La banda más longeva de las que aún pueden alinear completa su formación histórica en el escenario renovó su idilio con el público argentino en su visita número doce.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Lunes 2 de diciembre 23:30
Steve Harris, fundador y bajista de Iron Maiden. Fotos: Gallo Bluguermann para Move Concerts.
Cercanos a los 70 años, bien o ya habiéndolos superado (como el baterista Nicko McBrain), los músicos de Iron Maiden se lanzan de manera permanente a caravanas universales que constituyen auténticas pruebas de vida en edades donde tantos otros colegas ya pasaron a valores. Hasta no hace mucho, incluso, el cantante Bruce Dickinson pilotaba el avión Ed Force: se retiró cuando cumplió 65, respetando el reglamento de la aviación comercial. De donde no se fue, en cambio, es del escenario. Tampoco sus compañeros: The Future Past Tour los trae a la Argentina para una combinación de su disco más reciente Senjutsu (2021) con clásicos de los 80’, especialmente del emblemático Somewhere in Time (1986). Una nueva excusa para perpetuar su estado de gira permanente de la mano de repertorios incuestionables.
Después de cinco años (la última visita fue en 2019, donde además fueron declarados Visitantes Ilustres por el Congreso de la Nación) Maiden aterrizó por vez número doce con una novedad: no lo hará en Vélez (como en siete oportunidades anteriores) sino en Huracán y en el Movistar Arena, ésta última una curiosidad para una banda que estila actuar comúnmente en estadios de fútbol.
Pero antes del plan más cercano que proponía la noche del lunes en el aforo de Villa Crespo, La Doncella arrancó el domingo con una puesta más a la medida de lo que se acostumbra a ver de ella por acá: un recital a campo abierto. Parque Patricios quedó prácticamente sitiado por maidenheads en todo el transcurso de la jornada e incluso ya en la madrugada del lunes, cuando el desagote de gente seguía drenando por Jujuy.
Con una puntualidad que es característica de la banda pero no del rock en Argentina, a las 21 o’clock comenzó a sonar en la música funcional de Huracán “Doctor, Doctor”, de UFO: señal de que a su término aparecerá Iron Maiden. En efecto, el poco habitual “Caught Somewhere in Time” sirvió para anticipar la revista de Somewhere in Time continuada con el siguiente tema, “Stranger in a Strange Land”. Inmediatamente después, una parada larga por Senjutsu: “Days of Future Past” y “The Time Machine”, ambas de Dickinson y el guitarrista Adrian Smith, “The Time Machine”, de Janick Gers y Steve Harris y —tras una escala en “The Prisoner” del clásico The Number of the Beast—, “Death of the Celts”, del bajista y principal compositor de la banda (quien venía de tocar el sábado en El Teatrito con British Lion, su otra banda).
Promediando la noche, Maiden ya había vendido su último disco. Llegaba entonces el momento de una cabalgata generosa por las que conocíamos todos. “Can I Play with Madness” volvió el tiempo a los 80’ en un rescate de Seventh Son of a Seventh Son (1988) antes de dos joyas épicas de Somewhere in Time: “Heaven Can Wait” y “Alexander the Great” (o “El cielo puede esperar” y “Alejandro Magno” en el barrio).
“Fear of the Dark”, en tanto, retrotrajo al disco epónimo de 1992 que acercó a la banda a la Argentina por primera vez en julio de aquel año para instalar una canción inevitable de sus listas en vivo, un planteo existencialista que esconde la prédica inocentemente paranoica y esas líneas de guitarras dobladas entre sí que el público acompaña a gola peleada mientras Dickinson tira fuego con sus agudos inoxidables.
Una bandeja de birras y una muleta al aire en “Fear of the dark” de Iron Maiden en Huracán pic.twitter.com/ZMQ5TVTArT
— Juan Ignacio Provéndola (@juaniprovendola) December 2, 2024
La canción “Iron Maiden” del disco Iron Maiden de la banda homónima, por pura cacofonía que resulte, fue el único repaso de la era de Paul Di’Anno, el primer vocalista de la banda y que falleció en octubre pasado. En la última curva, el distópico y apocalíptico "Hell on Earth” tocó fibras sensibles y demostró que Senjutsu también puede aportar un himno para el futuro.
Gran despliegue de los seis. Eddie The Head, la mascota y séptimo elemento de Maiden hizo su última aparición para “The Trooper”, otro infaltable que exhibe de manera acabada uno de los perfiles narrativos favoritos de Harris: los relatos bélicos (en este caso de la Guerra de Crimea) en los que el bajo del compositor central de la banda marca el ritmo de la batalla junto a los parches de McBrain.
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Después de “Wasted Years”, Maiden ya había hecho lo suficiente en quince canciones al cabo de poco menos de dos horas. “Ustedes son la mejor fucking audiencia de todo el tour”, aseguró Dickinson. ¿A cuántos habrás dicho lo mismo, Bruce querido? No importa: el cariño es mutuo y no necesita de esos lugares comunes. La banda se despide del escenario de Huracán después de una entrega descomunal. La confirmación de una leyenda viva que para nuestra suerte podemos seguir disfrutando. Las luces se encienden, el público intenta ganar la calle. A través de los altoparlantes, los Monty Python sugieren: “Always look on the bright side of life”.