Sebastián Piñera afirmó que “aprecia y valora” el informe elaborado por la Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU referido a la crisis que se presenta en Venezuela.
Sábado 6 de julio de 2019
Piñera y Bachelet unidos nuevamente
“Creo que es un informe necesario, útil para poder avanzar frente a los graves y trágicos problemas que afectan a Venezuela”. Estas fueron las declaraciones de Piñera luego de leer el informe redactado por Michelle Bachelet posterior a su visita al país petrolero como Alta Comisionada para los DD.HH. de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Es en esta línea -y acorde a los intereses de la derecha continental agrupada en el Grupo Lima-, que Piñera puso énfasis en que el informe redactado por Bachelet se utilice como fundamento y argumento para seguir perpetuando la injerencia imperialista estadounidense y los intentos golpistas en Venezuela: “el gobierno solicita a la Alta Comisionado para los DD.HH. que entregue el informe y todos los antecedentes y evidencia que lo sustentan a la Corte Penal Internacional.”
Es así que, pese a que Piñera no realice en estas declaraciones una interpelación explícita a las Fuerzas Armadas a realizar un golpe de Estado en Venezuela, sí se suma a la política encabezada por Donald Trump y Juan Guidó.
En este sentido la decisión de Bachelet de viajar justo en estos momentos a Venezuela, se inscriben en el proceso de encuentros y diálogos que se vienen realizando, y sobre todo, luego de la reunión de Estocolmo, donde países con intereses en Venezuela se han reunido para buscar reactivar las negociaciones entre la oposición de derecha y el gobierno de Maduro. Buscar sacarle las trabas a acercamientos y entendimientos entre chavismo y oposición marcan realmente la agenda de Bachelet. En nada de este tipo de negociaciones por arriba deben confiar los trabajadores venezolanos, que sólo será funcional a los intereses de los sectores en pugna.
El cinismo de la derecha al hablar de democracia y derechos humanos
Además, solicitó a la ONU que: “vigile y supervise el tema de los derechos humanos en Venezuela”. Sin duda alguna una muestra fehaciente de cinismo por parte del gobierno de Chile en materia de DD.HH., cuando él mismo ha encubierto y respaldado el asesinato cobarde del comunero mapuche Camilo Catrillanca a manos de Carabineros de Chile.
Y como si el cinismo fuese fuente inagotable de la derecha, Piñera apuntó: “Estoy absolutamente convencido que la mejor, y tal vez la única solución a la tragedia que vive el pueblo venezolano, es que termine esta dictadura, que se constituya un gobierno de transición y que se llame lo antes posible a elecciones limpias, libres, transparentes y democráticas.”
Sin embargo, ¿qué clase de elecciones “limpias, libres, transparentes y democráticas” son aquellas en las que se impone un candidato desde la Casa Blanca, el que además llama a las Fuerzas Armadas y a la derecha continental realizar un golpe de Estado para perpetuar el saqueo y el neoliberalismo en Venezuela? ¿Qué clase de libertad puede asegurar un candidato como Guidó al pueblo latinoamericano cuando a sus espaldas flamea la bandera estadounidense, siendo el paladín escogido por Trump para su cruzada por hacer de América Latina su patio trasero en plena Guerra Comercial? La respuesta no podría ser más clara.
En Venezuela es posible una salida a la crisis independiente de la injerencia imperialista y el gobierno de hambre de Maduro
El gobierno de Nicolás Maduro no puede ser más insostenible. Y es que a lo largo de su gobierno se ha encargado de priorizar a funcionarios de gobierno y militares oficialistas, generando así un grupo privilegiado a costa del trabajo cotidiano del pueblo venezolano. Por otro lado, con un falso discurso de mayor democracia y libertad, Guidó busca repetir la fórmula neoliberal en Venezuela que ha azotado al conjunto del continente Sudamericano con flexibilización del trabajo, mayores despidos, precarización, entre otros.
Es así que ninguno de estos sectores puede dar una respuesta real al pueblo pobre y trabajador en Venezuela. ¿Entonces, cuál la sería?
En primer lugar una respuesta política que parta por establecer el no pago de la deuda externa en Venezuela. Que ningún bolívar salga del territorio venezolano para financiar las abultadas ganancias de un grupo empresarial parasitario que vive a costas del hambre del pueblo venezolano. Esto además de la nacionalización al 100% de la industria del petróleo, para que las ganancias producidas por este trabajo sea para quienes la mantienen a flote, es decir, las y los trabajadores, pero que además esté bajo control y gestión de sus propios trabajadores, especialistas y comunidades, para que las ganancias de su trabajo sirvan en función de sus necesidades y no de intereses capitalistas extranjeros.
Esto además del respeto íntegro a los contratos colectivos y un salario igual a la canasta básica indexado según la inflación, combinado con un verdadero control de los precios ejercido directamente por los trabajadores y las comunidades, con delegados electos por las bases democráticamente en los lugares de trabajo y las comunidades, que pongan más de conjunto la producción y la distribución bajo el control verdadero del pueblo, sin burócratas del gobierno ni militares.
Sin embargo, esto no será posible si no es a través de la organización del propio pueblo pobre y trabajador, el cual debe levantar con su propia fuerza y movilización una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para comenzar el inicio del fin de la crisis en Venezuela.