El papa emérito Benedicto XVI es acusado en un reciente informe por no haber actuado en multiples casos de abuso y pedofilia en la Iglesia alemana. Al igual que en otros casos, la Iglesia mantiene un perverso mecanismo para asegurar la impunidad que incluye el amedrentamiento a las victimas y el translado de los religiosos abusadores a otras regiones o países.
Jueves 20 de enero de 2022 10:12
El informe sobre los presuntos abusos sexuales en la archidiócesis alemana de Múnich atribuye al entonces arzobispo y actual papa emérito Benedicto XVI no haber actuado al menos en cuatro casos conocidos ocurridos bajo su jerarquía.
El documento contempla casos de abusos sexuales ocurridos en el seno de la Iglesia católica en esa archidiócesis desde la postguerra y hasta prácticamente la actualidad.
Ratzinger fue arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982, antes de convertirse en prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio) en el Vaticano.
El informe documenta cientos de casos cometidos durante décadas, hasta prácticamente el presente, y responsabiliza a las sucesivas jerarquías eclesiásticas de no haber actuado en consecuencia, cuando menos, o incluso haberlos encubierto.
Los abogados que presentaron el informe denominaron en repetidas ocasiones como un "balance del horror" el análisis de los casos de abusos que abordaron en su estudio.
En dos de los casos atribuidos al periodo en que Ratzinger estuvo al frente de esa archidiócesis, los abusos fueron presuntamente cometidos por dos clérigos que prestaban "asistencia espiritual" y contra los cuales no se actuó en absoluto.
Los responsables del informe consideran "poco creíble" la reacción del ahora papa emérito rechazando esas inculpaciones y sostienen, en cambio, que por parte de Ratzinger no hubo "ningún interés reconocible" en actuar frente a ellos.
Asimismo, se muestran convencidos los investigadores de que Ratzinger tuvo conocimiento del caso del párroco identificado como Peter H., quien en 1980 fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pedófilo y que en su nuevo destino siguió cometiendo abusos.
Los abogados consideran "poco creíble" la afirmación de Ratzinger de que no estuvo presente en la reunión en la que se decidió ese traslado.
Ulrich Wastl, uno de ellos, aseguró que Ratzinger tenía "que haber conocido los acontecimientos" y que "muy probablemente" sabía qué pasaba en la archidiócesis.
Los autores del informe lamentaron en su presentación la ausencia en la rueda de prensa del actual cardenal de Múnich, Reinhard Marx, quien en 2008 encargó un informe psiquiátrico sobre Peter H., aunque no abrió una investigación interna.
Marx presentó el año pasado su dimisión como gesto ante los abusos de menores cometidos en la Iglesia católica, renuncia que fue rechazada por el papa Francisco.
El rechazo del actual papa Bergoglio es parte del mecanismo que busca mantener la impunidad, evitando que se debilite cualquiera de sus figuras.
Alrededor del mundo se multiplican las denuncias de abusos, violaciones, pedofilia, trafico de niños y niñas y hasta asesinatos de comunidades originarias por parte de organizaciones relacionadas con la Iglesia católica o por la Iglesia misma.
En todos ellos las victimas relatan la misma historia. La Iglesia busca primero acallarlos, sea con dinero o incluso con amenazas, y en caso de llegar a una situación extrema direcmantene pone en práctica un sistema de "rotación" por el que traslada a los relogiosos cuplables de abusos a otras regiones e incluso países para garantizar su impunidad. Un mecanismo que se repite una y otra vez desde hace años y que continúa hasta el día de hoy.
En un documento publicado en 2019, Ratzinger fue más allá e intentó justificar los abusos por el supuesto "colapso moral" de la sociedad que tuvo lugar a partir de los procesos de lucha y liberación iniciados por el mayo frances de 1968.
En su texto, Ratzinger habla que desde la década de 1960 “los estándares vinculantes hasta entonces respecto a la sexualidad colapsaron completamente” como la razón por la que se ha llegado a la plaga de abusos sexuales a niños. Afirmaba que entre las libertades por las que la Revolución de 1968 peleó "estaba la libertad sexual total, una que ya no tuviera normas" y que esto está "fuertemente relacionado con este colapso mental". y además que, "la teología moral católica sufrió un colapso que dejó a la Iglesia indefensa ante estos cambios en la sociedad"
Así, busca culpar a uno de los procesos de lucha contra la opresión, incluida la opresión de la Iglesia, más importantes de los últimos 60 años, por una conducta que esa institución ya tenía antes del 68 y que se repite hasta el día de hoy.