Jujuy adelanta lo que se viene, por el ajuste que preparan y porque muestra dónde está la fuerza para enfrentarlo. Por un lado los políticos de siempre, sin ninguna grieta, gobernando para los empresarios, profundizando el ajuste, el extractivismo y reprimiendo ferozmente. Por el otro, un pueblo trabajador empieza a mostrar rebeldía frente al poder para defender sus derechos, acompañado por la izquierda del FIT-U que viene de hacer una gran elección en la provincia.
La imagen de Misael Lamas de tan solo 17 años, con un ojo vendado luego de haberlo perdido por la represión de la Policía de Morales, se replicó por miles en las redes sociales. Alejandro Vilca, obrero recolector de residuos y diputado nacional por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, publicó recientemente una famosa frase de Eduardo Galeano que describe la situación que está viviendo Jujuy: “Todos tenemos sangre originaria, algunos en las venas, otros en sus manos”.
Las imágenes de la lucha de Jujuy están en todos lados. Incluso la ONU tuvo que pronunciarse contra la brutal represión que el gobernador radical de Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, desató contra docentes, estatales, comunidades originarias, y la juventud que se hizo presente: estudiantes universitarios, secundarios, jóvenes precarizados. Conmueven las imágenes de filas interminables con antorchas en la mano, desde la Quiaca a San Salvador. Luchan contrala reaccionaria y antidemocrática reforma de la constitución provincial, impulsada por la UCR, avalada y votada por el peronismo, a espaldas de todo el pueblo.
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Como detonante del conflicto cumplió un papel esencial la lucha docente, abriendo el camino a un reclamo extendido, que unió banderas en el grito de “Arriba los salarios, abajo la reforma”. Una huelga muy dura que desafió las amenazas de Morales y la represión. [1]
Esa huelga conquistó el apoyo activo de gran parte de la comunidad; que permitió la emergencia de otras y diversas luchas. Si a alguien le quedaba alguna duda de que las docentes luchando también están enseñando, que mire Jujuy. Los salarios docentes se encontraban entre los más bajos del país. Las comunidades originarias ven cómo destrozan sus territorios desde hace décadas, contaminando el agua y los salares. La precarización en la juventud es del 90%. Estudiar es un privilegio para una minoría. El dilema cotidiano es llegar a fin de mes, pagar el alquiler, ni hablar de que haya tiempo para disfrutar y salir a tomar algo con amigos.
En redes sociales (como vimos en algunas publicaciones de Franja Morada) aparece el comentario: “Es lo que votó la gente”. Para arrancar, siguiendo el padrón electoral, a Morales lo votó cerca del 32%. Pero eso no implicaba darle al gobernador poder para avanzar en el ajuste y la represión. Eso quedó claro pronto. Por eso una docente decía en una movilización: “Morales hijo de ****, yo te vote y nos traicionaste”. Es la dinámica electoral de los partidos burgueses, que hacen campañas llenas de mentiras y demagogia, para luego responder únicamente al llamado de los empresarios.
El litio, codiciado por las multinacionales, es la base del negocio que quiere garantizar Morales con sus derechos “de propiedad” y sus limitaciones a la protesta social. Se trata de negocios para unos pocos y hacia allí orienta su política. Pero una cosa es ganar las elecciones y otra cosa es poder pasar por encima del pueblo. Como decíamos en esta nota, hay una relación de fuerzas que aún no está definida: la clase trabajadora y los sectores populares no están dispuestos a ceder como si nada sus derechos. Ante mayores ataques, lo único que puede esperarse es más respuesta, más lucha de clases. Eso se expresó y se sigue expresando, de manera concentrada, en Jujuy.
Aunque algunos se esfuerzan en que las demandas de los pueblos originarios, los trabajadores, la juventud, las mujeres y el ambientalismo vayan por separado, vimos a las comunidades en los cortes de ruta de Purmamarca, con trabajadores y estudiantes de la salud que organizaban postas sanitarias para atender a manifestantes heridos; mineros que llegaban marchando y cantando a las plazas desde sus lugares de trabajo y eran aplaudidos; universidades que se abrían para recibir a las comunidades originarias y docentes, aportando a forjar la importantísima unidad obrero-estudiantil, clave al momento de reaccionar ante la represión.
Un espacio de organización de la juventud
Como en distintos procesos de lucha, al calor de la movilización van surgiendo experiencias y formas de organización que vale la pena destacar para comprender la profundidad del fenómeno. En el mismo momento en que empezaban a sesionar las comisiones de la Convención Constituyente (órgano donde se trató la reforma de la constitución) empezó a surgir el Comité de estudiantes y docentes contra la reforma. Desde la juventud del PTS fuimos parte de él desde el primer día.
Allí intentamos retomar las mejores tradiciones del activismo estudiantil, realizando clases públicas, asambleas, colectas solidarias, veladas artísticas, cines debate, y decidiendo abrir la universidad para recibir en la Facultad de Humanidades de la UNJU a las docentes y comunidades que llegaban del interior, para albergarlas y poder ofrecerles un plato de comida caliente.
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La solidaridad y la importancia de mantener espacios democráticos permitieron conquistar la unidad, y que este comité sea abierto a estudiantes y trabajadores que buscaban un espacio donde organizarse para salir a pelear contra la reforma. Se trató de un espacio donde se decidió todo en asambleas, y que se propuso intervenir de manera activa en los momentos decisivos.
En la Universidad Nacional de Jujuy, el peronismo se atornilló en las oficinas de los centros de estudiantes desde el 2019, sin llamar a nuevas elecciones con una infinidad de excusas y la complicidad de la Franja Morada y todo el régimen universitario. Es lógico que ninguna de estas agrupaciones hiciera absolutamente nada para impulsar la organización del estudiantado y su coordinación con otros sectores. Su rol es justamente el contrario: facilitarle a los poderosos pasar los ataques. La necesidad de la coordinación fue otra discusión, esta vez con la CEPA, agrupación estudiantil del PCR, partido que integra el Frente de Todos. Si bien fueron parte impulsora de este Comité, la experiencia en común dejó abierto un debate sobre cuál debe ser el rol del movimiento estudiantil ante conflictos de trabajadores y de las comunidades originarias. Hay una relación entre la solidaridad más elemental que pusimos en pie en la facultad recibiendo a los docentes y apoyando sus marchas, o llevando el apoyo a las comunidades que resisten en Purmamarca, e ir un paso más allá, desarrollando de esa manera una unidad en la acción donde el movimiento estudiantil este a la cabeza. Codo a codo en los cortes junto a los sectores en lucha y más aún cuando se trata de enfrentar la represión policial. Está última perspectiva es la que impulsamos desde la juventud del PTS en el FITU y su desarrollo exige contar con instancias democraticas de coordinación porque se trata de planificar las medidas a tomar entre estudiantes, docentes, trabajadores y comunidades originarias frente al mismo enemigo. El contrapunto con la Cepa surge porque no ven la necesidad de una coordinación de este tipo. Es por eso que se no alentaron a que el Comité fuera un espacio de coordinación, llegando al extremo de oponerse a que los estudiantes vayan a apoyar los cortes de ruta que enfrentaban la represión, para después romperlo, e impulsar una “asamblea autoconvocada” solo de estudiantes, sin docentes ni comunidades originarias. Este debate es muy importante dado que en el fondo de lo que se trata es de tener una estrategia para vencer y no solo para resistir.
Por eso seguimos impulsando el Comité. Nos proponemos que sea un espacio de organización y coordinación, una verdadera institución de los estudiantes y docentes que quieren discutir democráticamente, junto a las comunidades originarias y todo el pueblo trabajador, como derrotar a la UCR y el PJ, como tirar la reforma. La conclusión es clara, somos más fuertes cuando nos unimos. Se necesita un espacio para que podamos sumar más sectores a la lucha, volvernos más fuertes, debatir desde abajo, y coordinar. Así hicimos retroceder a los poderosos, y así podemos ganar.
Mientras en Jujuy impulsamos esta política, en el resto de las universidades del país dimos una pelea contra la Franja Morada (la misma que viene de eliminar las elecciones anuales en la UBA) que denunció la “violencia” en general (reavivando su teoría de los “dos demonios”), y contra el peronismo que no quiso mover un dedo para que las facultades se movilicen. Con campañas de fotos, firmas de docentes e intelectuales, apoyo de artistas como Dillom, y pasando por cada curso para denunciar la represión, buscamos que el movimiento estudiantil se movilice a favor del triunfo del pueblo jujeño. Por eso tal vez la Franja Morada se sintió tan incómoda y empezó a mostrar su verdadera cara, justificando la represión, arrancando carteles y haciendo apretadas en los pasillos, todo para silenciar la campaña.
Explota la bronca
En el marco de semanas de huelga indefinida docente, con gran apoyo popular y movilizaciones, el sábado 17 de junio empezaron los cortes en Purmamarca, en el cruce de la ruta 9 y 52, una de las rutas importantes para la producción de litio pero, además, un importante punto para el turismo. Fue una de las primeras acciones de este tipo. También la primera represión brutal. Hubo decenas de detenidos y heridos, de pueblos originarios, trabajadores y estudiantes, entre ellos, Nati Morales, legisladora electa del FIT, y Lucho Aguilar, periodista de la Izquierda Diario.
Fue la prueba de fuego del Comité. Ir a apoyar el corte fue una propuesta de la Juventud del PTS. “Hay que poner el cuerpo, no podemos dejar a las comunidades peleando solas en las rutas”. Y así salieron dos trafics y autos con estudiantes, docentes, trabajadoras de la salud y artistas rumbo a Purmamarca. Cientos llegaron durante el día con comida, medicamentos, y abrigo, para que el corte no se levante por hambre ni por frío. Armaron su columna junto a las comunidades que estaban desde la madrugada. Las trabajadoras de la salud montaron una Posta Sanitaria que fue vital para asistir a los heridos en la represión. "Nunca estuve en un enfrentamiento así. Al principio tuve miedo porque el ruido de las balas que hacía eco en los cerros, aturdía. Miré a mis compañeros y encontré la seguridad que sentí que en ese momento me faltaba. Resistimos de la manera más organizada posible junto a las comunidades, que después no dejaban de agradecernos por estar ahí" decía una estudiante de la UNJu después de la represión. La CEPA, que le molestan estas conmovedoras escenas de coordinación, rompió la bandera del Comité cuando los estudiantes viajaban hacia el corte. Esto no impidió que llegara el apoyo para enfrentar la represión y sostener el corte.
El corte en San Salvador fue impulsado por estudiantes del Comité que realizaron una asamblea junto a cientos de docentes, trabajadores ocupados y desocupados, que se encontraban realizando una permanencia en el acceso sur de la capital. "No podemos quedarnos al lado de la ruta mientras a nuestros compañeros estudiantes, docentes y a las comunidades los reprimen por defender sus tierras y nuestro derecho a la protesta. Si ellos no tienen miedo nosotros tampoco podemos tenerlo". Minutos después, se veían manos alzadas votando a favor de desplazarse hacia la ruta. Contra toda idea que la juventud se vuelve de derecha, el día de la represión, estudiantes que se podrían haber quedado en sus casas decidieron ir a enfrentar la represión y apoyar a las comunidades. Incluso, a uno de los estudiantes de Historia, que fué con el Comité, le impactó una bala en el ojo por volver a la primera línea, a ayudar a mujeres que no podían levantarse por las balas en sus piernas.
En muchos puntos del país, al enterarnos lo que estaba pasando, desde la izquierda junto a organizaciones políticas, de derechos humanos, movimientos sociales, agrupaciones estudiantiles y sindicales, impulsamos cortes para exigir la libertad de los detenidos, y desde el encuentro Memoria Verdad y Justicia se convocó una movilización en Ciudad de Buenos Aires para el martes.
Mientras tanto, Morales sacaba un spot de campaña que decía: "Con un solo artículo terminé con los cortes de ruta en la provincia". La respuesta popular fueron más de 15 cortes, manteniendo muchos en las rutas centrales. Ya antes de estas acciones en las rutas, el gobernador se había visto obligado a retirar algunos de los artículos más repudiados de la reforma, como la eliminación de las elecciones de medio término, y la escandalosa resolución de que quien ganaba se llevaba la mayoría legislativa. Sin embargo, el lunes 19, tras la masiva resistencia en los cortes, debió intentar una maniobra, presentando otra modificación en los artículos como una concesión. No lo era y los pueblos originarios así lo entendieron. Por eso la lucha siguió. En ese momento, haciendo crecer la lucha, los mineros se sumaron a la pelea, las comunidades mantuvieron los cortes y la docencia continuó su paro. Querían que se retrocediera con el conjunto de la reforma.
El martes 20 la legislatura jujeña amaneció con una importante manifestación en rechazo a la maniobra. La reacción popular se hizo escuchar. La respuesta del Gobierno fue una represión feroz: 70 detenidos, más de 180 heridos. Recién en ese momento la CGT Jujuy llamó a un paro por 48 horas. Como decíamos en esta nota, “La CGT Jujuy está alineada con el peronismo provincial. El mismo que le dio el apoyo y los votos a Gerardo Morales para aprobar una reforma constitucional que es rechazada en toda la provincia. Tal vez por eso la central sindical viene estando al margen de cualquier pelea seria contra esta constituyente trucha”. A nivel provincial y nacional, desde la izquierda no paramos de exigirle a la CGT y la CTA un plan de lucha hasta que caiga la reforma. A nivel de todo el país, la primera no pasó de las palabras, la segunda se movilizó recién el miércoles, sin convocar a paro. Ninguna apareció en la marcha del martes en Ciudad de Buenos Aires, que fue masiva.
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Pero más allá de las burocracias sindicales y estudiantiles funcionales a los gobiernos de turno, en las calles nadie estaba al margen. "Tengo 14 años, le dije a mi mamá que salía a comprar alimentos para mis perros, pero en realidad quería una excusa para sumarme a la marcha y enfrentar la represión. Tengo mucho odio, estoy cansado de vivir así y que todo sea más difícil. Ví las noticias y supe que tenía que salir a las calles", contaba un estudiante secundario, mientras le gritaba a la policía "miren, miren, traje comida para los perros de Morales" con una bolsa de comida para perros en la mano, y en la otra una chapa para defenderse de las balas. Explosiones de bronca como esta pueden contarse por miles.
Las imágenes dieron la vuelta por todo el país, y abrieron un debate nacional. Se pronunciaron los referentes de la derecha y el peronismo. Unos para tildar a los manifestantes de “violentos”, inventar fake news, y hacer gala del macartismo típico de quienes tienen miedo cuando ven a los trabajadores levantar la cabeza, como José Luis Espert (recientemente incorporado a Juntos por el Cambio) que directamente pidió quese expulse a Nico del Caño y Myriam Bregman del Congreso. El peronismo, por su parte, salió a hablar para denunciar demagógicamente la represión, tras varios días de silencio, y ocultando que fue parte de impulsar y votar la repudiada reforma.
Jujuy, un laboratorio en dos sentidos
Como decía Fernando Rosso en está editorial, puede decirse que Jujuy es un laboratorio en dos sentidos. Por un lado, para los de arriba, un laboratorio del ajuste y la represión. Es una de las provincias donde más se probaron estos planes, actualmente con la reforma, y con hitos de autoritarismo, uno de cuyos ejemplos fue la detención de Milagro Sala en 2016. Gerardo Morales, el ahora precandidato a vicepresidente en la fórmula presidencial encabezada por Horacio Rodriguez Larreta, es gobernador desde el 2015, cuando le ganó al peronismo. Pero en ese entonces, la provincia ya encabezaba los rankings de peores condiciones de vida. Natalia Morales, electa diputada por el Frente de Izquierda en 2015, decía esto cuando ganó Morales: “Otros se inclinaron por un cambio, ya que los bajos salarios, el empleo precario, y las organizaciones clientelares imperantes en la provincia, no son consideradas conquistas”. Las promesas incumplidas por ambas fuerzas es lo que hace estallar la bronca.
Los planes de ajuste, sin embargo, no son exclusivos de la derecha. Al lado de Jujuy, en Salta, está Sáenz, gobernador amigo de Massa, candidato a presidente del FdT, rebautizado como Unidos por la Patria. Ahí es el peronismo el que reprimió a docentes que luchaban por sus salarios, dejando un saldo de más de 20 detenidos, e intentó prohibir la protesta. Por no hablar del ajuste a lo largo y ancho del país.
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Lo que los une a todos en este lío es el consenso sobre “el país del FMI”. Ni uno ni otro cuestionan que el Fondo sea el que decida nuestros destinos. Ninguno cuestiona el modelo extractivista y saqueador al que nos están sometiendo. Y saben perfectamente que ese modelo no pasa sin represión. Por eso siguen atentos a lo que pasa en Jujuy y atacan a la izquierda, porque gobierne quien gobierne ven en este conflicto un espejo de lo que vendrá. Están buscando la manera de quebrar la relación de fuerzas al servicio del gran capital y de los poderosos, pero no la encuentran. Por eso Jujuy también es un laboratorio en otro sentido…
Un laboratorio para los de abajo
El levantamiento jujeño muestra la voluntad de pelear de la clase trabajadora y los sectores populares. Mientras algunos se venían lamentando de que “la rebeldía es de derecha” (mientras se comían sapo tras sapo derechista en el cierre de listas), la realidad puso en un costado los papers y las encuestas.(En la última semana no hubo una sola noticia de Javier Milei).
Es que aunque algunos lo quieran ocultar, hubo un dato que fue destacado por todo el periodismo más o menos serio. En las elecciones de 2021 y 2023, en Jujuy el Frente de Izquierda viene de hacer elecciones históricas. "Alejandro Vilca, el diputado nacional del PTS que encabezó la lista como candidato a gobernador, alcanzó el 12,8 % de los votos y se ubicó como tercera fuerza. En la capital jujeña pisó más fuerte aún, con el 18 % de los votos, quedando cómodamente –por cuarta vez consecutiva– como segunda fuerza política. El crecimiento electoral del FITU es exponencial, un 300 %, siendo que en las ejecutivas de 2019 había logrado 12.630 votos y en esta última elección llegó a 50.500 votos". Y esto no es casualidad, de hecho, es parte de la relación de fuerzas. Incluso Carlos Pagni en la Nación (a quien nadie podría acusar de “trosko”), lo destacaba como un elemento para entender por qué explotaba Jujuy.
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Hay una frase que no para de repetirse entre la clase trabajadora y los sectores populares. "Vilca es uno de los nuestros". Luego de años de política tradicional, de peronistas y radicales que nada tienen que ver con el pueblo, y que no paran de beneficiar a los empresarios, que un obrero de la recolección de basura y coya haga política defendiendo que hay que invertir las prioridades, se ganó la simpatía y el apoyo de decenas de miles, hartos con lo mismo de siempre. Toda la campaña de la izquierda estuvo centrada en denunciar la reforma reaccionaria de peronistas y radicales, y que solo hay salida para los de abajo organizándose y luchando en las calles.
Esta influencia se puso en movimiento en la pelea actual. En la convención constituyente, el FIT conquistó 6 legisladores. Los compañeros del PTS, como Ale Vilca, pero también Natalia Morales, Gastón Remy, o Keila Zequeiros, utilizaron sus bancas en ese nido de ratas donde se cocinaba el ataque, para denunciar lo que estaba pasando. Cuando la UCR y el PJ quisieron discutir a puertas cerradas, los constituyentes del FIT exigieron que se transmitiera el "debate", para defender el derecho del pueblo a conocer lo que estaba pasando. Intentaron censurar a Gastón cuando transmitió una sesión desde su celular, pero gracias a la pelea que dimos, pudo hacerlo. Cuando se disponían a votar la reforma y se agotaron las posibilidades de aprovechar las bancas para la difusión y el llamado a la lucha, nuestros constituyentes renunciaron para estar en las calles.
Además, vale destacar que desde la izquierda, en todo el país, junto con organismos de derechos humanos y sindicatos combativos estuvimos en la primera fila movilizando desde el mismo sábado en la noche, el martes y el miércoles contra la represión y en apoyo al pueblo jujeño. Desde La Patagonia hasta la Quiaca se realizaron decenas de movilizaciones, cortes y pronunciamientos para visibilizar lo que estaba pasando y pedir por la libertad de los detenidos. Por su parte, nuestros compañeros Myriam Bregman y Nicolás de Caño, así como otros referentes del PTS, viajaron a Jujuy, denunciaron nacionalmente la represión en todos los medios a su alcance. En particular, Nico sufrió esa represión. Él estaba presente en la provincia el martes 20 cuando se dio la misma.
El PTS, en cada lugar de trabajo y estudio, en cada barrio y rincón de la provincia donde actúa nuestra militancia, viene planteando la necesidad de poner de pie una Asamblea Provincial de trabajadores y comunidades originarias, junto a movimientos sociales, sectores de los y las estudiantes , para avanzar en la coordinación de los distintos sectores, y discutir democráticamente, en común, consensuando y coordinando desde abajo, como profundizar la lucha, para enfrentar tirar abajo la reforma. Una organización así sería una poderosa herramienta para imponer a los sindicatos y centros que rompan la pasividad pelear por un paro activo en la provincia, y un plan de lucha a nivel nacional.
Esta sinergia entre la influencia conquistada en la elección y la intervención en la lucha de clases es la apuesta que desde el PTS estamos haciendo para enfrentar lo que se viene. Los tiempos que vienen son de ajuste, gobierne quien gobierne. Por eso es necesario aprovechar cada oportunidad, e intervenir en cada lucha que tenemos para impulsar con todo la organización desde abajo, la coordinación y la actividad de todo el pueblo trabajador para poner en pie una poderosa fuerza social y política que se prepare para enfrentarlo en todo el país.
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