene la necesidad Lacalle de mostrarse así?
Es que para buena parte de la población Lacalle Pou dista de ser una persona como cualquier otra. Y realmente no lo es.
Se trata del hijo de un ex presidente neoliberal y aristócrata como Luis Alberto Lacalle Herrera, y de Julia Pou. Miembro de una familia que tiene un linaje estrechamente ligado con el patriciado montevideano de mediados del siglo XVIII que comienza en 1763 con Luís Fabián de Herrera e Izaguirre, nacido en Buenos Aires y luego hacendado en la Banda Oriental. No solamente con la descendencia por la línea Herrera, sino también por parte de su madre con los Brito del Pino e incluso con Joaquín Suárez.
Luís Alberto Alejandro Aparicio Lacalle Pou no es ‘un tipo común’. Su familia paterna, que comenzó como comerciante, ya por nuestros pagos se dedicó a cuestiones militares y, por supuesto, a la política.
Los Herrera son parte constitutiva del Estado uruguayo y de su Partido Nacional.
Nada más alejado de la persona normal que se pretende mostrar es vivir en un barrio privado y no haber trabajado nunca en un empleo que no sea la cámara de diputados.
Los medios de comunicación construyen así un relato donde no existen tradiciones políticas, identidades, ni grupos sociales con intereses contradictorios. No existen las clases y las diferencias sociales. Existen buenos gestores, técnicos e individuos que hacen política ‘por el bien común’.
Pero entonces ¿por qué los medios de comunicación insisten en mostrar a un Lacalle junto a su pueblo? Primero porque se intenta golpear contra ciertos prejuicios o ‘mitos’ alrededor de la figura de Lacalle Pou.
Como por ejemplo, que es un cheto que nunca trabajó, que se crió en la educación privada y se fue a vivir al barrio privado (todo verdad).
Quizás lo exageradamente resaltado a propósito del auxilio a los turistas brasileños intente borrar la trillada leyenda urbana que dice que el presidente electo habría atropellado a alguien en la ruta y luego se dio a fuga. Cuestión que no sabemos si es verosímil, pero que ha estado en boca de un sector importante de la población en los últimos años.
Y la otra razón:
Luís Alberto Alejandro Aparicio viene a pedirle a su pueblo algunos sacrificios (ajuste).
El próximo gobierno con su agenda de ajustes contra las condiciones de vida de importantes sectores de la población, deberá generar un discurso y una ética incluso en los sectores de trabajadores y pobres de nuestra sociedad que los lleve a colaborar con el ajuste.
De lo contrario, habría una crisis política. Y no es lo mismo que el sacrificio se lo pida ‘un tipo común’ en un gobierno que mostrará una fachada ’austera’, a que se lo pida, en nombre de los empresarios, un blanco oligarca de estirpe.
Cuando los trabajadores y trabajadoras, los sectores populares, los/as estudiantes y el movimiento de mujeres no hace política de forma independiente, entonces la política las hacen los Batlle, los Sanguinetti o los Lacalle. Políticos profesionales al servicio de su clase, el empresariado de la ciudad y del medio rural.