Conversamos con Juan Teixeira, periodista y compañero de Pablo González sobre su situación actual después de más de dos meses detenido e incomunicado en Polonia acusado de espionaje en la guerra de Ucrania.
Jueves 12 de mayo de 2022
Pablo González en primer plano y Juan Teixeira
El pasado 28 de febrero agentes de los servicios de seguridad polacos detenían en el hotel donde se alojaba al periodista freelance y cofundador del medio de comunicación Eulixe, Pablo González. Los hechos sucedían en la localidad polaca de Rzeszow, cerca de la frontera con Ucrania, a pocos días de haber empezado la invasión rusa de Ucrania y mientras cubría la llegada de personas refugiadas de la guerra.
Desde aquella madrugada, Pablo lleva más de dos meses encarcelado e incomunicado, acusado de espionaje, sin poder hablar con su familia ni con su abogado.
El Estado español y el gobierno de coalición se han negado a cuestionar lo más mínimo a su aliado polaco, que está cumpliendo un rol clave en el conflicto en Ucrania para la OTAN y la Unión Europea. Una actitud que lo hace cómplice directo de la flagrante vulneración de los derechos procesales de González, además de las libertades de prensa y comunicación.
De toda esta situación hablamos con Juan Teixeira, compañero y amigo de Pablo, y cofundador también de Eulixe.
¿Cuáles son los hechos del 28 de febrero que acabaron con Pablo González detenido?
Yo he estado en muchos lugares con él. Cuando lo detuvieron en Ucrania y en otros sitios. Pero en esta ocasión, en Polonia, el 28, yo no viajé. No se sabe prácticamente nada, porque el gobierno polaco ha remitido simplemente a una nota de prensa en la cual se da bastante poca información.
Lo único que podemos saber es a través de una imagen que publicaron en el momento de la detención, en la que se puede ver un equipo de élite de las fuerzas de inteligencia polacas mientras lo detienen, y nada más.
¿Porqué el gobierno polaco acusa a Pablo de ser un periodista proruso?
El Gobierno polaco no acusa a Pablo de periodista proruso, lo acusa de ser un espía de la inteligencia militar rusa, del GRU, que es muchísimo más grave y está penado con diez años de prisión.
Las razones no las sabemos, pero las intuimos. Las pruebas que han mostrado hasta ahora es que Pablo tenía, en su momento de la detención, dos pasaportes con dos nombres diferente, algo que se ha probado que es totalmente legal y que son sus dos pasaportes a causa de su experiencia vital.
Él vivió hasta los nueve años en Moscú y cuando se separan sus padres, su madre viene en España y aquí le hacen la nacionalidad con el nombre español. Por eso sale un pasaporte como Pavel Rubtsov, que es el nick name que le han puesto como espía en Polonia, pero en realidad es su nombre oficial con pasaporte ruso. Y después es Pablo González en su pasaporte español, que es el nombre que decidió ponerle su madre cuando vuelven a España en 1991.
Pocas más pruebas se han hecho públicas para acusarlo. Que tenía dinero en efectivo, lo cual es un absurdo porque, obviamente, cuando te vas a cubrir un conflicto llevas dinero en efectivo y en diferente moneda por lo que pueda suceder. Y dicen también que tienen evidencias en su móvil. No se sabe absolutamente nada más y está detenido en principio acusado de espía de la inteligencia militar rusa con estas pruebas tan poco consistentes.
¿Cuál es la situación en la que se encuentra Pablo actualmente? ¿Y hacia donde crees que puede ir la situación?
Pablo hace dos meses que se encuentra en prisión provisional, le decretaron tres meses que es el máximo legal en Polonia. El 29 de mayo acabarían los tres meses de margen y no sabemos qué pasará en este momento. Podrían prorrogar otros tres meses, dejarlo en libertad condicional hasta el juicio o podría no ir a juicio. No se sabe nada, hay una falta de información total por parte del gobierno polaco.
Por otro lado, Pablo no ha podido comunicarse con su familia, ni con sus hijos ni con nadie, ni siquiera con su abogado elegido por él en España y ha tenido que coger un abogado polaco finalmente. No ha recibido las cartas que le hemos escrito, y poco más. Lo único que sabemos es a través del cónsul de España en Polonia, que lo ha visitado dos o tres veces, y que asegura que está bien física y psicológicamente, aunque ha perdido más de diez kilos.
¿Cómo está llevando toda esta situación el círculo más íntimo de Pablo?
Cómo os podéis imaginar. Su familia y amigos estamos con un nerviosismo extremo, porque lo que parecía que se iba a solucionar rápido y sin ir más allá, porque pensábamos que cuando investigaran lo dejarían en libertad, se está alargando muchísimo y tememos que se pueda alargar más. Es decir, si el gobierno polaco no reconoce sus errores y se encamina a un juicio sin todas las garantías, obviamente esto puede ir para largo. Tenemos la esperanza que el 29 de mayo se acabe todo, pero no lo sabemos.
¿Consideras que se trata de una vulneración de los Derechos Humanos? ¿Pablo ha podido hablar con su abogado o con alguien de su entorno?
No es que yo considere que ha sido una vulneración de los Derechos humanos, es que lo es. La Carta fundamental de los Derechos Humanos de la ONU y otros organismos internacionales dice claramente que cualquier detenido tiene derecho a comunicarse con su familia y a tener un abogado de su elección. Esto se le ha prohibido a Pablo durante todo este tiempo y, obviamente, creo que aquí no hay ninguna discusión.
Otra cosa es como el gobierno polaco quiere argumentar sus razones, que en algún momento tendrá que comunicarlas. De momento, lo que es obvio es que Pablo lleva dos meses incomunicado y esto es una vulneración de sus derechos más básicos.
¿Cuál crees que está siendo el papel del Gobierno de Pedro Sánchez en el caso de Pablo?
El gobierno se limita a respetar de alguna manera, digamos, la decisión del gobierno polaco, que se respeten las decisiones de la justicia polaca y a decir que apoyan a Pablo como cualquier otro ciudadano español detenido en cualquier parte del mundo, como tantos otros que hay.
A nosotros esto nos parece insuficiente porque no es un caso de un delito como podría ser cualquier otro. Se está acusando de un delito muy grave sin pruebas a un periodista. Creemos que el Gobierno tendría que ser mucho más contundente al exigir en Polonia que cumpla los requisitos básicos del Derecho Internacional y de la Comunidad Europea. No solo es pedir que lo liberen, es pedir que se respeten sus Derechos Humanos, que tenga derecho a un abogado y a comunicarse con él y su familia y que tenga un trato digno.
Todo esto no lo está haciendo el gobierno, que asegura que están haciendo todo lo posible pero que no se puede hacer público, aunque yo, por supuesto, no confío en esto. Simplemente está tratando el tema de una manera muy muy tibia, lavándose las manos y dejando que Polonia haga a su antojo.
¿Hay o ha habido alguna relación entre el servicio de inteligencia español y las autoridades polacas?
En el caso de Pablo no lo podemos saber ni lo podemos demostrar de ninguna forma porque esto se lleva de manera totalmente opaca y no podemos saber nada.
Ahora bien, tal como se han desarrollado los acontecimientos, todo indica que sí hay algún tipo de relación o comunicación entre los servicios de inteligencia ucraniano, español y polaco. Recordamos que a Pablo lo retuvieron en Ucrania, yo estaba con él, estuvo más de cuatro horas siendo interrogado y finalmente lo soltaron sin ningún tipo de acusación formal, únicamente verbal.
Después, cuando vuelve a España, el CNI interroga a su mujer, su madre y a un amigo, informándoos que Pablo podría ser sospechoso de ser un espía ruso. Poco después es cuando viaja a Polonia y lo detienen. Entonces, no lo podemos demostrar, pero la realidad y el desarrollo de los acontecimientos nos hace pensar que sí.
¿Cómo está siendo la cobertura mediática en el caso de Pablo por parte de los medios de comunicación? ¿Cómo crees tú que tendría que ser?
Este tema me hace mucha rabia y es un ejemplo del estado del periodismo hoy en día. En los medios no se ha hablado del caso prácticamente, solo muy por encima en los grandes medios e incluso dejando ver que “algo habrá hecho” o “que podría haber pruebas”. No se está tratando el caso con la seriedad que merece.
Se trata de un periodista español detenido en Polonia, en prisión provisional e incomunicado durante dos meses, y que serán tres ahora, y sin pruebas. Es un ataque directo a la libertad de expresión y de prensa. Y creo que todos los compañeros tendrían que salir en masa a denunciar esta situación, a informar sobre este tema y tendría que transcender mucho más allá del que se está haciendo.
Son los medios más pequeños e independientes los que, digamos, están haciendo más cobertura mediática de este caso. Pero los grandes medios, obviamente, como estamos viendo, están informado poco y mal. Es algo que personalmente me indigna bastante porque, al final, es un compañero al que se está dejando tirado.
¿Ha podido haber contacto con alguna institución o medios de comunicación rusos?
Hasta donde yo sé, ningún medio de comunicación o institución rusa ha hablado de este tema o ha hecho algún tipo de comunicado. Puede ser que haya y yo no lo hubiera visto, pero sigo bastante intensamente el tema y no me consta.
¿Algún mensaje más que quieras dar?
Yo creo que el caso de Pablo tendría que tener muchísima más repercusión pública y creo que el gobierno tendría que implicarse de una manera mucho más directa. Ya no solo porque yo confío plenamente en la inocencia de Pablo y quiero que lo liberen cuanto antes mejor porque es mi amigo y compañero, sino porque también es un ataque directo a la libertad de información y al periodismo independiente. Esto es un mensaje claro para todos aquellos periodistas que se atrevan a contradecir la versión oficial, o a mostrar la realidad más allá de las versiones oficiales. Entonces creo que este caso tendría que tener mucho más movimiento, por Pablo y por un periodismo independiente.
**
Firma aquí la petición para que se respeten los derechos del periodista Pablo González, detenido en Polonia el 28 de febrero