El feminicidio de Judith ha conmocionado a la opinión pública de Tacna y del país. Los gobernantes insisten en que se denuncien las desapariciones o la violencia de género, sin embargo, cuando los familiares de la victimas lo hacen, se encuentran con instituciones que reproducen lógicas machistas y patriarcales muy arraigadas en esta sociedad de clases. Las reformas judiciales no cambiaron la real funcionalidad del Poder Judicial.
Martes 16 de febrero de 2021
Tras 73 días de búsqueda, el cuerpo de Judith Machaca fue encontrado en un pozo de 80 metros de profundidad en el distrito de La Yarada - Los Palos en Tacna. También se encontró otro cuerpo, que según las investigaciones forenses sería de una mujer joven y tendría una antigüedad de uno a dos meses en relación al cuerpo de Judith. Mientras tanto, el principal sospechoso de estas muertes, el policía Santiago Paco Mamani, se encuentra como no habido después que un juez rechazó el pedido de prisión preventiva y la institución policial lo encubrió.
Estos hechos de violencia machista han conmocionado a la opinión pública de Tacna y del país, sobre todo por la crueldad con la que actuó el presunto feminicida y por la forma como la Policía Nacional, el Poder Judicial o la Fiscalía, han intervenido reproduciendo en todo momento lógicas machistas y encubridoras que terminaron favoreciendo a agresores como el policía Santiago Paco Mamani.
En ese entender, los organismos estatales solo instan a las mujeres agredidas a que denuncien en las comisarías y en los CEM (Centro de Emergencia Mujer). La familia de Judith denunció su caso y se encontró con burlas y comentarios por parte de los efectivos policiales que señalaban a Judith como responsable de su propia desaparición: “seguro se fue a algún lado con su novio y ya regresará”, era la respuesta cotidiana que recibieron en la comisaría y en las redes sociales donde policías hombres y mujeres manifestaban estos "argumentos".
Este accionar lo que refleja es una lógica machista y patriarcal muy arraigada en las fuerzas policiales, la cual se construye a lo largo de su formación y ejercicio de funciones porque lo que representan las fuerza policiales y militares es el prototipo de masculinidad violenta. Estas practicas no las vamos a cambiar con reforma policial o talleres de enfoque de género ya que, el aparato policial esta hecho para reprimir las manifestaciones y defender los interés de los gobiernos de turno y del estado en su conjunto.
Se ha hecho muy recurrente que los policías hagan muy poco o nada por la búsqueda efectiva de las mujeres reportadas como desaparecidas, lo cual lleva a que en muchos casos sean los familiares los que tengan que hacer gran parte del trabajo, hasta incluso entregarles indicios a los policías para que estos puedan realizar las investigaciones.
No es la primera vez que se tiene conocimiento de policías agresores de mujeres, sin embargo, muchos de ellos, como Santiago Paco Mamani, terminan libres y eso se da porque en la institución policial reina el encubrimiento. Por eso hoy nos preguntamos ¿Por qué cuando detuvieron a Santiago Paco no se convocó a la prensa para tener fotos actuales de él (cómo se hace en otros casos)? ¿Por qué no le pusieron marrocas como sucede habitualmente cuando los implicados son civiles? Y cuando fue puesto en libertad ¿Por qué no lo mantuvieron vigilado para evitar que se diera a la fuga? ¿Por qué jamás corroboraron la veracidad de los datos que dio, como dirección domiciliaria y número de celular? ¿Por qué hasta ahora no ha sido dado de baja? ¿Por qué los procedimientos administrativos internos siempre terminan protegiendo a los agresores?.
El fallo del Juez Yuri Maquera que dejó en libertad a Paco Mamani muestra también que para el Poder Judicial la vida y la integridad de las mujeres vale muy poco y que la justicia está al servicio de quien pueda pagarla. Fallos judiciales como los de Yuri Maquera son cotidianos en el país, porque el Poder Judicial reproduce las lógicas machistas y patriarcales naturalizadas en esta sociedad, así como la corrupción del conjunto de la institucionalidad pública.
El 10 de febrero en su página oficial de facebook la Fiscalía de Tacna hizo una publicación relacionada con el caso de Judith Machaca, al cual definió como “un presunto delito de homicidio” y no como un feminicidio. Esto no es un desliz individual del fiscal ni un error en la redacción, sino más bien refleja también la lógica machista y patriarcal profundamente estructurada en el Ministerio Público, lo cual les impide a los fiscales poder diferenciar entre un homicidio y un feminicidio. Esto no es poca cosa, si consideramos que el feminicidio ya es contemplado como delito en el Perú y que existe una serie de reformas judiciales orientadas, supuestamente, a sancionar este tipo de crímenes contra las mujeres.
Por eso, nosotras desde Pan y Rosas decimos que el estado es responsable porque instancias como la policía, el Poder Judicial y el Ministerio Público reproducen una lógica machista y patriarcal que impide que las demandas del conjunto de las mujeres agredidas y violentadas, así como los intereses de las mujeres trabajadoras, las estudiantes, las jóvenes que día enfrentamos la violencia machista y la precariedad laboral, puedan ser tomadas en cuenta.
La tenacidad y valentía de los padres y familiares de Judith, a las cuales se sumaron las movilizaciones, plantones, vigilias y las protestas en redes sociales promovidas por organizaciones de mujeres y por el pueblo en general, fueron las que hicieron que las investigaciones no se detengan y que se encuentre el cuerpo de Judith. Eso pone en evidencia, una vez más, la importancia de la auto organización y de la lucha en la búsqueda de la justicia. La lucha en las calles por defender nuestro derecho a no ser agredidas, a no ser asesinadas, a no ser violentadas, es el mejor camino para enfrentar al patriarcado y al machismo, no las "mesas de diálogo" o de "negociación" como plantean algunos sectores.
A esa lucha y autoorganización, nosotras desde Pan y Rosas, incorporamos nuestro planteamiento por un plan de emergencia que, entre otras cosas, incluya: casas refugios debidamente implementadas y un plan de vivienda en todas las regiones, provincias y distritos del país, para que las mujeres que viven situaciones de violencia tengan un lugar donde ir; acceso de manera gratuita e inmediata al asesoramiento y la intervención de equipos interdisciplinarios especializados que brinden apoyo y asistencia a las mujeres y sus hijos que sufren violencia. Así mismo, un salario mensual no menor al valor de la canasta básica familiar para todas aquellas mujeres que no cuentan con empleo remunerado o con un ingreso económico regular.
Los recursos para implementar estas medidas los podemos obtener sólo si se aplica un impuesto progresivo a la riqueza y a los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Solo de esa manera se podrá incrementar el presupuesto público destinado para combatir la violencia machista.
Por eso y para seguir luchando en defensa de nuestros derechos, hacemos un llamado a las mujeres a organizarse hacia el 8M con Pan y Rosas en sus centros de trabajo, de estudio y en nuestros barrios, de manera independiente del estado, los empresarios y los partidos al servicio del régimen.