El lunes 8 empezó el juicio contra los policías y funcionarios policiales responsables de la muerte de Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas, durante la represión en la comisaría a una manifestación ante la muerte de Diego Bonefoi, víctima de gatillo fácil. Después de 8 años de la represión en Bariloche, se logró sentar en el banquillo a los responsables. Sus familiares nunca dejaron de luchar para conseguir justicia.
Jueves 18 de octubre de 2018 09:26
En la madrugada del jueves 17 de junio de 2010, el cabo Sergio Colombil mató con su arma reglamentaria a Diego Bonefoi, un chico de tan solo 15 años, disparándole en la cabeza porque salió corriendo. Fue en el barrio 181 Viviendas “Boris Furman”, de la zona del alto de Bariloche. Esto desencadenó la protesta de familiares, amigos y vecinos, que salieron a las calles para que el caso no quede impune. Horas después, el barrio próximo a esa unidad policial fue el escenario de la mayor represión policial, que terminó con la muerte de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco.
Cárdenas recibió un proyectil de plomo cuando estaba acompañando a su esposa a la casa de su cuñada, Carrasco estaba con sus amigos cuando fue alcanzado por cuatro perdigones de plomo. Los dos murieron en el hospital Ramón Carrillo. Ocho largos años después, el Poder Judicial lleva a juicio a los policías imputados, porque familiares de las víctimas y organizaciones sociales nunca dejaron de dar la pelea por el pedido de verdad y justicia.
Solo la pelea constante de los familiares de Sergio y Nicolás logró llevar a la justicia a los responsables. Plantarse ante fiscales y jueces es un paso adelante enorme, teniendo en cuenta la larga lista de resoluciones impunes por parte de jueces y fiscales amigos del entramado de poder y del abuso policial. Ya hay demasiados casos de brutalidad policial en esta provincia, seguidos de la impunidad por parte de la justicia, al amparo de los gobiernos de turno, quienes "defienden" a sus funcionarios de seguridad implicados.
La Impunidad y su relación con la Policía Brava de Río Negro
Desde la restauración de la democracia en nuestro país en 1983, hasta el año pasado el 2017, unas 5462 personas fueron asesinadas por las fuerzas represivas del Estado Argentino (informe publicado por la CORREPI). De este total unas 263 corresponden a la Patagonia y 80 casos corresponden a la provincia de Río Negro. A nivel patagónico, Río Negro es una de las provincias que más casos represivos ha cometido, lo que demuestra que en esta provincia es una política de Estado. Adopte la forma que adopte, la represión por parte del estado tiene como finalidad perpetuar y profundizar la explotación, avalada por todos los gobiernos desde la vuelta de la democracia.
A nivel nacional la UCR con Alfonsín registra 116 casos de muerte por parte del estado, el Peronismo con Menem 710 casos, la Alianza con De la Rúa 482 casos, el Peronismo con Puerta, Rodríguez Saá y Duhalde 269 casos, el Peronismo con Néstor Kirchner 996 casos, el Peronismo con Cristina Kirchner 2164 casos y hoy con la alianza Cambiemos 725 casos (hasta fines del 2017).
La provincia de Rio Negro no escapa a esta regla general de los estados capitalistas y cuenta en este momento con 8500 policías provinciales, desde su fundación en el año 1884 con la creación de los territorios nacionales, luego del genocidio que implico la Conquista del Desierto sobre los pueblos originarios, ha sido una institución vinculada a la represión, al servicio de los terratenientes, a la supuesta democracia y a los grandes agro exportadores. Una institución realmente alejada de los intereses de las mayorías populares que funcionó históricamente como brazo armado del estado.
Los diferentes gobiernos que han pasado por esta provincia han perfeccionado el aparato represivo que gozaron de una impunidad cada vez mayor, no solo en los casos de gatillo fácil, sino en los negocios con la mafia que mantienen dichas fuerzas, como el narcotráfico y la trata de personas. Esta impunidad otorgada por el estado provincial y la justicia de clase ha llevado a la muerte a decenas de jóvenes en los barrios pobres a lo largo y ancho de la provincia, son conocidos los casos de brutalidad policial en manifestaciones, fusilamientos en las calles y golpizas en las comisarías. No se pueden olvidar los casos en los que esta involucrada ésta policía brava, que alguna vez la definieron como “la bonaerense de la Patagonia”:
Estos son solo algunos casos de las decenas en la que está implicada la policía rionegrina. Hundidos en la impunidad y rodeados de conexiones con entramados del poder, la policía de Rio Negro de una u otra forma tiene carta libre por parte de los gobiernos y la justicia para actuar con impunidad.