Milei busca proteger a la clase capitalista de la rabia de los de abajo contra el ajuste. En el otro extremo, la popular lucha de los trabajadores del neumático mostró que el camino para combatir el ajuste es enfrentar a las patronales y al Gobierno.
Lunes 3 de octubre de 2022 21:15
La rabia lo sigue a Javier Milei como a su sombra. Está presente toda vez que habla en los medios, o frente a los pequeños auditorios que logra convocar (sin nunca organizar una fuerza social). Es una rabia que hasta tiene entrenada vocalmente: sabe cómo impostarla, para no quedarse sin voz a la mitad de una arenga y decide en qué momento convocarla, para despertar la rabia ajena.
Para ilustrar, veamos solo algunas frases del deslucido acto que hizo este domingo en Tucumán, junto a Fuerza Republicana, el partido fundado por el genocida Antonio Bussi.
Atención: deben ser leídas con rabioso exabrupto.
- Contra el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo: "¡El zurderío los quiere matar en el vientre de la madre!" -seguro una de las más ensayadas.
- "No hay nada más injusto que la justicia social. Porque implica un robo y un trato desigual frente a la ley, donde se castiga al exitoso, se le roba el fruto de su trabajo y se lo reparte como se le canta el cu... al político, sabiendo que tiene muy porosas las manos".
- Argentina era potencia mundial, ¡hasta que hace 106 años, empezaron a entrar las malditas ideas socialistas!".
- Y una perlita: "Romina viene del futuro y sabe que soy el próximo presidente argentino ¡y que voy a sacar a la Argentina de este pozo!"
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Este fue un discurso sin filtro, para su disperso e itinerante núcleo duro; no para un debate televisado. Pero si le bajamos el volumen al discurso y se lo subimos a la rabia, este insumo emocional o irracional que usa (y del que abusa) Milei, explica en gran parte el enganche que el economista ultraliberal logra, por momentos, en sectores de jóvenes, de trabajadores e incluso en sectores populares.
Su rabia es como un dedo en la llaga. Los cuatro años de gobierno macrista y los tres años del Frente de Todos, fueron un saqueo permanente a los ingresos del pueblo trabajador y a sus condiciones de vida. Y no hay sistema nervioso que aguante tanta pauperización: la bronca y hasta la desesperación, se acumulan en el estado de ánimo social.
Ruge la bestia
La astucia de Javier Milei consiste en proteger de esta rabia a la clase capitalista y direccionarla hacia la "casta política". Pero, en estos 7 años de degradación contínua de la vida (con desembarco del FMI, con ajuste gobierno tras gobierno y ministro tras ministro): 70 mil millones de dólares se arrebataron a los bolsillos populares y fueron a parar a las manos del gran empresariado del país. Los capitalistas se quedan "con la nuestra"; por su puesto a través del favor de "la casta", entre quienes también tienen a Libertad Avanza como sus beneficiarios. Sobre esto, Milei no ruge ni mú.
Por ejemplo. Éste domingo, Milei planteó una consigna que podría verse como un populismo de ultraderecha. Frente a los tucumanos dijo: "Con cara de compungidos vienen los políticos y dicen ’hay que hacer el ajuste’. Pero nunca lo hacen sobre ellos. Siempre lo hacen sobre el que labura. Y estamos acá para decirles que esta vez el ajuste, lo va a pagar la política".
¿Estará de más decir, que Javier Milei está a favor de un ajuste aún más brutal del que ya viene haciendo el Gobierno sobre la salud, la educación, la vivienda, el salario...? Que Milei es partidario del rabioso Donald Trump y que rinde pleitesía al préstamo del FMI, que el gringo le facilitó a Mauricio Macri -y que hoy el Frente de Todos nos lo cobra al pueblo trabajador.
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O que Javier Milei puja por una reforma laboral que aniquile todos los derechos conquistados durante un siglo de luchas obreras y populares. Luchas que se desarrollaron durante ese tiempo que con rabia maldice Milei, por haber entrado en nuestro país las ideas del socialismo (y el anarquismo), que impulsaron la creación de los primero sindicatos obreros, que eran totalmente independiente del Estado y sus gobiernos y nítidamente enfrentados a las patronales. Mucho más parecidos al SUTNA que a la CGT.
La rabia sin cadenas
Ojo que la rabia también lo hace pisar el palito. Porque su rabia se despierta contra todo lo que se interponga a la "libertad" de mercado.
Aún más, su rabia se activa contra todo lo que impida transformar cualquier "cosa" en mercancía: sea un bebé o un órgano humano. Sea la fuerza de trabajo de un laburante que tiene que entregar 14 ó 15 horas de su vida para subsistir por un miserable sueldo. Si total es libre, por ejemplo, de terminar con su vida, si estas condiciones no le gustan. Quien siga de cerca a Javier Milei, sabe que cada una de estas afirmaciones, han salido de su boca rabiosa.
Por estos exabruptos de rabia capitalista, se llamó al silencio unos meses, castigado por la opinión pública y mandado al banco por los grandes medios. Casualmente resurgió como el fénix luego del atentado a la vicepresidenta, perpetrado por individuos con una ideología afín a la suya. Así empalmó con el sentimiento de un 40% de la población que, descreída de la dirigencia política, opina que fue "todo un circo", que no hubo tal atentado: él, sin negarlo, hizo un verdadero malabar discursivo para evitar repudiar el atentado a la vicepresidenta.
La rabia contra la libertad
Si algo pudo haber levantado la moral de amplios sectores del pueblo en la última semana, fue la lucha organizada de los trabajadores del neumático (SUTNA). Los de bandera negra, arrancaron un aumento de sueldo (que todos ansiamos), en la cara del gran empresariado del país, de la Sociedad Rural, de los grandes medios, de las direcciones sindicales y del Gobierno, que conspiraron contra ellos, a plena luz del día.
A Javier Milei no le dio la nafta para tirarse contra esta lucha. Aunque interfería en la "libertad" de Firestone, Bridgestone y Fate, de ponerle el precio que se le ocurriera a la hora de trabajo, en las instalaciones de su propiedad privada. Pero sí lo hicieron sus colegas en Libertad Avanza.
El legislador porteño, Ramiro Marra, se convirtió en meme cuando se ofreció a laburar en la planta, mientras los obreros estaban de paro (aunque nunca en su vida "agarró la pala"). Y Nahuel Sotelo, diputado bonaerense, se puso un poco más rabioso y presentó un proyecto para que la policía reprima a los trabajadores.
Es que para defender la "libertad, la propiedad privada y la vida" (como la entienden los patrones); necesitan atacar la libertad de organización, de protesta y el derecho a huelga, libertades democráticas básicas que ejercieron los trabajadores, para conquistar su triunfo.
El acompañamiento de los diputados de izquierda (el zurderío) que, entre otras cosas, interpelaron a Sergio Massa, y la gran solidaridad que rodeó a éste conflicto, contribuyeron, a su vez, a ganar la opinión pública en favor de los trabajadores y terminar de derrotar la alianza antisindical (la de los "exitosos") que buscaba quebrarlos.
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No fue el Estado quien "intervino" en la "libre competencia capitalista", para resolver las cosas en favor de los laburantes y en detrimento la "libertad de empresa". Fue la organización, la solidaridad de clase, fue una fuerza social colectiva, con una resonancia entre millones, la que quebró la tiranía empresaria en esta batalla.
Javier Milei, José Luis Espert, Libertad Avanza, y toda la ultraderecha (neo)liberal, son rabiosos enemigos del derecho a la organización y a la lucha del pueblo trabajador, por conquistar derechos, dentro de este sistema social.
Y son enemigos declarados del socialismo, un proyecto de sociedad, en ruptura con el capitalismo, basado en la cooperación, la solidaridad y la intervención directa del pueblo trabajador y pobre sobre la economía: para ponerla al servicio de las grandes mayorías y en armonía con el medioambiente.
En suma: la rabia de los "libertarios", no es otra cosa que la rabia contra estas ideas que, si se hacen carne, a través de la movilización revolucionaria de millones, son las que pueden conquistar la total liberación de la humanidad.