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Red Internacional
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Teatro. Inolvidables personajes en “Late el corazón de un perro”

Desde su estreno en el año 2019, "Late el corazón de un perro" ocupa un lugar central en la cartelera porteña.

Osvaldo Quiroga

Osvaldo Quiroga @osvaldo_quiroga

Jueves 7 de noviembre 16:48

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Su potencia dramática se ancla en un texto que profundiza en la deshumanización a la que asistimos en esta coyuntura histórica. La máquina de destrucción que impone el capitalismo parece el imperativo de la época. El arte nos permite asomarnos al mundo de otro modo. O mejor dicho: el arte impone otra mirada.

En el teatro el concepto abriga en su interior la realidad de los sentidos. Un análisis debería llevar la marca del acontecimiento teatral, que es único e irrepetible. En “Late el corazón de un perro”, con dramaturgia y dirección de Franco Verdoia, el espectador sufre el impacto de ciertas verdades que solo la escena puede transmitir. Me refiero a aquellas que provienen de los personajes y que se expresan en el cuerpo de cada uno de los actores.

El admirable trabajo interpretativo de Silvina Sabater, en el papel de Mabel, es uno de los puntales más sólidos del espectáculo. Una simplificación diría que Mabel está loca. Pero esa afirmación cierra la obra en lugar de abrirla. Mabel es una mujer que acumula cosas en su casa. Es cierto que está descuidada físicamente y que sus respuestas no siempre obedecen a la lógica de la conversación. Pero las verdades del arte no pueden encerrarse en diagnósticos médicos. Ella es portadora de ciertas certezas que irán apareciendo a lo largo del desarrollo de la acción. El encuentro, que en realidad es un desencuentro, con su hija azafata, marca la progresión dramática y pone al descubierto la profundidad del vínculo que las une.

Ana llega a esa casa sucia y desordenada con su uniforme aeronáutico impecable. El contraste entre la hija y la madre se impone desde la primera escena que comparten. Se suma el bombero del lugar, un muchacho ingenuo que alguna vez estuvo enamorado de Ana y todavía cree que algo puede pasar entre ellos.
A Mabel se le exige que se vaya de su casa. ¿Se le puede exigir a alguien un sacrificio semejante? Un hogar es el mundo que tiene cada uno. Subsistir fuera de él es una tarea casi imposible. Las mudanzas suelen simbolizar el límite de lo que puede soportarse.

Con mano segura, y valiéndose de un elenco excelente, Franco Verdoia construye una puesta en escena sutil y profunda. La escenografía, la iluminación y el diseño sonoro se apropian del espacio con naturalidad.
“Late el corazón de un perro” es una de las realizaciones más logradas y conmovedoras de la cartelera porteña. Los personajes dejan una huella imborrable en el público. El teatro, una vez más, ilumina la realidad y da cuenta de la complejidad de los vínculos humanos. Lo que late en cada uno de nosotros es aquello que nos interpela. Y Mabel, Ana y Hernán traspasan las fronteras del escenario y siguen acompañándonos mucho tiempo después de finalizada la función.

(“Late el corazón de un perro”. Dramaturgia y dirección: Franco Verdoia. Intérpretes: Silvina Sabater, Berenice Gandullo y Gerardo Serre. Asistencia de dirección: Débora Torres. Dirección de arte: Alejandro Goldstein. Diseño de vestuario: Cecilia Allassia. Diseño de iluminación: Matías Sendón. Música: Ian Shifres. Producción: Marina Kryzczuk. En Espacio Callejón, Humahuaca 3759 los domingos, a las 20.30.)


Osvaldo Quiroga

Periodista especializado en Cultura, creador de El Refugio y Otra Trama. Actualmente al frente de Cultura 2.4, que se emite por la plataforma Global Play.

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