La compañera de fórmula de Joe Biden es presentada como una feminista progresista. Ella misma se autodenominaba "la mejor policía", cuando detentaba el record en cantidad de encarcelamientos como fiscal de California.
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Andrea D’Atri @andreadatri | Diputada porteña PTS/FIT
Miércoles 4 de noviembre de 2020 18:39
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La prensa habla de la candidata a vicepresidenta por el Partido Demócrata, Kamala Harris, como de una feminista, una política progresista que ha sabido abrirse paso en un sistema racista y misógino. Hablan de la "Obama femenina" -olvidando que el expresidente bombardeó Afganistán y ganó el record de deportaciones de migrantes-.
Sin embargo, pocos recuerdan que la actual candidata tiene un frondoso historial como fiscal de California, bajo cuya gestión las cárceles se poblaron de trabajadores, mientras recibía las críticas de organizaciones de personas abusadas por sacerdotes a quienes dejó en libertad.
La mano dura de Kamala
Con una mano, Kamala Harris apoyó el Medicare para todos y fortaleció las políticas que garantizan el derecho al aborto. Pero con la otra, fue una rabiosa defensora de los aumentos de penas que afectan especialmente a los sectores pobres y marginales, pero nunca va contra la corrupción de los grandes banqueros o empresarios.
Las familias pobres afroamericanas la recuerdan por impulsar el encarcelamiento de los padres y madres cuyos niños faltaran a la escuela. También por presionar para que no se flexibilicen los requisitos necesarios para la libertad condicional, porque eso reducía la oferta de trabajo semiesclavo que ofrecen las prisiones.
Endureció las leyes sobre drogas que recayó, obviamente, sobre los responsables de pequeños delitos pero no sobre los grandes narcotraficantes, impidiendo que muchos de estos jóvenes pudieran acceder al sistema de rehabilitación que existe en EE.UU. y se sumaran a una población carcelaria ya de por sí exhorbitante.
Al servicio de edulcorar la racista democracia imperialista
Kamala Harris persiguió a las personas que mendigan en las calles, hacen graffitis o acampan en el espacio público porque no tienen techo. Ella misma se definía como "la mejor policía" de San Francisco y California. Por algo, en California, se la considera una verdadera líder del encarcelamiento masivo.
Hasta el expresidente del sindicato policial de San Francisco la elogiaba diciendo que era "despiadada".
En un mundo racista y sexista como es el de la policía (y especialmente la norteamericana), seguramente Kamala tuvo que hacer su carrera a fuerza de codazos y determinación. Eso es lo que reivindican las publicaciones que hablan de Harris como si fuera una progresista feminista que logró romper el techo de cristal. ¿Acaso su voluntad personal para triunfar en su profesión al servicio de la represión de los pobres y la indulgencia con los poderosos, beneficiará a las mujeres norteamericanas?
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Que sea hija de una mujer india tamil y un hombre jamaiquino, que sea mujer, no son condiciones que, por sí mismas, auguren mejorías para inmigrantes, minorías raciales o las mujeres trabajadoras y pobres norteamericanas. Quizás sea necesario volver a recordar el blooper que cometió cuando aceptó integrar la fórmula con Joe Biden. En su discurso dijo, refiriéndose a Donald Trump, "Reconozco un depredador cuando lo veo."
Parece que no le funcionó su instinto con su compañero de fórmula, acusado por abuso sexual por una ex colaboradora y sobre el que pesan varios escándalos de acoso que, un poderoso aparato de prensa, hizo todo lo posible por silenciar durante esta campaña.
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Andrea D’Atri
Diputada porteña del PTS/Frente de Izquierda. Nació en Buenos Aires. Se especializó en Estudios de la Mujer, dedicándose a la docencia, la investigación y la comunicación. Es dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Con una reconocida militancia en el movimiento de mujeres, en 2003 fundó la agrupación Pan y Rosas de Argentina, que también tiene presencia en Chile, Brasil, México, Bolivia, Uruguay, Perú, Costa Rica, Venezuela, EE.UU., Estado Español, Francia, Alemania e Italia. Ha dictado conferencias y seminarios en América Latina y Europa. Es autora de Pan y Rosas. (…)