El viernes se dictaron las sentencias por el asesinato de Emmanuel Balbo, hincha de Belgrano que murió en el marco de un clásico frente a Talleres en abril de 2017. El periodista Javier Szlifman analiza el fallo y aporta una mirada sobre la problemática de la violencia en el ámbito del fútbol.
Javier Szlifman @JavierSzlifman
Lunes 11 de marzo de 2019 00:00
Marcha por justicia para Emmanuel Balbo, en el inicio del juicio por su asesinato. (Del sitio Cba24n)
La trágica historia de Emmanuel Balbo tuvo el pasado viernes un nuevo capítulo que quizás ayude a mitigar el dolor. El hincha de Belgrano asesinado por sus compañeros de tribuna el 15 de abril de 2017 podrá descansar en paz luego de que los autores del hecho recibieran su condena en la justicia, situación poco frecuentemente para los incidentes que suceden a diario en el fútbol argentino.
La Cámara 12ª del Crimen de Córdoba dio por probado que se trató de un asesinato y condenó a Oscar “Sapito” Gómez a 15 años de prisión efectiva por homicidio agravado e instigador del hecho. Además, otros cinco hinchas que agredieron a Balbo en la tribuna fueron condenados como coautores del homicidio, con penas de 7 a 11 años de prisión. El restante acusado, Hugo Acevedo, recibió la pena de dos años de prisión condicional, por robar las zapatillas de Balbo cuando agonizaba en el piso.
Balbo murió en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba, en el entretiempo de un partido entre Belgrano y Talleres por la Superliga. Fanático del equipo celeste, Emanuel reconoció en la tribuna de su equipo a Oscar “Sapito” Gómez, quien había causado la muerte de su hermano Agustín poco tiempo antes en una picada de autos. Al sentirse señalado, Gómez acusó a Balbo de ser hincha de Talleres, lo que provocó un ataque del resto de los hinchas. Al intentar escapar de los golpes, Emanuel cayó por la boca de acceso a la tribuna. El golpe le provocó daños irreversibles y falleció 48 horas después.
La muerte de Balbo cobró especial trascendencia porque se dio a la vista de las cámaras de televisión y de los hinchas. Y permitió observar ciertos caracteres de las prácticas violentas en el fútbol argentino.
Los hechos muestran que los incidentes en el ámbito del fútbol argentino no son irracionales o ilógicos, producto de animales, bestias o salvajes, como frecuentemente se señala desde los medios de comunicación. Existen lógicas muy concretas, según las cuales las prácticas violentas en el contexto del fútbol están permitidas y son consideradas legítimas. Por ejemplo, cuando aparece en la propia tribuna un hincha de otro equipo. Muchos fanáticos creen que es posible y legítimo golpearlo incluso hasta causarle la muerte.
La cultura futbolística argentina sostiene que para el triunfo propio no alcanza el resultado deportivo sino que es necesaria la degradación del rival para dar forma la propia identidad. Los hechos ocurridos antes de la final entre River y Boca por la Copa Libertadores son otra muestra de ello.
Además, los asesinos de Balbo no eran barras bravas, ubicados en el momento del hecho en otra tribuna del estadio, lo que pone en juego una vez más cómo los hinchas comunes muchas veces participan en hechos violentos y/o generan las condiciones para el accionar y la legitimación de las barras, saludando su ingreso a los estadios o celebrando su bravura.
Una investigación de la ONG “Salvemos al Fútbol” sobre los hechos de violencia en el fútbol argentino de los últimos 10 años muestra que en más del 40% de los incidentes no tuvieron participación las barras bravas. Los actores centrales fueron hinchas comunes, jugadores y policías. Sin embargo, no solo los discursos de los medios cargan las culpas frecuentemente sobre estos actores, sino que sobre las barras bravas se estructuran buena parte de las políticas estatales de seguridad deportiva de las últimas décadas.
Antes de la sentencia, Raúl, padre de Emanuel, se quebró ante el tribunal. Su madre Alejandra, vistiendo una camiseta de Belgrano, insultó a “Sapito” Gómez. Finalmente, tomó una caja con un par de zapatillas que intentó entregar a Acevedo, quien le había robado las suyas a Balbo cuando estaba inconsciente luego de caer de la tribuna.
Homenaje Emanuel Balbo. Un Hincha que espera justicia. from Ayelén Koopmann on Vimeo.
Un video que circula en la web hecho por la propia familia antes del juicio muestra distintas fotos de Emanuel Balbo, desde pequeño, en el jardín y la escuela, con su familia, hasta la última imagen con la camiseta de Belgrano. En una de las fotos, “Keko”, como lo llamaban, aparece junto a su hermano Agustín, también muerto a manos del “Sapito” Gómez. Se los ve abrazados, sonriendo. “Emanuel era un adolescente que le gustaba la fiesta, salir, bailar”, dice Alejandra. El video se titula: “Homenaje Emanuel Balbo. Un Hincha que espera justicia”. Entre tanto dolor, al menos algún día la justicia llegó.
Así fueron las condenas del tribunal:
Oscar “Sapito” Gómez: 15 años de prisión como instigador del homicidio agravado por la ley de espectáculos públicos.
Matías Ezequiel Oliva: 10 años como coautor de homicidio agravado por la ley de espectáculos deportivos.
Martín Darío Vergara: 11 años como coautor de homicidio agravado por la ley de espectáculos deportivos.
Pablo Javier Robledo:7 años como coautor de homicidio agravado por la ley de espectáculos deportivos.
Yamil Nahuel Salas:: 7 años como cómplice de homicidio agravado por la ley de espectáculos deportivos.
Hugo Acevedo: 2 años de prisión condicional por hurto calamitoso, al robar las zapatillas cuando Balbo agonizaba.
Cristian David Oliva (padre de Matías) fue absuelto.