Esta semana en los grupos de Facebook del ISFD 41 de Adrogué, se debatió sobre el precio de la cooperadora y si corresponde pagarla obligatoriamente. Son $600, que permiten acceder a la libreta y financiar el presupuesto del instituto. Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿Quién mantiene la educación y quién la debería financiar?
Martes 10 de marzo de 2020 22:34
Llegó Marzo, trajo más calor y el agobio frente a la pila de apuntes que enfrentamos para preparar finales se hace insoportable. Un día cualquiera, un posteo en el grupo del profesorado desató un forobardo que duró varios días. El motivo: una ingresante que se quejaba del costo de la cooperadora (entre otras cosas).
Al igual que la mayoría de los terciarios, en el 41 les ingresantes deben abonar para obtener de su libreta de estudiantes y también se les ofrece aportar una suma extra para a la cooperadora. Esta asociación utiliza esos fondos para gastos del profesorado. Ante esto, en los grupos de cursadas y Facebook se expresaron muchas opiniones.
Están les que ven bien pagar esa plata “porque es un acto solidario”, les que acusan de "ratas" a quien no quieren pagar, hasta les que dicen que "hay que sacar a los negros de la educación", esto merecería una nota aparte. De lo que se trata es de pensar con qué presupuesto educativo contamos, quienes son responsables de la crisis educativa y qué soluciones de fondo debemos buscar.
La deuda es con la educación
Fernández abrió las sesiones en el Congreso y dejó clara su intención de pagar dólar por dólar una deuda ilegal e ilegítima, sin siquiera investigarla. El FMI ya decidió que sus pagos pueden esperar y los bonistas celebraron la ley de "sostenibilidad de la deuda", que pone todos los recursos del país, incluso las míseras jubilaciones, en pos de “correr a billetazos” a esos acreedores. Plata para la educación, te la debo.
Es más, con la ayuda de burócratas como Baradel, les docentes perdieron la cláusula gatillo y el Gobierno pudo cerrar una paritaria con un aumento de miseria que condena a trabajar tres turnos para alcanzar el monto de una canasta familiar.
Las perspectivas en cuanto a cuestiones edilicias y de infraestructura para una educación pública que viene en crisis hace años tampoco son favorables. En la provincia de Buenos Aires tuvimos que lamentar el crimen social de Sandra y Rubén, que expuso de manera brutal las condiciones en las que están muchas escuelas, son la cara más cruda de años de desinversión y de presupuestos cada vez más a la baja. La inversión educativa presentó una retracción de 27,1 por ciento entre 2016 y 2019, lo que representó un recorte de 64.709 millones de pesos en tres años. Cabe recordar que para que Vidal deje un panorama de “tierra arrasada” contó con la ayuda de legisladores del peronismo que durante todo su mandato le votaron sus presupuestos de ajuste.
¿Qué pasa en los terciarios?
Los institutos de formación docente han sido de los grandes perdedores en la en los últimos años. Por un lado, no cuentan con presupuesto propio más que para el pago de salarios, y es conocida por sus estudiantes y docentes la falta de edificios propios, la disponibilidad de cursada en los tres turnos, entre otras grandes deudas pendientes.
En este marco la disyuntiva en los grupos de nuestro instituto parece ser entre pagar o no la cooperadora. Desde nuestro punto de vista este paliativo no soluciona nuestros problemas y deja sin discutir quiénes son los responsables y qué salida darle a la crisis educativa. El principal argumento para pagar la cooperadora es que con eso se mantiene al profesorado.
Entendemos la buena fe de la gente y sus ganas de ayudar, pero quienes nos gobiernan se aprovechan de esto y más en épocas de crisis. Según esa lógica si una escuela se cae a pedazos es obligación de su comunidad arreglarla. Si un pibe no tiene para fotocopias, lo natural es que las pague el docente de su sueldo. Nos forman en el camino a la docencia sin cuestionar el problema de fondo, enseñándonos a tapar con curitas una educación que se desangra.
¿Qué solución de fondo hay?
Ese Estado que nos desfinancia año tras año, hoy gobernado por Fernández, es el mismo que es garante de financiar al FMI, los bancos, las petroleras etc, que desde hace décadas se llenan los bolsillos. Esto no cambiará, si no se atacan los intereses de esos grupos económicos que exigen cada vez menos presupuesto y apuestan a una educación para la élite.
Como sostenemos desde En Clave Roja (PTS+independientes) y el Frente de Izquierda, es fundamental organizarnos de manera independiente de los gobiernos que pagan la deuda externa a costa del hambre de los estudiantes y docentes.
En el 41 puntualmente, luego de años de organización y reclamos, los estudiantes conseguimos el edificio propio. Tenemos que redoblar la apuesta, para que en cada lugar de trabajo y estudio levantemos demandas contra los saqueadores seriales y contra el FMI. Exigiendo en las calles que se desconozca soberanamente la deuda y se nacionalice la banca y el comercio, el presupuesto educativo podría aumentar, se podrían construir mas de 74 mil jardines, o 485 hospitales bien equipados, se podrían pagar sueldos dignos a los profes que equivalgan a la canasta familiar y se podría financiar por ejemplo la ESI, con perspectiva de género, una demanda importante del movimiento de mujeres que este 8 y 9 de marzo copo nuevamente las calles.
Poniendo los recursos que Argentina tiene de sobra en pos de los intereses del pueblo, la cosa cambiaría, garantizando el derecho a estudiar y trabajar dignamente. De esa manera, no tendríamos que ser "solidarios" para ayudar a los que nos viven robando, a arreglar la crisis que ellos mismos generaron.